En estos momentos, cientos de miles de millones de espermatozoides están a punto de fracasar en la misión de su existencia, fecundar un óvulo. Caen por desagües, su líquido matriz empapa servilletas, manchan cortinas, desaparecen en solución espermicida, los encapsulan en preservativos e, incluso, pueden llegar a sentir las señales químicas que indican la cercanía del ansiado óvulo, sin alcanzarlo. No es ningún drama, se hacen tantos por que muy pocos tendrán la oportunidad de llegar.
¿Cada vez que te masturbas estás cometiendo un genocidio? No, sólo son células, con la particularidad de que la evolución las dotó de flagelo para poder avanzar y de la mitad de una dotación cromosómica normal, para poder unirse a un óvulo y completarlo. Son oportunidades, futuribles con escasas posibilidades de hacerse realidad, combinaciones en una lotería casi imposible de ganar.
Creo que el zigoto es sólo una célula más, con posibilidades de fracasar. Y creo que nadie puede decidir por una mujer si está preparada o no para ser madre. Y menos un ministro con ganas de ser protagonista a costa de decisiones que no le corresponden.