
En 2009, Mariano Rajoy arrastraba dos derrotas electorales y acababa de salir del Congreso celebrado en Valencia con un liderazgo en discusión. En aquel año, el PP conseguía volver al Gobierno de la Xunta. Y fue el inicio de la recuperación que acabó llevando a Rajoy al Palacio de La Moncloa. Hoy, siete años más tarde, ¿la situación actual tiene paralelismos con aquella? Rajoy está tocado tras perder la investidura, el PP se divide por el escándalo Soria y en Génova temen que un acuerdo entre el PSOE y En Marea para el Gobierno de Galicia pueda trasladarse al Congreso a partir de octubre. Para todos esos males, el PP solo responde a una medicina: la mayoría absoluta. “Mariano Rajoy –escribe Gonzalo Cortizo en Eldiario.es– necesita una victoria y Alberto Núñez Feijóo parece dispuesto a dársela. El presidente en funciones arranca la campaña gallega con opciones de revalidar la mayoría absoluta del PP en Galicia, tal y como señala el CIS. Este pronostica que el PP mantendrá la mayoría absoluta en Galicia, cerrando la puerta a un entendimiento entre el PSOE y las confluencias. En el País Vasco se da por segura la amplia victoria del PNV, con un PP sin peso suficiente para negociar apoyos. Rajoy necesita una victoria para superar el bache en el que se ha metido su partido tras el fracaso de la investidura y la guerra interna desbocada por el escándalo Soria. La campaña electoral vasca tiene también una clara lectura nacional. El Partido Popular no tiene, según el CIS, el peso suficiente para ofrecer al PNV un acuerdo de gobierno. El escenario que dibuja el sondeo oficial inclina la balanza hacia el PSOE como socio lógico de un PNV al que todos dan por vencedor. Con este panorama, en Euskadi se evapora la posibilidad de que Rajoy llegue en octubre al Congreso en condiciones de convencer a los nacionalistas vascos para que le den los cinco votos que le faltan para llegar a la frontera misma de la mayoría absoluta en un eventual nuevo intento de investidura. Pero, ante la dificultad de que el PP encuentre una solución vasca para su bloqueo, Rajoy apuesta todas sus cartas a la victoria gallega como aval en un mes de octubre que se presenta lleno de incertidumbres”.

Los líderes de los principales partidos tienen prevista una intensa presencia en los actos de campaña que, desde el pasado jueves, 8 de septiembre, se empezó a celebrar en Galicia y País Vasco. Mariano Rajoy desembarcó con un gran acto en Pontevedra, la ciudad en la que se crió y que acabó declarándole “persona non grata”. Pedro Sánchez inició su campaña en el País Vasco. Los retos de Pablo Iglesias son: reforzar su candidatura para superar a Bildu y apoyar al candidato gallego. La opción soñada para Albert Rivera es conseguir un par de escaños en Galicia que le conviertan en imprescindible para dar el Gobierno al PP. La estrategia es la misma que en 2009 le dio a Feijóo la mayoría absoluta: Rajoy visitará villas y pequeños pueblos, mientras el candidato a la Xunta se centrará en buscar el voto urbano. En la semana final de campaña, Rajoy se dará un atracón de cuatro días para pedir el voto que garantice a Alberto Núñez Feijóo una nueva mayoría absoluta y el control total de la Xunta. El líder del PP busca una amplia victoria que le devuelva la iniciativa en octubre, tras el fracaso de la investidura. En Galicia, el PP tiene el viento a favor lo que explica la intensa presencia prevista en esta campaña, frente a la discreta agenda que el PP ha diseñado para su líder en los mítines de País Vasco. Un éxito que le permitiría, además, sacudirse la complicada situación que atraviesa un PP a la espera del inicio del caso Gürtel y enfangado en los escándalos Soria y Barberá. Pero ¿lo conseguirá?



