Madds Mikkelsen (maloso de Casino Royale y Lecter en la serie Tv “Hannibal”) es un actor sueco muy serio que interpreta a Marcus, el educador de una guardería infantil que se va a ver implicado en un presunto asunto delictivo y que conlleva un “sambenito” complicadísimo del que librarse a toro pasado.
Con los datos que he aportado y sin “destripar” la película, los más sagaces habrán adivinado por dónde van los tiros, ¿no? Es fácil deducirlo, desde luego. Bueno, pues a pesar de que la acción transcurre en una localidad sueca y por lo tanto los personajes deberían resultar ser más razonables, más fríos y menos viscerales, pues nada, esas tan buenas cualidades no aparecen por lado alguno y la “presunción de culpabilidad” hace pronto su aparición, jodiendo enormemente al protagonista y a toda su existencia.
La degradación a la que someten al protagonista es evidente y en mostrarla se basa todo el argumento del filme. Momentos más crudos unos que otros, tensiones, amigos de toda la vida que se convierten en enemigos declarados, la filmación nos lleva a sufrir con el protagonista todo su vía crucis personal. Todo se sospecha, todo se presupone y ello hace que se le destroce la vida a un hombre al punto de experimentar violencia física sobre él y sus pertenencias.
La película es correctísima, de buena factura y ritmo sostenido que de todas formas no hay que olvidar que es una producción sueca, y aunque nos ha sorprendido algunos detalles -por decirlo así- acalorados, el estilo “pescado hervido sin sal” que tanto caracteriza a las producciones escandinavas se deja notar por encima de ciertas escenas virulentas que exige el argumento.
Correcta y bien hecha pero sin punch apreciable.
Por El niño sipote