Revista Decoración
Hoy entraremos en una casa con historia, me conmovió cuando María me la narró, pero comencemos por el principio...
María se puso en contacto con nosotros para comprarnos una pizarra para la entrada de su casa, fue una cliente ejemplar ya que la pizarra llegó a su casa dañada, nos la mandó y Oscar le hizo una nueva, fue una persona muy amable y comprensiva con la situación.
Cuando le llegó la nueva le encantó, y le comenté si podía hacer algunas fotos de la pizarra y su entorno, mi sorpresa fue que nos mandó unas fotos maravillosas,de una casa llena de historia y encanto, rápidamente le comenté si me podía contar la historia de la casa, ya que se le notaba algo muy especial, nadie mejor que ella os va a contar lo que encierra esta preciosa casa asturiana. Os dejo con su historia.
Esta casa perteneció a todas las generaciones de mujeres de mi familia, desde la trastatarabuela de mi madre hasta mi madre, la fueron heredando todas y cada una, y sólo mujeres... Ahora mismo es de mi abuela, y espero que dentro de muuuchos años sea de mi madre, pero como las dos viven a pocos kilómetros de esta casa y estaba cerrada, pues se decidió arreglarla y darle vida, así que Felipe (mi marido) y yo vamos todos los fines de semana y somos los encargados de la decoración y de disfrutarla! Intentamos mantener todo lo posible los objetos originales que había en la casa desde hace muchísimos años: el aparador del comedor, el arcón, la lámpara de madera... así como la cocina de carbón y chimenea con la que se calentaba la casa antiguamente.
La madera también se conserva la original (las vigas grandes, la escalera y el corredor) y cómo no, el árbol del patio, que tiene unos 90 años! Incluso en el techo de madera mantenemos los clavos hechos a mano por mi tatarabuelo donde se colgaban los palos cuando se hacía la matanza...
Desde el principio empezamos la reforma con toda la ilusión del mundo. Tanto mi hermano como yo pasamos allí muchos veranos de nuestra infancia y tenemos unos recuerdos muy felices de aquella época en la que íbamos a pasar los veranos con nuestros abuelos a Riocaliente, el pueblo donde está la casa. Es un pueblo precioso, con río y puente de madera, rodeado de montañas y con playa a 8 kilómetros, qué más se puede pedir!
Todavía nos queda por rescatar alguna joya más del desván de la casa, como un banco hecho a mano por mi abuelo, pero poco a poco...!
Cada vez que hacemos un viaje intentamos buscar algún objeto que encaje en la casa para así darle nuestro toque personal, por ejemplo los cojines de la habitación y los de la entrada, vinieron de Estambul, algunas de las cosas de encima del mueble blanco de la escalera vinieron de Lisboa, uno de los portavelas de al lado de la chimenea lo trajimos de Japón... siempre que encajen con el estilo de la casa procuramos poner algo que nos recuerde a nuestros viajes!
El mueble de la escalera blanco era color madera, pero para darle algo de luz lo pintamos nosotros así. La casa no es grande, tiene 3 habitaciones, pero para nosotros es como si fuera un palacio, es muy acogedora y desde siempre fue un punto importante de reunión de vecinos en el pueblo para charlar con mi abuela en el patio tarde-noche, como se hacía antiguamente.
Muchisimas gracias María por tu generosidad y tu amabilidad infinita!!!Mil gracias tambien a Felipe, por captar el encanto de vuestra casa!!