Tampoco el candidato del PSdeG, Xoaquín Fernández Leiceaga, ex militante del BNG, dice nada nuevo cuando asegura que su partido “puede garantizar más progreso, más bienestar y más igualdad en Galicia”. Durante una pegada de carteles simbólica en A Coruña, seguida de otra en Compostela, Fernández Leiceaga, arropado por más de medio centenar de militantes y simpatizantes, hace una declaración de intenciones de cara a la campaña electoral, que presenta bajo el lema "Una respuesta nueva”. Remarca que “esa nueva respuesta” de los carteles “hay que darla desde el Partido Socialista” porque “es el que garantiza que el cambio es posible”, al demostrar ser capaz “de gobernar Galicia de otra manera”. El futuro de Leiceaga está en manos de un hipotético acuerdo para que, antes de las elecciones gallegas, Sánchez sea presidente en España. “Debemos hacer un esfuerzo para que los gallegos comprendan que estamos en un momento decisivo que puede dar lugar a un gobierno muy diferente al de los cuatro años anteriores. No nos podemos permitir cuatro años más de políticas de recortes, de atentado contra los servicios públicos, de incremento de las desigualdades, de una situación tremenda en el mercado laboral y de desmantelamiento de los sectores productivos”.

Ana Pontón, candidata del BNG, apuesta por “hacer algo tan revolucionario como confiar” en los partidos “propios” de la Comunidad, a la postre, en el suyo. Pontón corre un serio riesgo de convertirse en fuerza extraparlamentaria si la primera mujer de un gran partido que opta a la presidencia de la Xunta, no es capaz de consolidarse. Dice que su mejor baza es una militancia comprometida, trabajadora y concienciada, base de una organización sólida habituada a las batallas electorales. Tiene la pretensión de “construir una Galicia en la que vivir y trabajar con dignidad”. “El BNG –predica– es la candidatura de todas las personas que confían en este país y va a ser clave para empezar ese tiempo nuevo, para que podamos construir una Galicia de empleo y bienestar social. Porque para derrotar a Feijóo no llega ni basta con cambiar las caras”, subraya.

El exmagistrado Luis Villares, candidato (En Marea) a la presidencia, tiene imagen de cercanía, sosiego e intelectualidad, una buena baza para luchar contra el voto del miedo. En Lugo, el aspirante, natural de esa ciudad, destaca que “es hora de borrar y barrer la miseria de este país”. Villares expresa su deseo de que la campaña sirva para poner fin a la era de Núñez Feijóo y del PP, que dejan en Galicia el rastro de las “siete plagas bíblicas” pero que, lamentablemente, en lugar de “siete días, lo suyo duró siete año”, en alusión a su doble mandato, a raíz del cual deja, además, “220.000 parados, los juzgados llenos de corrupción y sobres con dinero negro”. Un escenario al que el partido instrumental, en el que está integrado Podemos, hará frente, según Villares, porque “Feijóo es la destrucción y la miseria de este país, y enfrente estamos nosotros, está En Marea. Traemos la dignidad a la política, somos gente preparada y honesta que venimos a acabar con la corrupción y el sufrimiento causado por el PP. Venimos a crear empleo, venimos a reconstruir el país con un proyecto basado en la democracia y en la justicia social. Queremos echar al PP para conseguir un país más justo”.


Según el CIS, el PP habría ganado ese encuentro de ida por goleada. Pero, en intención directa de voto, la suma de PSOE, En Marea y BNG (32,9) supera en media décima al PP y Ciudadanos (32,4). La diferencia se eleva a tres puntos en intención directa de voto más simpatía: 40,3% para las formaciones progresistas y nacionalistas por un 37,3% de PP más C’s. El PP juega en casa, pero un error en defensa o una pérdida de balón durante la campaña puede ponerle en aprietos. Un debate perdido, una frase a destiempo, una corruptela de un candidato, una mala jugada de Génova en Madrid... y el marcador puede dar la vuelta. Con imagen moderada, Feijóo intenta aprovechar perfectamente los tiempos, pillando por sorpresa a sus rivales al adelantar las elecciones, cuando el resto de formaciones aún estaban consolidando a los suyos o discutiendo sus estrategias. Además, sortea con pericia los casos de corrupción que afectan a su partido, y consigue que se olvide aquella foto en la que aparecía untado de crema a bordo del yate de un narco. Tiene de su parte el control absoluto de los medios públicos y buena parte de los privados, a los que ha subvencionado sin rubor. Pero cuenta también con desventajas: mientas gastaba en propaganda, los recortes en sanidad y educación y la depauperación de las clases medias le han alejado de muchos tradicionales votantes del PP.


