Creo que hay un club de caseros londinenses. Se reúnen periódicamente y toman decisiones importantes sobre cómo amargarme la existencia.
Supongo que leen este blog, se aburren muchísimo porque no me pasa nada emocionante y han optado por comportarse como una panda de tarados para darle alegría al asunto.
Y esto viene a santo de que conseguí huir del sitio aquel que tenía millones de plagas y me metí en la casa de St. Stephen. Que no es el casero, sino el nombre de la calle.
Por dónde empezar. Tantas cosas que contar de este lugar.
El sitio es, um... Inquietante. Inquietante es la palabra.
Tras pasar el fin de semana durmiendo en casa de Markru y su novia Page, que deciden acogerme porque son así de majos ellos y probablemente porque temen que muera devorada por las ratas mientras duermo, el domingo, ya con un hotel cogido hasta el jueves, voy a ver la casa de St. Stephen.
La casa tiene tres pisos, con un comedor/cocina estupendo, una habitación pequeña pero que a mí me sirve de sobra y un baño que voy a compartir con otras cuatro (!) personas. Pero mira, no piden fianza y se paga de dos semanas en dos semanas, así que va a ser como estar en un hotel pero mucho más barato. Me lo quedo, en lo que encuentro algo más definitivo.
Pero.
Hay cosas raras.
Por ejemplo, la no-agente no sabe casi nada de la casa. No sabe si hay secadora, no sabe por qué algunas habitaciones no se pueden alquilar.
INCISO
Cuando le pregunté a la mujer que me estaba enseñando la casa si las 120 libras que tenía que pagar eran para la agencia -la inmobiliaria, vaya-, me dijo muy escandalizada que ella no era una agente. Pero es la que te enseña la casa, gestiona todo el asunto y se lleva una comisión, así que a lo mejor no es una agente a nivel legal, pero en realidad es lo mismo.
Hago lo mismo con los novios. Si te pregunto si has quedado con tu novio y te pones roja y me contestas "no es mi novio", pero le vas a ver para ir con él al cine, luego a cenar y luego a meterle la lengua hasta la tráquea, pues entonces no será tu novio teóricamente, pero en fin. Así que es tu no-novio.
FIN DEL INCISO
No-agente - Ésta habitación es doble, pero ahora mismo no se alquila -la sigo a un cuarto bastante más digno que el armario grande que voy a alquilar yo-Yo - ¿Por qué? Es mejor que mi habitación, si pudiera me la quedaba. Y por cierto, ¿tenemos alguien que venga a limpiar? -en Londres es muy habitual que el precio del alquiler incluya limpieza de las zonas comunes-No-agente - No, pero podéis poneros de acuerdo para pagar a alguien que venga una vez a la semana. Y lo de la habitación.. es que... tiene que pasar una inspección.Yo - ¿Una inspección? ¿Una inspección de qué?No-agente - Nada, una inspección rutinaria... -sale por la puerta de la habitación- y mira, en la planta de abajo tenemos más habitaciones...
Y se escaquea entrando en otra habitación. En la segunda planta está mi dormitorio, que es individual, un cuarto de baño y dos habitaciones dobles. Ninguna de las dobles está en alquiler.
En la primera planta hay dos habitaciones dobles. De ésas no recibo información. En la planta baja está la lavandería -sí-, un baño y la cocina-comedor, en la que hay sentada una pareja. Son irlandeses, por lo visto.
Les pregunto que si fuman. Me dicen que sí, pero que sólo en el jardín. Les pregunto que si han tenido ratones. Me dicen que no saben porque se acaban de instalar. Y en la casa no vive nadie más.
Um. Peculiar.
Sea como fuere, necesito un sitio en el que quedarme, así que le pago una señal a la no-agente para que quite mi habitación del mercado y me voy de allí pensando en cómo es posible que de cuatro habitaciones dobles y una individual que contiene la casa, hasta ayer no estuviera ocupada ninguna.
Paso la semana en el hotel, porque ya lo he pagado, y el viernes por la noche llego a la casa. Me abre la puerta un chico neozelandés al que no le entiendo nada cuando habla. Le explico que me tengo que instalar hoy y me deja entrar.
En el comedor está la pareja irlandesa que conocí el primer día, el chico que me ha abierto la puerta y su novia, también de Nueva Zelanda, y me informan de que en la casa hay otra pareja, brasileña.
¿Veis eso de que las habitaciones no estaban en alquiler porque tenían que pasar una inspección?
Era mentira.
