Una biblioteca infantil cuidada con ternura para los más pequeños.
Era a principios de diciembre cuando decidí viajar un fin de semana a Huesca a visitar a mi tía.
Me dirigí en primer lugar a mi querido parque preguntándome por la Casita de Blancanieves, la biblioteca infantil más bonita que he visitado en mi vida y orgullo de toda la ciudad.
Entre por la calle del Parque y empecé a sentir la misma impaciencia de cuando era niña y me sentía atraída por la magia de la casita.
Calle del Parque
Entrada del parque Miguel Servet. Huesca.
A mi derecha dejé atrás el Paseo de las Pajaritas, una frondosa avenida dentro del parque con un hermoso banco de mosaico blanco y azul y con una escultura de pajaritas, allí me acompañaba mi abuelita cuando yo era pequeña para ver el teatro guiñol.
Las Pajaritas.
El banco con el escudo de Huesca.
Caminé hacia el Kiosko de Música donde yo siempre encontraba a mi abuelo escuchando la música de la banda municipal.
El Kiosco de Música.
A paso rápido me dirigí hacia la izquierda y ya vislumbré los árboles que sobrepasan mi casita encantada.
Las cuatro esquinas.
Allí estaba, junto a un pequeño estanque con un puentecito que la acompaña en su encanto mágico.
La casita de Blancanieves. Parque Miguel Servet. Huesca.
La casita de Blancanieves es una reproducción a tamaño natural de la casa de los siete enanitos del cuento de Disney y se edificó para ser destinada a biblioteca. Dice el diario del Altoaragón que cuando se inauguró hubo un desfile de personas disfrazadas como los personajes del cuento de Blancanieves.
La casita de Blancanieves. Parque Miguel Servet. Huesca.
La biblioteca se abrió y se cerró muchas veces hasta que en 1967 se decidió reabrirla definitivamente dedicando un homenaje a Walt Disney.
La casita de Blancanieves. Parque Miguel Servet. Huesca.
Mi hermano y yo solíamos jugar en el parque y, un día, descubrimos que la puerta de la casita estaba abierta. Con la curiosidad propia de nuestra edad nos acercamos. La emoción me embargó al ver ese mundo maravilloso lleno de libros preciosos, y estoy segura que mi hermano estaba tan maravillado como yo. Nunca habíamos estado en una biblioteca y no nos atrevíamos a coger ningún libro hasta que una señora muy amable nos indicó que podíamos leer ¡Todos los que quisiéramos!, me pasé un rato pasando mi dedo por algunas solapas hasta que me lancé inconteniblemente a leer sentada sobre una de las sillitas de los enanitos. Podíamos hasta leer algún tebeo sentados bajo un árbol o junto al estanque y comentar las lecturas con otros niños que pronto se hacían nuestros amigos y nos aconsejaban o escuchaban nuestros consejos de pequeño lector.
No estoy segura si hacerse socio de la biblioteca costaba 1 peseta o habíamos de pagar una peseta si nos hacíamos un carnet. Corrimos a casa a contar la maravilla a mi abuela y a mi tía ingeniando por el camino cómo convencerlas en caso de que no nos creyeran. Hacerse socio de la biblioteca te daba derecho a llevarte a casa para leer un montón de tebeos, ¡puede que hasta 10!.
La casita de Blancanieves. Parque Miguel Servet. Huesca.
La lectura es una actividad compleja y en el gusto por la lectura intervienen muchos estados de ánimo, emociones, sentimientos y procesos afectivos. Cuando disfrutamos de la lectura experimentamos satisfacción y un estado de bienestar.
Es importante recordar que existe una relación entre el gusto por la lectura y la lectura afectiva y que esta relación es muy importante en los niños.
Cuando los niños nos dirigíamos a nuestra biblioteca de la casita de Blancanieves nos adentrábamos en un parque pensado para niños y nos acercábamos a un mundo fantástico que provocaba que inventáramos historias. Era un gran estímulo para la lectura. ¡Claro que teníamos ganas de leer!
Un pueblo que cuida la cultura de los más pequeños demuestra su grado de civilización.
¡Gracias Huesca!
Pili Biarge