La Catedral de Salzburgo

Reconozco que la Catedral de Salzburgo es uno de los sitios que más me gustan de esta ciudad. Así que ahí van un par de datos sobre la misma:

Se trata de uno de los monumentos de estilo barroco más importantes construidos al norte de los Alpes a lo largo del siglo XVII, y cuenta con influencias italianas, que se pueden apreciar especialmente en la cúpula, realizada en cobre.

Está construida en pleno centro de la ciudad, lo que la convierte en uno de los puntos turísticos más importantes. Su emplazamiento, al igual que ocurre con muchas otras iglesias y santuarios en toda Europa, ocupa lo que se cree que fue un lugar de culto en tiempos celtas y romanos.

El acceso al interior del recinto se compone por tres pórticos, que están fabricados en bronce, y simbolizan la fe, la esperanza y la caridad.

El conjunto está consagrado a San Ruperto, a quien se considera fundador de la ciudad y que fue el "santo" que se encargó de la cristianización de toda esta región. De ahí el que haya tantos lugares tanto en ésta como en otras ciudades y pueblos en los que se levantan estatuas del mismo, y también se debe a ello el que su nombre se observe incluso en calles en casi cualquier municipio de los alrededores..

La catedral tiene 142 metros de longitud y alcanza una altura de 33,22 metros en su bóveda central, que se puede observar parcialmente en la siguiente imagen:

Al igual que ocurre con muchos otros edificios de la ciudad, la catedral fue parcialmente destruida a causa de los bombardeos que tuvieron lugar durante la Segunda Guerra Mundial. Una de esas bombas cayó precisamente sobre la cúpula del crucero y, aunque la reconstrucción del recinto se prolongó hasta 1959 y a día de hoy no se observan restos de los destrozos, sí se puede ver una serie de fotografías en el interior en las que se aprecian los horrores de lo sucedido en esa época.

Pero este edificio no solamente llama la atención al visitante por su monumentalidad: en su interior se conserva la pila bautismal románica fabricada en bronce en la que fue bautizado Mozart, los órganos en los que el compositor improvisaba cuando aún era un niño, y las catacumbas contienen las tumbas de los arzobispos que, durante siglos, gobernaron la ciudad.

Todo un pequeño gran tesoro que, a pesar de recibir a tan gran cantidad de turistas al día, aún nos permite entrar a sentarnos en un rincón y escuchar el silencio, tan ausente en otras grandes catedrales e iglesias de todo el mundo.