Los trabajadores públicos gallegos ya han recibido una parte de la paga extra correspondiente al primer semestre de 2013. El pasado mes de junio el Parlamento gallego aprobaba la devolución del complemento específico de los funcionarios con los votos del PP y la abstención del resto de formaciones políticas. Para hacerlo, se ha concedido un crédito extraordinario por un importe de 23,9 millones de euros que se financiará con cargo a los fondos de contingencia. “La devolución –todo un guiño en el año electoral– ha beneficiado tanto al personal funcionario como laboral, a los órganos estatutarios de Galicia así como a los trabajadores docentes del sistema universitario y de enseñanza concertada. No es la primera vez en este año que los funcionarios gallegos perciben atrasos en su nómina. El pasado mes de abril 27.900 trabajadores que forman la plantilla del Estado en Galicia cobraron el 50% de la paga extra de Navidad que fue suprimida en 2012. En total percibieron una media de 750 euros. La devolución de una parte de la paga extra llega en un año en el que la Xunta ha hecho varios guiños a los funcionarios públicos. A principios de año y tras tres años de congelación y recortes, se les subió un 1% el sueldo. Además, se les devolvió la mitad de la paga extra eliminada en el año 2012, lo que supuso el pago de unos 800 euros por cada trabajador público gallego”.

Feijóo optó por mantener la tradición de hacer coincidir las autonómicas vascas y gallegas, faltando así a su palabra de convocarlas en octubre y de darles un calendario propio. La opción del 25 de septiembre anunciada por el lehendakari, Íñigo Urkullu, a la que se sumó Feijóo, deja al eterno delfín de Mariano Rajoy sin opciones para dar un paso al frente y postularse a La Moncloa en el caso de unas terceras generales, aunque evita, con esta decisión, dar margen a los partidos de la oposición, especialmente a En Marea y Podemos, para su recomposición. De esta manera, reconoce que se ha visto impelido a tomar esta decisión por el anuncio del lehendakari. “No sería serio convocar las gallegas para unos días o unas semanas después solo por salirme con la mía por haber dicho que serían en octubre”, justificó. Apeló a la “situación de inestabilidad política de España” para situar a la comunidad gallega como un referente de “estabilidad, responsabilidad y seriedad”. Y lamentó la “sensación de hastío que sienten muchos gallegos por tener que acudir por tercera vez a las urnas este otoño”.

Durante sus dos legislaturas al frente de la Xunta de Galicia el desempleo ha crecido cinco puntos, los salarios han caído más de un 6% y el déficit de la Seguridad Social crece a un ritmo de 400 millones al mes. En los siete años y cinco meses de reinado de Feijóo el paro ha subido en la comunidad en más de 56.200 personas, según los datos de la EPA del INE. La tasa de desempleo ronda el 17,7%, por debajo de la media española pero cinco puntos más que cuando el líder de los populares gallegos tomo posesión de su cargo en abril del 2009. El 2 de agosto, al día siguiente de anunciar que adelantaba las elecciones, el líder del PPdeG aseguraba que la economía gallega estaba “fortaleciéndose”. La afirmación no se sostiene. La situación no resiste ninguna lectura positiva, por más que se empeñen quienes, como él, aseguran que la crisis ha pasado. Durante su estancia en Monte Pío (la residencia oficial del jefe del Ejecutivo autonómico) se han destruido más de 38.000 puestos de trabajo: en abril del 2009 había más de un millón de afiliados a la Seguridad Social y hoy apenas superan los 977.000. Feijóo juega la baza de que tiene la economía controlada. Pero no podrá evitar que la frialdad de las cifras rebata su estrategia de vender optimismo y buena gestión. La tasa de riesgo de pobreza, según las cifras oficiales, ha crecido 1,1 puntos desde el 2009 y se sitúa muy por encima del 25%. Más de 700.000 gallegos están en riesgo de exclusión social, es decir 30.000 más que cuando Feijóo llegó al poder. De ellos, 56.000 son menores de diez años, y 36.000, ancianos mayores de ochenta.


