Revista Cultura y Ocio

La casa de las miniaturas. Jessie Burton

Por Mientrasleo @MientrasleoS
La casa de las miniaturas. Jessie Burton
     "El entierro debería haber sido una ceremonia íntima, ya que la difunta no tenía amigos. Sin embargo, en Ámsterdam las palabras son como el agua, inundan los oídos y ceden paso a la podredumbre, de modo que el rincón oriental de la iglesia está abarrotado. La mujer presencia la escena desde una silla del coro, sin que nadie la vea, mientras los miembros de los gremios y sus esposas se acercan a la tumba abierta como hormigas atraídas por la miel."
     Hay libros que parecen partir con un halo de misterio y éxito, y eso hace que nos fijemos en ellos directamente. Por eso me fijé en este título y por eso, hoy traigo a mi estantería virtual La casa de las miniaturas.
     Conocemos a Nella Oortman en 1686, el día que llama a la puerta de su nuevo hogar en Ámsterdam. Con 18 años se ha casado con un comerciante llamado Johannes Brandt y se presenta en el que será su nuevo hogar sin conocer ni a su marido, ni a ninguno de los moradores de esa vivienda. Sintiéndose como una extraña, recibe de su marido una casa de muñecas colosal que copia a la perfección su nueva residencia, un regalo de boda que parece decir a Nella que sigue siendo una niña. Sin embargo, cuando comienza a recibir miniaturas para decorar la casa, el pasatiempo que no pidió parece ir avisando de peligros que acechan a Nella en su nueva vida.
     Hubo una época en la que las mujeres regalaban a sus hijas casas de muñecas como si, con ello, pudieran entrenarlas para su futura vida de amas de casas. En otras ocasiones fueron las propias damas quienes competían para tener en su salón la casa de muñecas más ostentosa como si se tratara de una magnífica y lujosa segunda residencia que mostrar a las visitas. De entre todos los creadores de casas de muñecas, destacó Petronella Oortman, a quien rinde un claro homenaje la autora en esta obra. De hecho, aún se pueden admirar creaciones suyas en el museo Rijksmuseum de Ámsterdam.
      La autora, dando el nombre de esta famosa mujer a la protagonista del libro, nos regala un relato vibrante que refleja la sociedad gremial de la época en una ciudad y un momento en el que parecía que cualquiera podía enriquecerse. Una ciudad que hubiera debido ser moderna y abierta para la época, pero que seguía reprimida en muchos modos por convencionalismos y viejas creencias; con calles en las que las mujeres podían pasear sin compañía, pero que luego no toleraba comportamientos mucho más ordinarios en aquel momento.
     Y es en este interesante contexto en el que Nella llega a su nuevo hogar. Un hogar marcado por la distancia y los secretos, que la demostrará que estaba muy equivocada con las ideas que traía del pueblo. Un marido que parece no saber cómo tratarla, una cuñada distante y un servicio que sabe más que ella serán quienes la reciban en una casa que dista mucho de parecerle un hogar. Y, como si un juego de muñecas rusas se tratara, aparece una casa dentro de la casa. Un juguete para niñas para una mujer que se niega a que la traten como una niña. Un juguete que pronto deja de serlo para convertirse en algo muy diferente. Será a partir de este regalo, que la autora comience a dar forma a una trama llena de secretos por descubrir. El lector, tan ciego como la propia protagonista, asistirá a la entrega de unos paquetes que portan pistas sobre esa nueva vida y el misterio de cómo es posible que exista alguien capaz de realizarlos. Paso a paso, pista a pista y misterio a misterio nos meteremos dentro de una historia intranquilizadora con tintes de novelón en el que no faltan las tragedias.
     La novela está marcada por personajes femeninos en un mundo que, paradójicamente, bien hubiéramos podido pensar que es de hombres. Su protagonista, Petronella es una mujer que descubre una fortaleza que desconocía tener, convirtiéndose en una heroína que nos recuerda a esos personajes femeninos de Jane Austen; Marin, la cuñada, es una mujer fuerte llena de claroscuros por descubrir; la criada parece esconder también su propia marca... Todas mujeres, todas luchadoras. Y luego está el Miniaturista, el enigma de la historia que parece encerrar algún tipo de clave.
     La casa de las miniaturas es una novela francamente entretenida, un mosaico cubierto de pequeños detalles que conducen al lector, sin apenas darse cuenta, por un entramado que le muestra la sociedad del siglo XVII como si se tratara de un juego en el que presentar la vida dentro de una casa de muñecas.
     Y vosotros, ¿con qué libro comenzáis la semana?
     Gracias
Pd. Os dejo una imagen de la casa de muñecas que construyó Petronella Oortman.
La casa de las miniaturas. Jessie Burton

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