La casa en la que vivió Maria Severa, uno de los símbolos del fado, se une a la fascinación que despierta la cantante y este estilo de música. La Cámara de Comercio de Portugal y el Museu do Fado se han embarcado en el proyecto de reconvertir el edificio, situado en el barrio lisboeta de Mouraria, en un centro cultural que complemente al museo. Casa da Severa es un lugar para recitales, proyecciones o cenar con el eco de la cantante en el ambiente pero dentro de una estética contemporánea.
El proyecto ha sido uno de los finalistas de los premios FAD de Arquitectura de 2014. Más sobre estos premios en diarioDESIGN.
El estudio del arquitecto portugués José Adrião se ha encargado del proyecto, que ha requerido derribar por completo la distribución original del edificio, el cual con el paso del tiempo se convirtió en un edificio de apartamentos. Las precarias instalaciones sanitarias y la multitud de habitaciones pequeñas obligaban a su derribo para su nuevo objetivo.
Lo que sí han mantenido es la fachada, que resalta en el vecindario por sus formas y su aspecto de casa encalada. El edificio cuenta con multitud de aperturas, que proporcionan mucha luz natural, pero no en la fachada que da a la plaza, donde sólo hay una puerta y una ventana. Esto proporciona a esta parte de la fachada una robustez que confiere más personalidad a la casa.
El conjunto, en general, está marcado por una visión contemporánea con detalles tradicionales y un cierto sabor local. Toda ella trasmite calma y limpieza.
Las escaleras son uno de los elementos protagonistas de la casa y las que marcan una mayor ruptura entre lo moderno y lo antiguo. La del exterior da acceso directo desde la plaza al café restaurante. Forma parte de la fachada y se mimetiza con el pavimento de la plaza.
La del interior es el elemento más contemporáneo de la casa. Ha sido pintada de rojo, color que se extiende hasta la mitad de la pared.
El color rojo y el marrón son prácticamente los únicos de la paleta que rompen con el blanco, que también impera dentro del edificio. En pequeñas pinceladas aquí o allá. Fuera, en cojines, para destacar un descanso en la escalera o un asiento en la muro de la terraza que une la escalera exterior con el bar. Dentro, por ejemplo, en los mosaicos del suelo.
El interior, con una superficie de más de dos mil metros cuadrados, destaca también por las alturas de las plantas. En algunas partes llegan hasta los seis metros y medio. O los suelos de azulejos de forma hexagonal del restaurante.
Otro elemento tradicional se observa en el mobiliario. Las sillas son modelos antiguos y se mezclan entre sí para conseguir un aire más bohemio.
Fotografías: Hugo Santos Silva
Casa da SeveraLargo da Severa, Nº2/2B.Mouraria1100-588 Lisboawww.casadasevera.pt