Revista Cultura y Ocio

La casa del páramo, de Elizabeth Gaskell

Publicado el 04 enero 2016 por Rustisymustis @rustismustis
La casa del páramoAutora: Elizabeth GaskellEditorial: AlbaISBN: 9788484284376Páginas: 189
SinopsisElizabeth Gaskell narra la historia de Maggie y Edward Browne, residentes en una pequeña casa junto a un páramo; los hermanos, muy diferentes entre sí, llegarán a un punto de máxima tensión al entablar relaciones con el terrateniente de la zona y su familia. Una historia de amor complicada por las diferencias sociales llevará a la protagonista a tomar una decisión que afectará para siempre a su familia y que la aboca a un dramático sacrificio.


Reseña de Rustis
Me adentro por primera vez en la narrativa de Elizabeth Gaskell con una de sus obras más breves. La casa del páramo es una novela corta que, en 1850, fue publicada bajo la etiqueta de «cuento de Navidad». Aunque el término nos dirige fácilmente hacia uno de los relatos más conocidos de Charles Dickens, engloba en general un conjunto de textos ambientados en la Navidad y que suelen apelar a los sentimientos de bondad y el amor a la familia propios de la época. Aunque solamente algunos fragmentos muy breves de esta pequeña novela se enmarcan en dicho momento del año, no me parece carente de interés la referencia al «subgénero», pues considero que solamente bajo esta categoría cobran sentido algunos de los rasgos más destacados de la obra.
La casa del páramo, de Elizabeth Gaskell
Elizabeth Gaskell ambienta su historia en un páramo inglés, una zona rural donde encontramos una pequeña casa en la que vive la señora Browne junto a sus hijos Maggie y Edward. La relación entre los tres personajes es uno de los elementos centrales de la historia desde el inicio: conocemos a una viuda quejumbrosa y obsesionada con las apariencias y las relaciones sociales, que trata de desigual manera a sus dos hijos: mientras consiente todo al varón y le colma de atenciones, se muestra distante y huraña con Maggie. Las cosas no son diferentes entre los hermanos: la muchacha es a lo largo de toda la novela un modelo de virtud, paciencia y bondad; asume su rol secundario dentro de la casa y acepta con resignada calma el maltrato constante al que la somete Edward, un ser caprichoso e irresponsable constantemente alentado y apoyado por su madre en todas sus acciones. Elizabeth Gaskell pone entonces en relación a los Browne con el terrateniente de la zona y su familia: el señor Buxton invita a la señora Browne y sus hijos a visitarle en su mansión y, a partir de ese momento, se inicia una relación entre Maggie, Edward, Frank -hijo del señor Buxton- y Erminia -sobrina huérfana que vive en la casa-. De nuevo, todos estos personajes y sus actitudes cordiales y bondadosas, especialmente hacia Maggie, se ponen en contraste con la crueldad de Edward y su madre. En la casa del terrateniente, además, la joven protagonista conocerá a quien será su mentora y un fiel espejo de comportamiento: la angelical señora Buxton.
Hasta aquí, podemos observar uno de los aspectos que más negativamente se ha subrayado respecto a esta novela: cierto es que todo el diseño de los personajes y sus relaciones sigue una estructura maniquea de la que en pocas ocasiones se escapa. Prácticamente sólo el personaje del señor Buxton mostrará a lo largo de la novela algún tipo de contradicción, sentimientos ambivalentes o evolución de carácter; en el resto de los casos, la autora no busca en ningún momento desarrollar la psicología de sus protagonistas, limitándose a presentar sus relaciones, las acciones cometidas por cada uno de ellos, y el contraste de sentimientos y actitudes entre el Bien y el Mal. Considero que es precisamente la citada condición de «cuento de Navidad» la que lleva a la autora a escribir de este modo; lo mismo sucede con la incorporación de la necesaria historia de amor, marcada desde el inicio por la desigualdad social de la pareja, y del melodramatismo en un apresurado final donde lo que interesa remarcar es el sacrificio que Maggie debe realizar para proteger a su familia, aun siendo despreciada por ella. Triunfa la bondad y el personaje de la joven se encarama hacia su estatuto de ángel.

La casa del páramo, de Elizabeth Gaskell

Elizabeth Gaskell

Aun así, son muchas condiciones las que quiero destacar en esta novela y que la convierten en una lectura muy recomendable: en primer lugar, es evidente la capacidad narrativa de Elizabeth Gaskell, en este caso al levantar una ambientación perfecta, en la que las descripciones de la naturaleza, y la presentación de una campiña tranquila de vida pausada, combinan a la perfección con los sentimientos de bondad que tratan de destacarse. Es obvia a través de esa ambientación la capacidad de Gaskell para envolvernos en su universo literario y dejarnos pegados a las letras hasta terminar la historia. Únicamente conocía indirectamente a la escritora a través de la adaptación que la BBC hizo de su novela Cranford: aun así, se vislumbra tanto en esa maravillosa miniserie como en la novela corta que reseño aquí, la capacidad de Gaskell para presentarnos la Inglaterra victoriana, las diferencias sociales, los valores puritanos y el paso del campo a la ciudad como ejes de la vida y del relato, en pleno contraste. Todo ello además con una narración ágil, buenos diálogos y exquisitas descripciones. Por otra parte, a mi juicio lo más destacable de La casa del páramo es la presentación de las figuras femeninas, especialmente a través del personaje de Maggie: la protagonista representa milimétricamente las características del «ángel del hogar» decimonónico; atenta a las tareas del hogar, abnegada con su familia, de trato dócil, paciente hasta el extremo y tolerante incluso con quienes la maltratan. Aunque Maggie es de origen humilde, queda representada en la obra dentro de la clase alta al reflejarse su carácter en el de la también angelical señora Buxton, personaje que se convierte no sólo en su «maestra» en el arte de la bondad, sino también en la evidencia de lo que Maggie llegará a ser en un futuro. En contraste con ambas, se sitúa no sólo la figura de Edward, sino especialmente la de la madre viuda, otro carácter típicamente victoriano, representante de la mujer en este caso frustrada por la muerte de su marido, atada a los convencionalismos pero repleta de falsedad y malos modos. Un pequeño universo femenino, diseñado de manera muy precaria, pero que anuncia posiblemente lo que serán otras novelas largas, más desarrolladas y celebradas de esta autora, como será por ejemplo Norte y Sur.
 Sin duda, continuaré adentrándome en la literatura de Elizabeth Gaskell, tomando como punto de partida para mis juicios esta pequeña obra, repleta de los inconvenientes de su género, pero llena también de los trazos de una gran escritora. Os recomiendo vivamente esta obrita de lectura rápida y agradable.

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