Revista Filosofía

La caverna que Platón no fue capaz de imaginar

Por David Porcel

Me pregunto si el peligro también puede disfrazarse de hilos invisibles, o casi imperceptibles, como el traje del Rey desnudo que a todos, salvo al niño, pareció desapercibido. Y entonces la atención, o lo que lo hubiera podido advertir y precavernos, se disgrega con aquellos hilos ya del todo invisibles. Y me pregunto si los problemas del porvenir no van a ser la incomunicación, la soledad o el desamparo, sino su imposibilidad, como las nuevas chimeneas eléctricas que imposibilitan el fuego o los nuevos lenguajes que no dan lugar a la palabra. 

La caverna que Platón no fue capaz de imaginar

"Tuve un momento casi alucinatorio constatando desde el balcón de mi casa que cada persona iba acompañada con un perro, no dirigía la palabra a las demás personas y había total ausencia de niños. Y pensé que, si entre los humanos dejara de haber celebración, en su sentido etimológico de comunidad, si en suma nuestra percepción se redujera a dígitos y a frío individualismo, viviríamos realmente en una modalidad de caverna que ni siquiera Platón fue capaz de imaginar. Todavía estamos perplejos, pero parece que de nuevo desaprovecharemos, a pesar de las nuevas intenciones de los últimos tiempos, la oportunidad de asumir nuestra racionalidad plenamente." (Víctor Gómez Pin, Entrevista en El Cultural, El Mundo, Sábado 12 de septiembre)


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