Revista Diario

La casa de mi infancia

Por 1maternidad_diferente
La casa de mi infancia

El otro día me sorprendí nada más despertar recordando que había soñado sobre la casa en la que mi familia vivía durante mi infancia. Es curioso que el sueño no tuviera ningún tinte costumbrista de recuerdo de familia sino que más bien era tipo "sueño de acción" (como las pelis del Stallone y el Schwarzzeneger -que no sé si se escribe así, pero no me pienso molestar en comprobarlo), lo que me llevó a reflexionar sobre la cantidad de veces que he vuelto a visitar esa casa en sueños.

Era una casa pequeña, llena de humedades y atestada de cosas, personas y mascotas (perros y peces más dos adultos y tres adolescentes hermositos nos llegamos a juntar allí en los últimos tiempos), nada envidiable o bucólico, nada especialmente reseñable para recordar, pero mi cerebro lo asume como un refugio que revisitar de vez en cuando, en sueños, un lugar cómodo, conocido, confortable... ¿cómo no? Si según iba recordando el sueño y reflexionando sobre la casa de mi infancia se me dibujaba una medio sonrisa en la cara.

La casa de mi infancia
Recordaba la puerta de la cocina perdida, que fue puerta de armario, llego a ser cortina y luego dejó de ser. El lavabo del baño, que terminó desapareciendo para dejar hueco a una lavadora... Un baño con ventana ¡¡¡qué gran lujo hoy en día en los pisos en los que nos hemos acostumbrado a vivir en Madrid, en los que solo disfrutamos de hermosos "respiraderos!!!

Esas persianas que se enrrollaban al tirar de la cuerda, y que había que atar con un lazo que salía automáticamente a fuerza de gesto repetido. Esas reformas de andar por casa cuando no había ni se concebía ni siquiera la decoración tipo Ikea: sintasol en el suelo, empapela la pared, empapelalá con papel diferente y finalmente termina forrándola con corcho... Una solución ingeniosa que permitía pegar posters de estrellas juveniles a la pared sin la consiguiente bronca paterna.

Recordar la casa de mi infancia es recordar también el barrio de mi infancia. Un colegio al que llegaba sin necesidad de cruzar una sola calle: independencia forzadas desde casi los 6 o 7 años. Un patio de vecinos, casas y portales que formaban una U que cual muralla nos protegía del mundo exterior en juegos y andanzas, pero no frente a las brocas o reprimendas de vecinos siempre ojo avizor.

La vista desde mi ventana: limitada pero a la vez fascinante. Una higuera, dos patios y la posibilidad de espiar furtivamente a sus propietarios de vez en cuando. Sonata chirriante de maullidos en los tejados nocturnos de verano. Despertarme con los trinos de los gorriones en las mañanas de domingo.

Cocina de gas, calentador, el ordenador que se apagaba cuando alguien encendía o apagaba la luz de la cocina y me dejaba con el trabajo del instituto sin guardar y con dos horas perdidas... Mi refugio encima de mi litera, donde languidecía una adolescencia típica que iba discurriendo lentamente de la mano de los libros que leía y la máquina de escribir tras la que me atrincheraba de vez en cuando.

Mi poster de El Señor de los Anillos, las lágrimas que vertía en la almohada pensando en amores imposibles, en la discusión con mis padres en los roces con mi vecina de litera...

La casa de mi infancia
Son miles, millones de recuerdos que conforman un hilo inagotable del que puedo tirar conscientemente y que mi subconsciente desmadeja a su antojo cuando visito el hogar de mi infancia en sueños.

Y al final todo eso me lleva a preguntarme cómo recordarán mis hijos el hogar de su infancia. ¿Qué recuerdos? ¿Qué olores? ¿Qué momentos? La casa de mi infancia ya no existe, nos mudamos a otro piso más amplio pero con menos personalidad en el que tan solo viví unos años antes de iniciar el vuelo en solitario. ¿Qué habrá sido de esta casa cuando mis hijos tengan hijos? ¿Recordarán más las cosas que había en la casa o los momentos pasados en ella?

Y tú, ¿Te acuerdas de cómo era la casa de tu infancia? ¿Qué recuerdas de ella? ¿Sueñas con ella de vez en cuando? Te invito a compartir aquí, o en tu propio blog, tus recuerdos sobre tu hogar infantil.


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