Me ha resultado chocante ver algunas de las portadas de la prensa estatal del día de hoy, principalmente las de dos de los tres diarios de prensa escrita más conservadores y retrógrados de este país, como son El Mundo y La Razón. Ambos diarios ante el inicio del juicio “al Procés” o a los doce dirigentes a los que se les responsabiliza del referéndum del 1-O, la declaración unilateral de independencia y lo que vino tras ella, abren sus portadas con la caricatura o caricaturización de dichas personas.
Todo personaje público, y más si se dedica a algo tan importante como es la gestión política de nuestros recursos, espacios y por ende de nuestras vidas, está sujeto al escrutinio público, a la crítica y a la chanza. Pero en un momento tan delicado de la vida de estas doce personas en las que muchos de ellos se juegan el perder su libertad durante dieciséis o diecisiete años, y en el caso de Oriol Junqueras hasta 25, se hace evidente que este no era el momento para colgar esas caricaturas, la publicación de las cuales debe interpretarse, conociendo esos medios, como el deseo de buscar, tal como recoge la segunda acepción del diccionario de la RAE, “la ridiculización o toma en broma del modelo que tiene por objeto”.
El mal gusto y la voluntad de hacer daño por parte de ciertos medios a todos aquellos que puedan ser considerados enemigos de la patria o cuyos ideales sean contrarios a los suyos es el pan nuestro de cada día, pero se obvian los excesos y mentiras de aquellos con quienes comparten ideario e intereses, o directamente se pasa a tergiversar la realidad en el propio beneficio del medio y de su causa -como es el caso de la manifestación de este pasado domingo en la plaza Colón de Madrid-, la de esa España conservadora, trasnochada y excesivamente anacrónica.
MSNoferini