Making Of de “ La Carrera”
Hace dos noches, me desperté sobresaltada y un poco angustiada. Recordaba, perfectamente, lo que estaba soñando… Eso es muy raro en mí. Muy pocas veces recuerdo algo de lo que hace mi cerebro dormido y cuando lo hago, el recuerdo se sintetiza en una imagen o un “algo” que evoco pero no acabo de definir.
Lo de la otra noche, no. Vi una “película” con principio y final y …“orden racional”. Fue tan nítido que, adormilada y con cautela para no despertar a nadie, quise escribir esa idea para que no se me olvidara… No encontré papel ni boli a mano. La luz del iPad me iba a desvelar así que dejé que aquella trama se diluyera, de nuevo ,en mis sueños pero… me acordé al día siguiente y me acuerdo ahora cuando estoy a punto de escribir esto.
La carrera.
No es fácil conseguir una plaza para participar el La Carrera. No sólo tienes que estar en perfecta forma física y superar los exhaustivos reconocimientos médicos también tienes que conocer a alguien dentro de “la organización” que te permita el acceso.
Unas 500 personas van a presenciar La Carrera. Son las personas más ricas del mundo y sus familiares. Cada año, desde el 2050 en que se celebra este evento deportivo, se inscriben más de 1.000 millones de personas de todas las nacionalidades del planeta.
Me sitúo en la zona de salida y miro a mis contrincantes: hombres y mujeres de todos los países. Nadie sonríe…
Estoy nervioso. Por megafonía se anuncia el tiempo de descuento. 3,2,1…A correr. Me cuesta situarme en el grupo de los diez primeros, pero llevo más de tres años entrenando para el día de hoy. Lo puedo conseguir.
Voy sorteando, con dificultad, los cuerpos sin vida que van convirtiendo la carrera en una carrera de obstáculos. Lo único importante era ser muy veloz y ágil. Los participantes esgrimen machetes, navajas, pistolas, ácido, cuerdas, piedras, sierras… Todo vale para llegar a la meta. Todo.
Casi tropiezo con un hombre al que se le están saliendo los intestinos. ¡Cuidado! Puedo resbalar…Uf ¡Ha ido de poco! Ya he avanzado hasta la quinta posición. Estoy viendo el final.
Mis pulmones están a punto de estallar pero creo que lo voy a conseguir. Algo me salpica en la cara. Es sangre. Han disparado a alguien en el grupo que viene por detrás… Estoy llegando. ¡Dios! ¡Creo que lo he conseguido!
El sudor me nubla la vista. Las piernas me flaquean. Esquivo el último cadáver y cruzo la línea de meta. Sano y salvo. No me lo puedo creer.
Oigo los aplausos enfebrecidos del público. Veo a mi mujer, llorando de emoción. He ganado una vivienda preciosa en la urbanización “La Carrera” y un trabajo digno para mantener a mi familia de por vida.
Soy el hombre más feliz de este mundo.