La Carrera de David
Este era un joven de nombre David que vivía en un poblado en donde casi toda esa población se dedicaba al cultivo de tomates. Todos se entrenaban en el pueblo para esa labor y aunque David colaboraba con sus padres en esa actividad laboral generalizada en el pueblo, lo hacia a su manera “Corriendo”. David servia de mensajero llevando cosas de un lado al otro pero siempre “Corriendo”. Las personas del pueblo lo veían corriendo muy veloz a todas partes y la mayoría pensaban que estaba loco y que tarde o temprano entendería que eso no lo llevaría a nada. Su sueño era correr en una competencia formal de la federación de deporte del país.
Este joven era muy creyente en Dios y meditaba en un versículo de la Biblia que dice “Deleitate en Dios y él cumplirá los sueños de tu corazón”, entonces todas las mañanas oraba por largo rato y disfrutaba de este tiempo de oración creyendo fielmente que Dios le cumpliría así su sueño de correr. Entonces llego el día en que david se entero de que en la Capital habría una gran carrera de montaña, indicaba que los tres primeros lugares representarían al estado en las competencias nacionales. David hablo con sus padres decidido a asistir al evento y esa mañana antes de partir a la capital, oro con gran fervor a Dios agradeciéndole por esa gran oportunidad.
David era un desconocido en aquella gran ciudad y al fin había llegado el día de la carrera, todos tenias sus amigos y familiares respaldándolos, pero él estaba solo. Lamentaba que sus padres no habían podido acompañarlo, pero les demostraría a todos, que si tenia talento para correr y que Dios le haría su sueño realidad. Eran 40 participantes así que tendría que derrotar a 37 como mínimo para llegar tercero y optar por la opción de estar en los nacionales.
La carrera empezó y en los primeros kilómetros David se sorprendió al darse cuenta que su velocidad era más rápida que todos. Estaba solo en la punta y sus ilusiones comenzaron a crecer. En ese instante su ego le hizo pensar que se había subestimado y que sinceramente podría ganar esa carrera fácilmente.
La carrera era de 42 kilómetros por subidas y bajadas de aquella gran montaña, nada fácil para un principiante , entonces sus fuerzas comenzaron decaer y vio la señal que indicaba el kilómetro 20, es decir que aun restaban 22 Kilómetros, era como la mitad de la carrera. Miró hacia atrás y vio que un grupo de competidores comenzaban a acercarse.
De pronto, comenzó a llover torrencialmente y debido al cansancio sus pisadas no eran firmes, por lo que muy pronto sintió a sus rivales al lado de él. No pudo evitar que un grupo de por lo menos 6 lo pasaran ya que había gastado todas sus fuerzas en la primera parte de la carrera y en medio de la carrera se sintió desbastado.
Pero ocurrió lo impensable, en una curva David resbalo y cayo por un pequeño barranco , lleno de muchísimos arboles y plantas. David en la desesperación por volver al camino, se hizo daño con las plantas pues intentaba sujetarse de ellas para subir, pero se resbalaba . Exhausto no le quedo otra, que tomar un pequeño sendero para intentar retomar el camino principal bordeando el barranco por el cual había caído.
Paso un buen rato, hasta que al fin , David logro encontrar un atajo y regreso al camino principal. Cansado y golpeado continuo su marcha. Pasado un buen rato, pensó que seguramente ya habían pasado todos, pero decidió intentar alcanzarlos.
Después de un rato escampo, pero el camino pantanoso hacia peligrosa su carrera. A medida que pasaba el tiempo sentía que ya no tenia fuerzas, no veía a nadie por lo que pensaba que quizás todos habían llegado. Un rato más tarde David llego a una encrucijada, pero debido a la fuerte lluvia, al parecer se habían caído los carteles de señalizacion y no sabia que dirección tomar.
Pidió a Dios sabiduría, tomo su elección y continuó. Corrió durante mucho rato y comenzó a pensar que quizás se había equivocado en aquella encrucijada . Mientras corría vio parte de la ciudad, se dio cuenta que estaba cerca de la carretera pero creía estar lejos de la meta, pensó que había perdido todo el esfuerzo que había hecho pues al parecer la derrota era inminente. Continuo tambaleándose por un rato, hasta que llego a una piedra y se sentó a llorar. Sintió ganas de correr a la carretera y abandonarlo todo e irse a su pueblo, total nadie creía en él. Ya había perdido toda motivación por la carrera y solo quería salir de esa montaña. No tenia ni ganas , ni fuerzas para continuar , pero decidió antes de cualquier cosa hablar un instante con Dios.
Entonces hizo esta oración: “Señor, no entiendo para que me trajiste hasta aquí, no comprendo por que permitiste que me ilusionara pensando que podía ganar la carrera si iba a perder de esta manera, pero tú tienes la ultima palabra y comprendo que algún propósito tendrás para con todo esto. Quisiera rendirme ahora pero en tu nombre continuaré, dame las fuerzas necesarias para llegar a la meta . Amen”
No tenia idea de cuanto le faltaba y de pronto escucho el ladrido de un perro que se iba acercando. Después comenzó a escuchar unas pisadas e increíblemente pudo ver como un niño junto a su perro corrían por el camino en dirección a él, que aun estaba sentado junto a la piedra, con los ojos llorosos.
El niño sonriente le dice , Hola , que tienes?
David le contesta: ¿De donde vienes tú? Yo estoy intentando culminar una carrera.
Entonces el niño le contesto…”Animo no te falta nada …una sola vuelta jajaja” y se fue corriendo de regreso junto a su perro.
Sorprendido, David se levantó y comenzó a correr en dirección a la curva y al dar la vuelta vio la meta….si ya habían llegado todos y seguramente era el último, pero mientras se acercaba pudo ver todas las personas de su pueblo con pancartas que decían : “ANIMO DAVID SABÍAMOS QUE LO LOGRARÍAS” , otra decía : “ERES UN TRIUNFADOR TODOS ESTAMOS MUY ORGULLOSOS DE TI” … Penso que todos habían hecho este gran viaje, dejando sus cultivos…Por lo que mientras bajaba sus ojos nuevamente se llenaron de lagrimas pero esta vez de emoción.
Al cruzar la metra, todos como una familia corrieron a recibirle y realmente allí no le importo en que lugar había llegado, pues lo importante es que se sintió bendecido y eso no tenia precio.
Mientras todos lo aplaudían al momento de la llegada, recordó la oración que le hizo a Dios “pero tú tienes la ultima palabra y comprendo que algún propósito tendrás para con todo esto”
Ese día David aprendió que si confiamos en Dios, aunque ya no tengamos esperanzas , nunca debemos rendirnos pues el propósito de Dios nos alcanzara y la victoria pude llegar a nosotros de cualquier manera.
Andres Estanga