Como una cantera a cielo abierto ("La Pedrera"), fue bautizada despectivamente la Casa Milà por algunos de sus contemporáneos. Solo el tiempo ha podido dar una respuesta contundente a aquellos críticos que no pudieron apreciar la maestría y el ingenio del arquitecto Gaudí, cuando La Pedrera fue nombrada Patrimonio de La Humanidad en 1984 junto a otras obras del arquitecto de Reus. De forma curiosa, el nombre popular de La Pedrera, despectivo en aquel momento, hoy es objeto de admiración y reconocimiento por millares de personas que la visitan cada año.
La Pedrera fue construida entre 1906 y 1910 por el arquitecto Antoni Gaudí, por encargo del matrimonio Pere Milà i Camps y Roser Segimon i Artells. Fue erigida en pleno Ensanche de Barcelona, en el chaflán que conforman el Paseo de Gracia y la calle Provenza, según la moda burguesa de aquella época de hacerse edificar grandes residencias en las zonas mejor apreciadas de la ciudad. Otro caso fue el de la Casa Batlló, también construida por Gaudí entre 1904 y 1906 en el Paseo de Gracia.Tras varias modificaciones y traspasos, La Pedrera fue adquirida por la entidad Caixa Catalunya en 1986, que tuvo que acometer obras de conservación y restauración. Actualmente mantiene la sede de la Fundación Catalunya Caixa y muchos de los espacios del edificio son visitables por el público en general.
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La Pedrera se erigió como un edificio modernista que resultaba monumental y avanzado para su época. Además de sus dimensiones, con seis plantas construidas alrededor de dos patios interiores, más los espacios del sótano, el desván y la azotea, también resultaba novedoso su estilo arquitectónico, inspirado en formas orgánicas de la naturaleza.
Las fachadas de La Pedrera muestran entrantes y salientes con formas ondulantes que le dan un sentido de movimiento similar al de las olas del mar y esta continuidad discurre por igual entre las tres fachadas que dan al Paseo de Gracia, al chaflán de las dos calles y a la calle Provenza. Gaudí incluso pensó en las sombras y potenció aquellas zonas que con el juego de luces ayudarían a fortalecer aún más la sensación armónica del movimiento. No solo cuidó el aspecto estético, sino también el funcional; y así podemos ver las diferencias de tamaño y estilos de las ventanas, que obedecen a la luminosidad de cada planta (en las inferiores son más grandes y en las superiores más pequeñas). La fachada está modelada en piedra calcárea y adornada con disímiles detalles, uno de ellos son los balcones de hierro forjado, que algunos asimilan a las algas marinas.
Horario y Tarifas
De noviembre a febrero. De lunes a domingo:
de 9.00 a 18.30 h (último acceso: 18.00 h)
Cerrado: 25 de diciembre, y del 7 al 13 de enero.
1 de enero: horario especial, de 11.00 a 18.30 h.
De marzo a octubre. De lunes a domingo:
de 9.00 a 20.00 h (último acceso: 19.30 h).
- General = 16,50 €
- Reducida = 14,85 €
- Niños de 0 a 6 años = gratuita
- Niños de 7 a 12 años = 8,25 €
La Pedrera tiene dos puertas de acceso, una por el Paseo de Gracia destinada para la visita a la sala de exposiciones temporales situada en la planta principal; y la otra por la calle Provenza, donde se encuentran las taquillas y la entrada para la visita al edificio. Los espacios visitables son los patios, el Piso de la Pedrera (Exposición Permanente), el Espacio Gaudí y la azotea.
El Piso de la Pedrera se sitúa en la cuarta planta y muestra una exposición permanente sobre una vivienda típica burguesa de principios del s. XX. Además del mobiliario característico, se pueden observar las formas ornamentales diseñadas por Gaudí para decorar el interior de las residencias. Aún se conservan los relieves de los falsos techos y de los marcos de puentas y ventanas, así como los suelos originales que variaban según los tipos de habitaciones... También se puede constatar que las viviendas estaban bien equipadas con los avances tecnológicos de la época.
En el desván del edificio se sitúa el Espacio Gaudí, en la zona donde antiguamente se localizaban los lavaderos y otras áreas de servicio. La característica principal en cuanto a diseño parte de la sucesión de arcos parabólicos de diferentes alturas sobre los que se sostiene la azotea. Es la zona más instructiva de la edificación, pues acoge una exposición permanente dedicada a la obra del arquitecto y a su última obra civil, La Pedrera. En ella se recogen muestras de planos, diseños de Gaudí, maquetas de La Pedrera, objetos y vídeos que permiten conocer el proceso de construcción y la inspiración natural de muchos de los elementos ornamentales que decoran los interiores y exteriores del edificio.
Por último, se encuentra la azotea, que es uno de los espacios que más soluciones creativas proporciona. No en vano se afirma que es un auténtico jardín de esculturas al aire libre. Tanto las salidas de escaleras como las torres de ventilación quedan rematadas con formas escultóricas y detalles simbólicos en una excelente combinación funcional y estética. Las chimeneas presentan una forma similar a cascos de guerreros, en una de ellas se encuentra un corazón que apunta a Reus y además un corazón y una lágrima que apuntan a la Sagrada Familia.
La Pedrera cuenta además con una librería, un auditorio (sótano) y una cafetería abierta recientemente al público.
Actualmente La Pedrera es un espacio de encuentro, una mezcla entre museo, galería y centro cultural, donde tienen lugar exposiciones, espectáculos, conferencias y actividades dirigidas a las escuelas. Es indudable la labor artística, educativa y social que desempeña, pero en aras de llegar a todo el público se deberían procurar unas tarifas más accesibles para todos.