La mayoría de los dormitorios estaban ya alquilados cuando yo vi la casa.
Hablo un rato con las dos parejas. Los irlandeses son majos, la neozelandesa no me convence mucho y el neozelandés es abiertamente un cretino. Estamos un rato de palique y decido mencionar que la casa no me transmite toda la tranquilidad del mundo, por ver qué me dicen.
Yo - Oye, una cosa; ¿no es un poco raro que no hubiera nadie viviendo aquí cuando hemos llegado todos?
Pasa una cosa interesante con el miedo, y es que la gente a menudo se calla sus temerosas opiniones porque le preocupa que los demás les vean como unos paranoicos, pero en cuanto encuentran a alguien que comparte su pánico, se relajan y lo sueltan todo.Neozelandés - Ya lo hemos pensado. No tiene ningún sentido.Neozelandesa - Aquí tiene que pasar algo malo.Irlandés - Estamos preocupados con el tema.Irlandesa - Estamos muy preocupados con el tema.
¡Vaya! Bueno, al menos estamos histéricos en grupo. Siempre está bien.
Meditamos el asunto y decidimos que no puede haber una explicación positiva para la situación. Ahí tiene que pasar algo. Me cuentan otras cosas interesantes:
Irlandés - ¿Sabes cómo se llama la agente?Yo - Ummm sí. Toni.Irlandés - Ahá. ¿Toni qué más?Yo - Mmmm no sé. Ni idea. Pero tampoco le he preguntado.Irlandés - Pregúntale. Pídele un DNI, verás como no te lo da. Todos los agentes de esta casa tienen nombre de pila pero no te dan el apellido, y estamos bastante seguros de que los nombres no son reales. La página web que viene en el formulario que has rellenado para mudarte no existe.
Igual estamos ya en el nivel inquietante del que hablaba antes.Yo - ¿Cómo que no existe? ¿Pero esta gente quién es?Irlandesa - No sabemos, pero nada bueno. Ni legal.
Quedamos en que le voy a preguntar a la no-agente, que está a punto de llegar para recibir mi primer pago, acerca de la extraña situación.Toni abre la puerta de casa con sus llaves, sin llamar. Entra y le pago una parte de la cifra que me corresponde -todo no, porque los cajeros no dan dinero ilimitado en un solo día, y esta gente no tiene cuenta bancaria-.
Yo - Oye Toni, nos estábamos preguntando sobre la situación de la casa. ¿Cómo es que al llegar nosotros no había nadie viviendo aquí?
Toni responde inmediatamente, sin pensar.
Toni - Oh, no nos entendíamos bien con los inquilinos, no cuidaban de la casa ni limpiaban, y decidimos que era mejor que se marcharan.Yo - ¿No os entendisteis con nueve personas distintas? ¿A la vez?Toni - No no, la casa no estaba llena cuando pasó esto. Había muy poca gente aquí viviendo.
Ya.
Toni se va, y los irlandeses nos cuentan que ellos han hablado con los inquilinos anteriores. Una pareja italiana que estaba en la casa cuando ellos fueron a verla.
Irlandesa - Te dicen que te dan dos semanas de aviso si te tienes que ir, pero a los italianos les dieron sólo una.Yo - ¿Y eso? ¿Qué razón les dieron para echarles con tan poca antelación? ¿Lo de que no limpiaban?Irlandesa - Qué va, les dijeron que el casero se iba a mudar a la casa, que se tenía que ir todo el mundo.
Sólo ahora me doy cuenta de lo absurdo de la situación. Te tienes que ir de tu casa porque el casero se va a mudar de vuelta, pero esto se lo estás contando a la gente que va a ocupar tu lugar como inquilina del sitio. Es ridículo.
Yo - Pero eso es mentira.Irlandesa - Ya. Como todo lo demás.Yo - Madre mía, qué mal rollo.Irlandesa - Ya. Es todo muy raro. A mí lo que más nerviosa me pone es el armario.
No sé qué es el armario, pero a estas alturas ya tengo claro que vamos a morir todos aquí.
Yo - Qué armario.Irlandesa - El del rellano. Hay una puerta ahí. No sabemos lo que hay dentro.Yo - ¿Está candada?Irlandesa - Sí.
Pues nada. Ahí será donde guarden los cadáveres de los inquilinos anteriores, obviamente.
Tengo que irme a ver una peli, pero continuaré con la segunda parte de la historia en cuanto pueda. Y sí, se pone mucho peor.
Disfrutad de la seguridad de vuestras casas. En mi honor.