Alberto Núñez aceptó sólo un debate, el que tuvo lugar en la noche del pasado lunes, y en “su televisión”, la TVG. Un debate que el PP forzó hasta encorsetarlo por completo, y en el que, increíblemente, los moderadores permitieron, contra lo pactado, que él abriera y cerrara cada bloque. Y, sin embargo, Alberto Núñez Feijóo lo pasó mal. Tan mal que, incluso, se le vio perder el hilo, tartamudear y, literalmente, le enfocaron varias veces mientras se secaba el sudor. Con todo atado y bien atado, jugando en casa y con sus reglas impuestas, Alberto Núñez Feijóo se movió tranquilo hasta que llegaron al capítulo de la regeneración democrática. El candidato socialista, Xoaquín Fernández Leiceaga, le espetó: “Yo no tengo ni fotos comprometedoras, ni amistades peligrosas”, en referencia a la relación de Feijóo con el narcotraficante condenado, Marcial Dorado. Los otros candidatos le recordaron el caso Baltar, el representante de la familia-cacique del PP en Orense, investigado por un presunto ofrecimiento de trabajo público a cambio de favores sexuales. E incluso, el procesamiento en varios casos de corrupción… Malos momentos para Núñez Feijóo, al que se vio secándose el sudor en algunos planos. O cuando se habló del balance de su gestión. Intentó presumir que había 85.000 parados menos que en 2009, cuando él llegó al Gobierno, ocultando que en su última legislatura se han perdido 150.000 puestos de trabajo. Tuvo que bracear para no hundirse en la explicación de su compromiso con Galicia que, como le echaron en cara, parece ser realmente un compromiso con la Presidencia de Galicia. Y le recordaron lo que ya ha anunciado, que si no obtiene la mayoría absoluta que le permita gobernar, se irá de la política gallega. Un sondeo posterior da ganador a Leiceaga, del PSdeG, con casi un 30%, seguido de Ana Pontón del BNG, con cerca del 25% y sólo en tercer lugar aparece Núñez Feijóo, con algo más del 24%.

“A Feijóo –escribe Pablo López en El Confidencial– no le bastaron las tablas de 13 años de gimnasia parlamentaria para hacer frente a un debate que no le convenía. Se vio solo contra tres de los restantes candidatos a la presidencia de la Xunta sin que el auxilio de una inexperta aspirante de Ciudadanos le sirviese de ayuda. El aspirante del PP a la reelección pasó más apuros de los que quizá preveía cuando aceptó el debate. Un debate en el que sus opositores se esforzaron por evitar cualquier sensación de conflicto ante un eventual Gobierno de coalición, en el caso de que el PP pierda su mayoría absoluta. No hubo ataques cruzados entre los aspirantes al relevo. Funcionó una especie de pacto no escrito por el que Xoaquín Fernández Leiceaga, por el PSE, Ana Pontón, por el BNG y Luis Villares, por En Marea, prescindieron de cualquier reproche mutuo y salieron a degüello desde el primer minuto a por Feijóo. No siempre salió mal parado, pero fue suficiente como para que se visualizara lo que está en juego dentro de una semana: o el PP o una coalición alternativa”.


El PNV, Iñigo Urkullu (2-d); Podemos, Pili Zabala (2-i); PSE, Idoia Mendia (d); y PP, Alfonso Alonso (i), y la cabeza de lista de EH Bildu por Álava, Miren Larrion (3-d), junto al moderador de Televisión, Javier García Ramsdem (3-i), optaron por un debate en la televisión pública. Elkarrekin Podemos, la coalición formada por Podemos Euskadi, Ezker Anitza y Equo, optó por la capital alavesa para esta campaña en la que se estrena, como candidata y política, Pili Zabala, abogando por lograr “un país en el que no haga falta el carné de ningún partido” un empleo o tener una vida digna. Zabala apostó, además, por “dar pasos hacia una coexistencia pacífica y armoniosa” entre los vascos y, desde su experiencia como víctima, por “transformar esa pesada mochila de dolor” que muchas personas acarrean.

