La Casa

Hay lecturas de todo tipo. Pero las hay que tocan la fibra. Que emocionan. No tan sólo por lo que cuentan, por su historia en sí, sino por la parte de tus vivencias que hacen aflorar. Esas son las buenas. Las que te hacen llegar a la introspección. Las que te hacen revivir recuerdos propios. Y eso me ha pasado con La Casa.
Paco Roca quiso despedirse de su padre como mejor sabe. Dibujando un trocito de su historia. Rescatando del baúl de los recuerdos una casa, simbología de toda una vida, de una relación. Cuatro paredes que guardaban infinidad de instantes vividos, de miedos, de dudas. Como siempre, hay algún lugar donde guardar todas esas emociones. Te asalta página tras página. Viñeta tras viñeta, piel de gallina. Una lágrima tras otra. Sí, ya sé que yo soy de lágrima fácil. Pero Paco consigue que aparezca el nudo en el estómago. Que te hagas preguntas de las que sí tienes respuesta pero que a menudo intentas dejar a un lado. ¿Os habéis preguntado cuál es el mejor recuerdo con vuestro padre? Yo lo tengo claro, muy claro. Y he llorado mucho al recordarlo, junto a José, Vicente y Carla, los hijos de Antonio en La Casa. Porque, aunque las relaciones sean difíciles, existen los buenos recuerdos. Están ahí, latentes. Esperando a poder salir. Y La Casa lo ha conseguido.
Recomendado totalmente. Sensibles al tanto. Lo leeréis del tirón y lloraréis. Mucho. Pero es esa emoción tan grande que tan sólo genera la nostalgia. Porque ya tiene razón Fernando Marías en el epílogo: el gran tema de la literatura es el paso del Tiempo. Y Paco, ha dibujado el tiempo que se va, que se fue, que se irá. Un trazo magnífico. Realista y detallista al máximo. Pasando de viñeta a viñeta con todo lujo de detalles. Para que vivas el momento, la secuencia, con la máxima intensidad. Con cambios de color en las escenas, dependiendo del momento presente o futuro del que trate. Emocionante, real, punzante.Gracias, Paco. Se ha convertido en una historia para regalar desde hoy y para siempre. Aún estáis a tiempo de pedir esta maravilla para Reyes. Seguro que estarán encantados de dejaros este trocito de corazón, ¡pedidlo ya!