Revista Cultura y Ocio

La casa de Bernarda Alba. Federico García Lorca

Por Mientrasleo @MientrasleoS

La casa de Bernarda Alba. Federico García Lorca
     "Habitación blanquísima del interior de la casa de Bernarda. Muros gruesos. Puertas en arco con cortinas de yute rematadas con madroños y volantes. Sillas de anea. Cuadros con paisajes inverosímiles de ninfas, o reyes de leyenda. Es verano. Un gran silencio umbroso se extiende por la escena. Al levantarse el telón está la escena sola. Se oyen doblar las campanas."
     Lo se, suena árido. Todos identificamos rápidamente a la severa Bernarda vestida de negro y a Lorca con las listas escolares. Sin embargo, una vez que me animé a empezarlo descubrí un libro con muchas aristas que mirar y no tuve más opción que buscar ver la representación. Hoy traigo a mi estantería virtual, La casa de Bernarda Alba.
     Bernarda queda viuda de su segundo marido y, fiel a la tradición, se sume en un luto durante ocho años que asfixiará su vida y la de sus cinco hijas. Sin embargo es muy difícil detener la vida, así que sólo queda una opción, asfixiar sentimientos y pasiones en una casa de mujeres.
     Bernarda es uno de esos personajes que no se olvidan. Fiel y arraigada a unas tradiciones ancestrales en las que el luto y la honra de la familia eran lo más importante, desatendió los sentimientos de sus hijas pensando que la rectitud y severidad impuesta iba a ser suficiente. Frente a ella sus hijas representan una apuesta por una cierta rebeldía, la lucha entre dos de ellas por el amor de un hombre y como vemos sus sentimientos pisoteados por la madre representando la tradición dan muestra de un apoyo aperturista del autor.
     La libertad como algo mal visto y ansiado a la vez por los jóvenes, las apariencias, férreas cadenas que durante años se impusieron a lo largo y ancho del país, y la ruptura, son los elementos que mejor refleja Lorca en esta obra.
     Nos sirve, pese a tener mucho simbolismo, de testimonio real de lo que fue vivir en una época concreta y  lo hace de una forma directa, sin ambigüedades, construyendo así una obra fácil de leer. Merece además especial mención el final, un broche maestro para esta historia, de verdad... tremendo.
     Esta vez traigo un clásico de un autor conocido por todos, incluso un argumento también conocido, pero que merece la pena que lo alejemos de esas listas escolares y lo apreciemos en su justa medida. Como una gran obra.
Y vosotros, ¿os aventuráis alguna vez con el teatro ya sea leído o representado?
     Gracias

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