El tenso debate entre los candidatos a lehendakari se celebró el pasado jueves en la televisión pública, y aunque, en general, 'volaron' las acusaciones, el momento de mayor tensión lo protagonizaron el candidato del PP y ex ministro de Sanidad, Alfonso Alonso, y la candidata de Podemos y hermana de Joxi Zabala, Pili Zabala. Ésta hizo balbucear a Alonso con su pregunta: “¿Usted no me considera víctima?” Durante su intervención, la candidata de la formación 'morada' recordó a su hermano, presunto activista de ETA, que fue torturado y asesinado por el denominado 'GAL verde', y reclamó “que se diga qué es lo que hizo la Guardia Civil, que también hubo abusos policiales”. Alonso le respondió que, si bien “es difícil encontrar un crimen tan execrable como del que fue usted víctima, su caso no encaja en la definición de terrorismo porque fue una actuación de funcionarios del Estado”. Un ausente en la misma, Arnaldo Otegui, que puede hacer que parte del electorado robado a la izquierda 'abertzale' regrese a los brazos de la antigua Batasuna en solidaridad con su líder, que está explotando su victimismo para lograr unos votos impensables en otro escenario. “Podemos” sabe que la trascendencia de las elecciones vascas va más allá de su posible asalto a Ajuria Enea (se ve en condiciones de arrebatar al nacionalismo la supremacía en Euskadi) y no oculta que los resultados marcarán los pasos a dar en Madrid por parte de todas las formaciones.


El PP inició la contienda electoral en San Sebastián, donde su aspirante a lehendakari, Alfonso Alonso, aseguró que su partido es la única “alternativa constitucional” que garantiza la “diversidad” y la “pluralidad” en Euskadi. Alonso, acompañado por el cabeza de lista del PP por Gipúzkoa, Borja Sémper, y el de Bizkaia, Antón Damborenea, junto a otros aspirantes populares, concurre a estos comicios con el objetivo de “cohesionar la sociedad vasca en torno a los valores de libertad y progreso que permitan a Euskadi recuperar la posición de liderazgo que ha perdido en los últimos años”. El exministro explicó que su formación afronta la cita electoral con la intención de consolidar una alternativa al nacionalismo capaz de representar la “pluralidad” vasca, sobre los valores del entendimiento y el encuentro”. Por su parte, Rivera recalca que “no hay proyecto viable para el País Vasco si no es con el resto de España”, respaldando al aspirante de Ciudadanos a lehendakari, Nicolás de Miguel.


“He de reconocer que soy poco aplaudidor –reconoce Pep Roig en el artículo ‘Contra el insano vicio de aplaudir a los políticos’, publicado en Ultima Hora de hoy–. Me cuesta aplaudir, por más que me vea rodeado por una masa de gente que lo hace en honor a alguien. Sólo aplaudo, poco, en los espectáculos porque para los artistas es un reconocimiento a su esfuerzo, pero nunca a los políticos. A los políticos no hay que aplaudirles nunca. Para mí eso es corrupción, salvo que se arrojen al mar para salvar un perro, o similar, que está a punto de ahogarse. Me repugna hasta la náusea presenciar cómo esa gente tan seria y con corbata, o sólo con camisa, aplaude cualquier vaguedad que diga su ‘discursante’, especialmente cuando el hablador defiende su corrupción manifiesta, y los concurrentes aplauden y babean hasta poner en peligro de inundación la sala de plenos. Yo soy del Barça (no fanático, que quede claro), pero me alegro cuando el Alavés gana al equipo que es más que un club, símbolo del nacionalismo catalán, y que está repleto de figuras nada catalanas que cobran un pastón inimaginable para la mayoría de los mortales. También dejé de votar a los que siempre votaba, aunque nunca aplaudía, cuando se liaron con secuestros, hermanos y directores de la Guardia Civil a la fuga. Por eso no soporto a ese ejército de bien pagados y aspirantes a algo más, que se levantan de sus asientos en el escaño para glorificar al degenerado de turno. Convencido estoy de que, si el líder orador, en lugar de palabras sin sentido y mentiras amagadas, desde el estrado le diera por pasar el tiempo echando pedos y eructos, sus incondicionales le aplaudirían igual y los contrarios abuchearían, porque no importa lo que diga, sólo la reacción”.


