Revista Cocina
Hace unos meses, en el blog de filosofía Sapere Aude, me encontré con un artículo elogiando la carne de laboratorio o carne in vitro. Sobre este proyecto ya expuse una crítica en un ensayo anterior de este mismo blog. Tras un intercambio de mensajes, y por algún motivo que no quiso comunicarme, el autor de aquel blog decidió no publicar mi última réplica. Yo he decidido publicarla aquí, aunque se entiende mejor leyendo el debate completo:
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Los estudios que has listado sólo indican que el ser humano consumió carne en la prehistoria. Nada más. No demuestran, ni lo pretenden siquiera, que el consumo de carne influyera de forma fundamental en la evolución del cerebro humano y su inteligencia. Otros estudios sobre el desarollo evolutivo de la inteligencia humana indican que fue el invento de cocinar lo que influyó en la evolución humana; pero también se cocinaron toda clase de vegetales, algunos de los cuales no serían comestibles sin haber sido cocinados. Teniendo en cuenta que no hay ningún nutriente que nuestros antepasados prehistóricos no pudieran obtener de los vegetales, la hipótesis de que el consumo de carne influyó en la evolución de la inteligencia humana no tiene consistencia ni siquiera lógica.
Para no extenderme más, enlazo a este artículo recientemente publicado que explica que la hipótesis de que el consumo de carne influyó en la evolución de la inteligencia humana no ha sido demostrada; que a día de hoy no sabemos realmente cómo ni por qué la inteligencia humana se desarrolló como lo hizo, y que otras hipótesis diferentes tienen bastante más sentido para explicar la inteligencia humana.
La carne de laboratorio sí daña a los animales. Daña su vida, daña su salud, daña su libertad, daña su integridad física. Los animales utilizados para experimentar la carne de laboratorio no llevan ninguna vida diferente a la de los animales utilizados para obtener carne tradicional. Están sometidos en granjas y terminan asesinados en mataderos. La única diferencia es que les extraen biopsias periódicamente. Por cierto, son biopsias, no sólo muestras de sangre, lo que se utiliza.
En cualquier caso, sigues sin aportar ninguna razón que justifique utilizar a los animales de comida. No necesitamos hacerlo para estar sanos y ellos no han consentido en ser utilizados. Ellos no tienen ningún interés en sufrir para servirnos de recursos. Defender el uso de animales es defender la coacción y la agresión contra ellos por el único motivo de continuar el hábito y el capricho de comer sus cuerpos y secreciones.
El argumento de autoridad es una falacia de autoridad. Además, teniendo en cuenta que Peter Singer defiende la vivisección, la zoofilia, y usar a los animales de comida, él no es ningún referente ético en lo que se refiere a la consideración de los animales. Al contrario, es más bien un referente de lo que no deberíamos hacer para considerar seriamente a los animales y sus intereses.
Por tanto, la carne de laboratorio no es ética.
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A mi modo de ver, el autor de ese blog parecía nada más que empeñado en defender irrazonablemente el consumo de animales y no tener intención de sopesar cualquier argumento razonado que indicara la inmoralidad y la innecesariedad de la utilización de animales en general y de la carne de laboratorio en particular.
Recuerdo que en el blog Pedazos de Carbono también mantuve hace tiempo una conversación sobre este mismo tema, cuyo autor no manifestó la misma hostilidad al diálogo que me encontré en la página de Sapere Aude.
Ninguna razón justifica moralmente apoyar la carne de laboratorio o carne in vitro; la cual implica la explotación de animales. No tenemos legitimidad en utilizar a los animales y no tenemos necesidad hacerlo. No sólo es un proyecto inmoral sino que además es absurdo. Tan absurdo como todo lo que involucra la explotación animal; una actividad que se mantiene sólo por prejuicio y por inercia heredada desde hace generaciones.
Uno de los argumentos más habitualmente esgrimidos para defender la carne de laboratorio es que "la gente quiere comer carne y no va a dejar de querer comerla", pero, incluso aceptando ese irracional argumento, resulta que ya existe la carne vegetal que es indistinguible de la carne animal en aspecto, textura y sabor. La única diferencia significativa es que está hecha de vegetales. ¿Por qué apoyar la carne de laboratorio —que conlleva utilizar animales— cuando ya tenemos este tipo de carne vegetal? ¿Por qué se supone que la gente sí aceptaría comer carne sintética de laboratorio pero que no aceptaría comer esta carne vegetal?
El proyecto de la carne de laboratorio fomenta la errónea creencia de que los seres humanos necesitan comer animales; además de fomentar el prejuicio de que tenemos derecho a utilizar a los demás animales. Todos los recursos que se han empleado en financiar ese proyecto podrían haberse dedicado a fomentar el veganismo y los productos veganos.
En resumen, la carne de laborario es innecesaria, es inmoral y es contraproducente. Es innecesaria porque no necesitamos consumir animales para estar sanos. Es inmoral porque implica utilizar a alguien sin su consentimiento. Es contraproducente porque desvía la preocupación moral y los recursos hacia la perpetuación de la explotación animal en lugar de hacia el veganismo.