“La fidelidad del aparador es sobrecogedora, como si la casa en la que viven se hubiera encogido y un bisturí la hubiera cortado en dos para dejar sus órganos al descubierto.
Las nueve habitaciones, desde la cocina de trabajo hasta el salón, pasando por el desván en el que se almacenan la turba y la leña lejos de la humedad, son réplicas perfectas.
Nella sabe de niños de Assendelft más ricos que ella a los que regalaron casa de muñecas, pero ninguna era tan espléndida"Petronella con tan solo 18 años, es ahora la esposa de Johannes Brandt, un próspero, apuesto y rico comerciante muy conocido en Amsterdam. Procedente del campo, donde quedan su madre y sus hermanos, acude a la ciudad (otoño 1686) para vivir en la lujosa mansión de los Brandt junto a su marido, su hermana Marín y los dos criados Cornelia y Otto, siendo recibida con cierto desdén.
Como era de esperar, se siente muy sola y desconcertada: Marín es seca, autoritaria y cortante con ella, Johannes parece hablar todas las lenguas del mundo excepto la del amor y casi siempre está fuera por motivos de trabajo. Así que no le queda otra que acercarse a Cornelia y a Otto. Incluso las dos perritas Rezeki y Dhana le hacen más compañía.
Pero un regalo de bodas inesperado lo cambia todo: una casa de muñecas en miniatura, que es una réplica perfecta y exacta de su nuevo hogar. Lo primero que necesita es encontrar un buen miniaturista al que encargarle la decoración y los muebles de su recién estrenada “casa de las miniaturas”.
En Amsterdam es una marioneta, un recipiente en el que los demás vierten sus palabras. No se ha casado con un hombre, sino con un mundo. Los plateros, una cuñada, extraños conocidos, una casa en la que se siente perdida y otra en miniatura que le asusta.Y empiezan a llegar los pequeños paquetes procedentes del artesano elegido que, además de "lo encargado", le envía otras cosas, otras miniaturas no solicitadas, con detalles que contienen pequeñas premoniciones que para su sorpresa, se terminan cumpliendo y pequeñas pistas sobre los secretos que esconden todos y cada uno de los habitantes de esa casa en la que “no es oro todo lo que reluce”
Nelly sospecha que están siendo vigilados, detenidamente observados, porque . . . ¿Como puede alguien externo a la casa conocer todas esas cosas sobre ellos?
Lo único que sé de ella, aparte de que se trata de una mujer, es que es alta y muy rubia, y que me mira como si me viera el alma Se ha metido en mi vida, señor mío, y las miniaturas que me envía son cada vez más desconcertantes. ¿Por qué motivo no me responde directamente, sino que prefiere convertirme en el centro de su trabajo? ¿Qué fuerzas se mueven en su interior para recrear mi vida en miniatura, sin que yo se lo haya pedido, pero de un modo exquisito y con un mensaje misterioso?Entonces asustada, decide cortar su relación de compra-venta, pero a pesar de ello, los “no encargos” le siguen llegando. En ocasiones cree haber visto por las calles de la ciudad a una mujer de cabello rubio observándola fijamente y con curiosidad, pero cuando ha ido tras ella intentando alcanzarla, siempre se ha esfumado desapareciendo entre la gente.
La he considerado mi maestra y ahora, que Dios me perdone, una profeta, pero si en su día fue un demonio que se dedicaba a espiar y usted se vio obligado a expulsarla, le ruego me lo haga saber por escrito.¿Será ella la intrusa, la miniaturista? ¿le estará indicando con sus notas y sus pistas el camino a seguir? ¿Porqué es tan inaccesible y esquiva?Actriz y escritora inglesa, Jessie Burton (17 Agosto de 1982) estudió Arte Dramático en la Universidad de Oxford y ha trabajado sobre los escenarios del National Theatre de Londres en la obra The Hour We Knew Nothing Of Each Other.
Su primera novela, "La casa de miniaturas", está ambientada en el Ámsterdam del siglo XVII, y ha sido todo un éxito internacional, y un formidable éxito comercial en el Reino Unido, con más de cien mil ejemplares vendidos. Además fue galardonada con el National Book Award y nombrada Libro del Año por las librerías Waterstones.
