No siempre lo que bien funciona como libro, luego funciona como película. La ópera prima de Macarena Astorga es mucho más sugestiva en concepto que en resultados. Un intrigante thriller rural que transcurre en un pueblo perdido de la España profunda, arropado por leyendas locales, que sirve como materia para un escritor en busca de inspiración y que acaba por encontrarse con su propio destino. La casa del caracol podría haber sido una muy buena película, o al menos algo bastante mejor de lo que es, pero no acaba de encontrar su tono y el concepto de lo que podría haber sido se disipa irremediablemente a medida que la película avanza hasta un desbocado desenlace.
Como si del popular dicho cultural de “que viene el lobo, que viene”, la cinta de Macarena Astorga se vale de la novela homónima de Sandra García Nieto (quien también adapta el guión) para tejer una red de esperanzas de thriller rural y género con esencia patria, que nunca acaba por llegar y para cuando llega, como ocurre en el cuento del lobo, ya hemos perdido el interés y la total credibilidad. La casa del caracol se construye en torno a la leyenda rural del “vímero”, una especie de hombre lobo que en las noches de luna llena ataca a los habitantes del pueblo. En base a este terror local, el escritor Antonio Prieto (Javier Rey) investiga hasta el punto de dejarse sumergir por la rumorología y supersticiones del lugar, gracias a una antigua casa de retiro para escribir que alquila a Berta (Paz Vega) con quien también forjará una extraña relación. Hasta aquí los elementos son más que interesantes y dignos para lo que podría ser un excelente thriller, pero lamentablemente el tono de la cinta y el guión no acaban de encontrar la manera de hacer que resulte interesante. Ni tan siquiera la siempre imponente presencia de Javier Rey funciona para seguir la historia con un mínimo de interés, es afortunadamente Paz Vega (quien siempre está por encima del material y mayoría de producciones en las que participa) la que aporta el personaje más llamativo y mejor construido de toda la película, algo que viene dado por la propia valía de una de nuestras mejores y menos valoradas intérpretes.
Un muy destacable plantel de secundarios de lujo con nombres como Norma Martínez, Pedro Casablanc y Elvira Mínguez, otorgan dignidad y nivel a una coproducción entre España-Perú que parece tener mucho más clara la estética y atmósfera de la película que el resultado tangible de la misma. La casa del caracol es un debut quizá muy ambicioso que no sabe formular una película a la altura de su interesante premisa. Tenía verdaderamente todos los elementos para ser una gran película de terror folclórico y se queda en algo muy taciturno que choca brutalmente con un descontrolado tramo final que bien podría pertenecer a otra película muy distinta. Resulta incomprensible de todas a todas que el film durante aproximadamente 80 minutos construya un thriller sosegado donde apenas pasa nada y luego en sus últimos 23 m se desquicie y acabe reformulando algo mucho más cercano al género de la serie B que a cualquier cosa remotamente parecida a lo visto en el metraje anterior. Quiere jugar al despiste y fracasa en su tono y forma.
La casa del caracol no es una mala película pero sí una película muy fallida que te deja con la desagradable sensación de saber que en otras manos sí podría haber sido una película muy superior. En cualquier caso su estética e intérpretes bien merecen la pena.
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