Entre las fotomontajes de esta semana, una persona, identificada como cercana al movimiento 15M, ha pegado, en el portal de la vivienda de la exalcaldesa de Valencia y senadora Rita Barberá, un cartel que relata la supuesta desaparición de la ya exdirigente del PP cuando se dirigía a su trabajo, en el Senado, el pasado martes. En el cartel, que fue retirado por el portero del edificio, se podía ver una foto de Barberá con el semblante serio y un aviso: “Desaparecida señora mayor en Valencia. Ayúdanos a encontrarla”. Añadía que este martes “salió de su casa por la mañana para ir al trabajo… pero ya no llegó”. En el texto, se detallaba su indumentaria y se advertía que “puede estar desorientada por el caloret y que responde al nombre de Rita o La Jefa”

Perra Roja de Satán@vmm7773 dice, en Tremending Topic: “Se busca a Rita Barberá. Se la vio por última vez en la estación del AVE. Se desorienta fácilmente. No ve nada, no B nada”. Y @elpadrecorajede: “No Soy Del PP. Rita Barbera que dimita y entregue todas las bebidas alcohólicas que tenga”.

Y la arrastra hasta dejarla fuera del coche del PP. Una vez logrado, Mariano Rajoy, rompe su silencio de tres días sobre el caso para asegurar que la exalcaldesa de Valencia “ya no es militante del Partido Popular”, por lo que él, como presidente del PP, no tiene “ninguna autoridad” para pedirle que renuncie a su escaño en el Senado. Ahora, Rajoy ordena que, en la campaña electoral, se hable menos de Rita Barberá y más de los líos de Pedro Sánchez. Y Cospedal marca el camino. “En contra de lo que se dice –comenta José A. Vara en Vozpópuli– ella no forzó la renuncia al Senado. Se trató de una solución a medias. Barberá se va pero se queda. ‘Es un alivio, nos da argumentos para presentarnos a los medios’, señala una fuente próxima a la secretaria general. ‘Rita ya no está, ya no es el PP’. Todo perfecto”.









El humor en la prensa de esta semana: Forges, Peridis, Manel F., El Roto, Alfons, Faro, J. R. Mora, Samson, Pat, Vergara…



















Pep Roig, desde Mallorca: Toda la verdad, al desnudo, La conjura de los necios, a la española, Hagan lo que hagan, defrauden lo que defrauden, Compongos, La gran mentira por mayoría absoluta y Repulsión.






Hemos vuelto de las vacaciones y, en política, seguimos con la misma canción de siempre. Por eso, hemos decidido hacer una lista tipo Radiofórmula de los grandes hits de nuestros políticos este verano: “Los 40 demenciales”. Gracias, United Unknown. LATE MOTIV - 'Los 40 demenciales' | #LateMotiv114 Late Motiv Quintín Cabrera, un cantor de causas justas, nobles y solidarias, muerto el 12 de marzo del 2009, nos dejó esta canción, con letra de Mario Benedetti, que hoy sigue tan vigente como entonces. De que se rie (Sr. Ministro) Consecutivo Belmonte
En mayo del año pasado, el presidente del Gobierno, Mariano Rajoy, alababa así en la plaza de toros de Valencia la gestión de la alcaldesa de la ciudad, Rita Barberá: “Eres la mejor” por haber dado “la talla” en los momentos difíciles. En el multitudinario mitin del PP, 5.000 personas, según la organización, escucharon estas palabras. Hoy Rajoy se calla como un muerto y los suyos quieren que Rita deje también el Senado. Rajoy a Barberá "Rita eres la mejor". "Eres la alcaldesa que merece valencia" TomaVideo
La candidata a lehendakari y hermana de Patxi Zabala, uno de los asesinados por el GAL, pone contra las cuerdas al líder del PP Alfonso Alonso al preguntarle si la considera una víctima del terrorismo. Pilar Zabala: Entonces usted no me considera víctima, a mí? Xavi Paba A partir de 22.678 vídeos, Isabel Coixet ha construido un relato, una historia, “Spain in a Day”, la película documental participativa más grande rodada nunca en nuestro país. De todos ellos, la directora ha utilizado finalmente 404 para mostrar una imagen plural y puntos de vista únicos. ¿El resultado? Un retrato emocional y cercano de la extraordinaria normalidad de un día cualquiera. Spain in a day - Tráiler MEDIAPRO