El filósofo británico Bertrand Russell
El argumento de "la carga de la prueba" es muy útil cuando de lo que se trata es de enfrentarse a un religioso que te dice, con tono superior:-"¿Así que crees que Dios no existe? Muy bien... ¡Demuéstramelo!"
En casos como este, se puede utilizar el elemento lógico de la carga de la prueba como una manera de reducir tal petición al absurdo.
"En el tema de la existencia de Dios, se presenta la carga de la prueba, la cual corresponde a quienes la afirman; ya que la exigencia contraria (pedir probar la inexistencia de dios), sería una imposibilidad lógica. Querer o pedir que se demuestre la inexistencia de Dios tiene tan poco sentido como pedir que se pruebe la inexistencia de cualquier otra cosa. La inexistencia, sin más, no se puede probar; por lo que decir que no existen pruebas de su inexistencia, no sería prueba de su existencia."(wikipedia)
Para ilustrar este argumento, se puede utilizar la famosa analogía de la "tetera cósmica" de Bertrand Russell, en la que el filósofo opina que la carga de la prueba ha de recaer en el teísta más que en el ateo:
"Si sugiriera que entre la Tierra y Marte hay una tetera girando alrededor del Sol en una órbita elíptica, nadie sería capaz de desprobar mi afirmación si tuviera el cuidado de agregar que la tetera es demasiado pequeña para ser vista incluso por nuestros más potentes telescopios. Pero si también dijera que, dado que mi afirmación no puede ser desprobada, el dudarla es una presunción intolerable por parte de la razón, la gente tendría motivo suficiente para pensar que estoy diciendo tonterías. Sin embargo, si la existencia de dicha tetera fuera afirmada en libros antiguos, enseñada como verdad sagrada cada domingo, e introducida en las mentes de los niños en la escuela, el dudar de su existencia sería una excentricidad que haría al escéptico merecedor de las atenciones de un psiquiatra en una época moderna o de un inquisidor en tiempos pasados." - Bertrand Russell
Es decir, que el hecho de que no se pueda probar que no existen los unicornios, el Ratoncito pérez o Papá Noel; no supone para nada una evidencia de su existencia. Aunque tal idea estaría mucho más fuertemente arraigada si existiese algún dogma que defendiese su existencia, como en el caso de las religiones. Como es usual en el campo jurídico, quien invoca algo que rompe el estado de normalidad, debe probarlo ("affirmanti incumbit probatio": a quien afirma, incumbe la prueba). Vamos, que aquel que quiera añadir algo más a lo que es comúnmente aceptado, ha de aportar la prueba que lo demuestre; no siendo competencia del escéptico el probar su no existencia, puesto que es absurdo, como se ha apuntado más arriba.
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