Este libro me lo recomendó mi mejor amiga y lectora voraz con mucho entusiasmo hace ya un tiempecito, pero no encontraba el momento. Nunca dejé de tenerlo en mente y el otro día, después de enterarme de que hay una miniserie de tv basada en la novela, decidí que no podía esperar más, que ya iba siendo hora (siempre prefiero ese orden, primero libro y después serie o peli, nunca al revés).
He leído críticas de todos tipos sobre "La casa de las miniaturas", la gran mayoría muy buenas. Pero también parece que a más de uno y a más de una, en algún momento la lectura se le hizo algo pesada. Tengo que decir que no ha sido mi caso, para nada.
Yo he disfrutado mucho con esta novela que desde el principio hasta el final me ha estado recordando a la de Tracy Chevalier “La joven de la perla” que también evoca la vida cotidiana del siglo de Oro holandés. Eso es lo que más me ha gustado sin duda, la habilidad por parte de la autora de recrear el ambiente de Ámsterdam a finales del siglo XVII, un mundo estricto, intransigente, riguroso con gremios de comerciantes, jerarquías y un fanatismo religioso característico de esa época, permitiéndome también visualizar durante mi lectura los detalles de esta maravillosa ciudad que también se convierte en protagonista de la historia, con sus canales, sus olores, su color especial.
La prosa de la autora es maravillosa, cuidada y los personajes me han parecido fascinantes. Las mujeres evolucionan de una forma muy evidente para poder afrontar lo que les toca vivir. Mujeres que al principio parecen rivales compitiendo entre sí, al final y debido a las circunstancias se unen, se apoyan las unas a las otras, para poder caminar siempre hacia adelante, juntas.
La relación entre Johannes y Nella es muy curiosa. No es una relación matrimonial al uso, pero tienen desde el principio una conexión muy especial e intentan comprenderse y respetarse.
Parece ser que el esbozo de esta novela se le ocurrió a la autora durante unas vacaciones de cuatro días que pasó en Amsterdam. Visitando el Rijksmuseum conoció la verdadera Casa de muñecas de Petronella Oortam que se había hecho a escala de la original y con todos los detalles posibles. De hecho es una de las tres únicas casas de muñecas del siglo XVII que se conservan en la actualidad. Su dueña vivió entre 1686 y 1705. Costó tanto como una casa auténtica edificada en los canales de Amsterdam en aquel momento. Curioso también, ¿verdad?
¿Qué me ha parecido? ¿Me ha gustado?
Como ya habéis visto, me ha gustado mucho, me ha parecido una lectura inolvidable, de esas que perduran. Aunque si yo hubiera escrito la novela, hubiera cambiado algunas cosas. El final . . ., en realidad no podía ser otro, pero me hubiera gustado distinto (por eso de que los finales felices te dejan siempre mejor sabor de boca) y también habría profundizado bastante más en el personaje de la miniaturista, la mujer rubia y misteriosa, en sus intenciones, en el porqué de sus acciones. Podría haber dado mucho más de sí, habérsele sacado mucho más jugo. Pero está claro que cada historia, cada argumento puede tener múltiples desenlaces, múltiples finales en la pluma y en la mente de quién las crea. Jessie Burton eligió el suyo y yo lo acepto así, sin más.
Ya tengo preparada esperándome los tres capítulos de la miniserie de tv basada en la novela, caerá pronto, tengo muchas ganas de verla, ya os contaré . . .
Resumiendo: “La casa de las miniaturas” es una novela que me ha resultado muy interesante, bien escrita, con personajes inolvidables y que trata temas como el amor, la ambición, la traición, la venganza, los sueños que nunca llegan a cumplirse, la capacidad de adaptación que tiene el ser humano ante las adversidades de la vida. Una historia repleta de secretos que ansiarás descubrir, aunque sus fatales consecuencias quizás no te gusten demasiado.
“Toda mujer es el arquitecto de su propio futuro”