“Kurt Vonnegut. Grande de la literatura americana (…).” Así comienza la nota biográfica que la editorial Malpaso ha redactado para esta edición. Efectivamente, Vonnegut es uno de los grandes, de los más leídos, de los preferidos. En España, sin embargo, no ha calado mucho su estilo satírico, continuador, heredero, según Rodrigo Fresán, del de Mark Twain. De hecho, La cartera del cretino es mi primer Vonnegut. Me ha gustado tanto, no obstante, que enseguida me he lanzado a por otra de sus novelas, Dios le bendiga, Mr Rosewater, que no me ha entusiasmado, la verdad, y espero leerme pronto su obra más famosa, Matadero Cinco. En resumen, que Vonnegut mola. Vonnegut es cool. Vonnegut gusta a la juventud, remueve conciencias, nos hace reír.
Esta edición de Malpaso reúne siete piezas inéditas. Entiendo que muchas editoriales no están en disposición de apostar por autores españoles, o sencillamente no quieren hacerlo, pero noto una proliferación de autores extranjeros de primera con obras de tercera en los catálogos españoles. En este caso, el libro merece la pena y me ha servido para acercarme a un autor que conocía pero que sin embargo no había tenido ocasión de leer. Pero a veces esas obras de tercera de autores extranjeros de primera tienen menos valor que las obras de tercera de un autor español inédito que escribe ciencia ficción. En fin, repito que no es éste el caso.
Destacan en este libro tres relatos por encima del resto: Entre tibio y Tombuctú, Roma, y el que da título al libro: La cartera del cretino. Especialmente el primero de ellos me parece una obra maravillosa que trata un tema tan complejo, incomprensible, diría yo, como el tiempo desde un punto de vista muy particular. No obstante, las siete piezas, e incluso el apéndice inacabado, mantienen una unidad que hace fácil identificar el estilo sardónico de Vonnegut; un autor distinto, una voz peculiar, una mezcla entre Arthur C. Clark y Eduardo Mendoza, un escritor al que merece la pena acercarse.La cartera del cretino, de Kurt Vonnegut. Malpaso editorial, 2013. [Traducción de Ramón de España]