Contemplar el exterior de la catedral de Burgos, adentrarse en ella, pasear por sus naves, contemplar la capilla del Condestable, la Escalera Dorada, las vidrieras de irrepetibles colores, las asombrosas bóvedas estrelladas, los luminosos claustros y los restos románicos del sótano es llenarse de admiración. Eso fue lo que me ocurrió cuando la visité en 2016. La catedral de Burgos me parece la más hermosa del mundo.
Vista de la catedral de Burgos desde el puente de San Pablo.
Peregrino
Sus características agujas del siglo XV, obra de Juan de Colonia, se distinguen desde diversos lugares de la ciudad. Pero para verla de cerca lo más recomendable es la plaza del Rey Fernando donde también encontrarás un banco con la escultura de un peregrino que nos recuerda que Burgos siempre fue parte importante del Camino de Santiago. La imagen icónica de la catedral es la portada de Santa María que se encuentra en la plaza del mismo nombre. Quizá allí alguien te cuente las leyendas que rodean la historia de este precioso monumento.Vista de la catedral desde la plaza del Rey Fernando.
Burgos ya está celebrando el VIII centenario de su catedral declarada Monumento Nacional en 1885 y Patrimonio de la Humanidad por la Unesco en 1984, la única en España en serlo por sí sola, sin que se incluya en un conjunto arquitectónico. Además de ser la cumbre del gótico del país y modelo de otras catedrales, es basílica, parte del Camino de Santiago y del Camino del Cid y uno de los edificios emblemáticos de Europa. En ella han trabajado grandes artistas como Juan, Simón y Francisco de Colonia oGil y Diego de Siloé y en ella se han inspirado Pérez Galdós, Víctor Hugo, Alejandro Dumas y Bécquer, entre otros escritores.
Interior del claustro.
Burgos tenía ya en el siglo XI un templo románico construido en la loma de una colina, entre el cerro del castillo y el río. Pero la importancia de la ciudad hizo que se decidiera construir una nueva catedral sobre él, en un estilo jamás visto en España pero con el que se estaba edificando en Francia: el gótico.
El día 20 de julio de 1221, con el beneplácito del rey Fernando III, el obispo don Mauricio coloca la primera piedra de la nueva catedral de Burgos.
Catedral de Burgos desde la plaza de Santa María.
Los maestros franceses que iniciaron la obra fueron bastante rápidos. En 1230 tiene lugar la primera consagración de la parte construida y se comienza a demoler la edificación románica. Para 1260 ya se consagra todo el templo bajo la advocación de Santa María la Mayor. Durante los siglos siguientes se amplia el edificio original y sigue construyéndose capillas hasta el siglo XVIII. Aún hoy se han proyectado unas nuevas puertas en estilo contemporáneo de Antonio López que han resultado muy polémicas.
La parte más llamativa del interior del templo es el cimborrio. El original se derrumbó una madrugada de 1539 azotado por fuertes vientos. El que podemos contemplar es fruto de la maestría de Francisco de Colonia y Juan de Vallejo que lo construyeron entre los años 1540 y 1568 y es donde encontramos esas bóvedas caladas tan impresionantes, consideradas las más bellas de todo el Renacimiento español. Felipe II dijo de ellas que “más parece obra de ángeles que de hombres”.
Bóveda estrellada y calada.
Lápida.
A los pies del cimborrio está la lápida de jaspe rojizo con una inscripción en letras doradas fruto de Menéndez Pidal bajo la que descansan parte de los restos de Rodrigo Díaz de Vivar, más conocido como el Cid Campeador, y de su esposa doña Jimena que fueron trasladados allí con gran ceremonia el 21 de julio de 1921. Se cumplen 100 años de aquel acto solemne.Cerca del cimborrio se encuentra el coro de madera de nogal tallado en estilo renacentista y que contiene el sepulcro del obispo don Mauricio.
La más importante de las diecinueve capillas con que cuenta la basílica es la de la Purificación o de los Condestables construida por Simón de Colonia a finales del siglo XV en estilo gótico flamígero y considerada una de las obras cumbres de su siglo en toda Europa. Lo que más asombra a cuantos entran en la capilla es su maravillosa bóveda estrellada, calada y acristalada.
Capilla de los Condestables.
Las primeras vidrieras que se vieron en la Península Ibérica fueron las de Burgos, primero en el monasterio de Las Huelgas y después en la catedral que posee uno de los conjuntos vidrieros más importantes del país. La realizan los maestros franceses en el siglo XIII que, además, convierten a Burgos en uno de los más importantes centros de fabricación de vidrieras de la Edad Media. Desgraciadamente, la voladura del castillo de Burgos por las tropas napoleónicas en 1813, hace que la catedral pierda gran parte de las vidrieras, aunque aún se conservan las originales de la fachada del Sarmental con su impresionante rosetón y dos óculos en la puerta de Santa María.
Rosetón original del siglo XIII de la fachada del Sarmental.
Otros de los hitos de la catedral de Burgos es la Escalera Dorada. En la Edad Media el desnivel de ocho metros entre la calle y el suelo de la catedral fue solventado por una escalera románica que era muy transitada por los burgaleses que atajaban por allí para ir desde el barrio alto al mercado menor y por los peregrinos del Camino de Santiago. Esta primitiva escalera quedó muy deteriorada y el obispo encarga la construcción de una nueva a Diego de Siloé. Influenciado por sus estudios en Italia, el artista idea una escalera de 39 escalones que comienza en un tramo recto, se bifurca en dos brazos y tiene dos rellanos que pueden ser utilizados de púlpito. La entrada de la escalera está protegida por dos dragones de piedra y toda ella rematada con una barandilla de metal sobredorado. Así se construye entre los años 1519 y 1523 una escalera imperial única en España, obra maestra del Renacimiento e inspiración directa de Garnierd para su famosa escalera de la Ópera de París en el siglo XIX.
La Escalera Dorada lleva mucho tiempo cerrada
y solo puede contemplarse como obra de arte.
En la catedral se rinde culto al Santísimo Cristo de Burgos, una imagen muy venerada en diferentes regiones de España y Latinoamérica. Es una talla de madera policromada que muestra a uncrucificado con brazos y piernas articulados y pelo natural del siglo XIV, aunque las leyendas le otorgan mayor antigüedad.
El Papamoscas debe
su nombre a un pájaro.
Claustro.