
LA NOTA
Cuando llegué a casa a medianoche
me encontré un papel sobre la mesa,
quizás una nota de los compañeros,
un telefonazo en mi ausencia
de alguien que necesita decirme,
no sé, te necesito, por ejemplo;
pero no era más que un aviso:
al día siguiente
teníamos que levantarnos temprano
para ir a sellar el paro.
Cristina Morano en La casa de los corazones rotos (Ediciones Vitruvio, 2015).