Por José Luis Prieto Garrido
No es el título de una película, ni tampoco el deseo de este articulista, sino una realidad que, aun hoy en estudio, muestra unas premisas y unas conclusiones orientadas a una realidad bastante contrastada.
Cuando don José Rufino Martín compra a finales de 1996 la ganadería a don Manuel Rueda Morales, hoy inscrita en el Registro de la Unión de Criadores de Toros de Lidia como “Peñajara de Casta Jijona”, sus ideas innovadoras eran bien claras: conseguir un prototipo de toro muy bello y a su vez que mostrara una estremecedora batalla en la plaza.
Ahondando en la genealogía de la ganadería, la primera conclusión que se puede sacar es que la matriz base es la casta Jijona originaria mezclada con los Toros de la Tierra, y prueba de ello es la pervivencia de las reatas que en la actualidad conserva esta ganadería sevillana y que entroncan directamente con lo de Vicente Martínez. Así, las vacas Bandoleras, Clavijeras, Costureras, Peluqueras..., entre otras.
Paralelo a este aspecto genealógico está el fenotípico. En Casa Reina dehesa situada en Fuente del Arco, en pleno paraje Los Serrano en la provincia de Badajoz, son Habituales los toros coloraos encendidos, los castaños y los retintos, a la vez que sardos, negros, ensabanados, cárdenos y jaboneros, acompañados de una considerable cantidad de particularidades. Para Lorenzo Cerón, es una prueba mas del origen Jijón, pues mantiene que “existen reseñas de toros jijones lidiados en tiempos de Sánchez Jijón, que eran negros, cárdenos y berrendos”.
Por otro lado, y continuando con el fenotipo, las jijonas mostraban un esqueleto eumétrico (mediano peso y tamaño) con ligeras desviaciones hacia hipermétrico (gran peso y tamaño), y de buena alzada, llamando la atención en las reses coloradas las astas muy desarrolladas, finas y de coloración acaramelada, y un signo, yo diría patognomónico, que es la frecuente aparición del flequillo (melena) en sus ejemplares, rasgo característico de la casta Jijona, aspectos que se mantienen en la ganadería de Peñajara.
Pero, posiblemente el argumento de mayor peso sea el estudio del ADN. Para ello, Javier Cañón, catedrático de genética de la Facultad de Veterinaria de Madrid y Julio Fernández veterinario responsable del libro genealógico de la UCTL, realizaron en el 2006 un estudio de 79 ganaderías, donde se puso de manifiesto el grado de pureza de los animales en estudio. En el caso Peñajara, el porcentaje de pureza respecto a Baltasar Ibán era del 82 %. Como quiera que a éste último le llegó la ganadería de origen Contreras mezclada con 58 eralas de Julián Fernández Martínez, puro Martínez, se deduce que hay posiblemente esas hembras sean las que estén dando reses bravas muy extremadamente similares a las originarias del tronco Jijón.
Suerte y ánimo al ganadero, y desde esta página le felicito por su tenacidad. Independientemente de los gustos y las modas taurómacas de los tiempos, la casta Jijona nunca debería desaparecer.