Quien está cerca de esta realidad lo afirma a pies juntillos. Son pocos los que salen en libertad y se integran a la sociedad. Cuenta un buen amigo que el que entra bien sale mal y el que entra mal sale peor. Esta es la realidad a la que las personas "normales" ni siquiera queremos acercarnos. La sociedad está más tranquila y duerme mejor sin cárceles, ni drogadictos ni personas socialmente "anormales".
La cárcel no rehabilita pero no hay alternativa que tranquilice más que saber que "los malos" están controlados. Somos así de hipócritas. Somos como alguna vez digo: humanos.

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