Revista Humor

La caza vampiros

Por Jerjes Ascanio
La caza vampirosBuffy pensaba en el encuentro con Willow esa noche, sentía una agradable expectativa. Todo seria nuevo e intacto. La conversación podía rozar mil temas. ¿Y físicamente? Buffy no sabia muy bien que esperar.
Dentro de si Buffy sentía una clara atracción física por Willow. Eso empezaba a preocuparle. En muchos sentidos sexo significaba agresión y aun no experimentaba nada de eso en contra de ella. No todavía.
Se sonrió sin quererlo mientras se imaginaba besándola impulsivamente. Recordaba esos difíciles momentos de la adolescencia en continuaba alguna conversación trivial acompañándola hasta la puerta de su casa. Luego, sin ninguna preparación la besaba.
Buffy se quedaba esperando que la aceptaran, pero temiendo el rechazo. Nunca dejaba de asombrarse cuando la aceptaban en general, ni siquiera sabia por que había besado a la muchacha.
La idea de ver a Willow en un contexto social le rememoraba otros tiempos. Sentía el impulso interno de un contacto físico, pero no lo esperaba. Obviamente Willow le inspiraba deseos de tocarla. Era atractiva. Le molestaba no saber detalles de sus gustos.
Buffy no reducía sus propios deseos y fantasías sexuales a las realidades anatómicas. Willow se le antojaba tan normal con su sonrisa, su piel suave, su pecho que subía levemente con la respiración. Dudaba si debían salir.
Buffy quería olvidarse de todo, el sexo sin preocupaciones era un excelente método. Con Willow, si llegaba a suceder, no estaría exenta de preocupaciones. Estaba el espinoso asunto de si era sensato salir con una colega.
Una cita entre ellas podría representar un ridículo conflicto de intereses. Buffy decidió llevarla directamente a su apartamento antes de salir a cenar. Una copa de vino siempre es un buen aperitivo.
Willow llego puntual. Entro al departamento y se quito la chaqueta mientras observaba la habitación. Tomo mecánicamente el vaso que le daba Buffy lleno de vino espumeante. Su atención estaba capturada por la sala donde se encontraba.
Una habitación amplia. En la chimenea ardía un buen fuego, estantes con libros, cuadros y objetos de arte y un gran sistema de sonido. Todo estaba concebido como el mínimo necesario.
Que hermoso, dijo Willow, dando una vuelta por el centro de la habitación y dejándose caer sobre unos almohadones. No esperaba encontrar nada parecido agrego.
¿Que esperabas? pregunto Buffy, tengo la habitual, lo de siempre. Las dos se rieron conscientes de que no se conocían muy bien. La conversación se mantenía en un tono frívolo.
Paladeaban el vino. Willow extendió sus piernas hacia la chimenea. Buffy, ¿más vino? claro, está exquisito. Lleno los dos vasos. Disculpa el cambio de planes, cenaremos aquí. Magnifico, contesto Willow, estoy agotada y tengo hambre. Willow miraba la chimenea, las llamas la tenían hipnotizada.
Buffy sirvió la comida, lleno nuevamente los vasos, ambas se dispusieron a comer. A las dos le parecía que la cena estaba perfecta. El vino suavizaba todas las posibles inhibiciones y la conversación fluía libremente.
Armadas con el postre y una taza de café, cada una, más relajadas se enteraba de fragmentos de sus vidas que iban componiendo el mosaico de sus personalidades. La noche y la vida al aire libre apareció como un amor común.
Ambas disfrutaban de un agradable y tranquilo silencio frente a la chimenea. Willow, en la medida que te conozco un poco más gozo con cada minuto que estoy contigo. Ella aun tomaba su vino. El cálido liquido resbalaba por su garganta y enviaba cálidas sensaciones a su cuerpo. Se sintió flotar en el aire.
Buffy se acerco a su cara, la miraba. Tenia ganas de abrazarla, se le antojaba sensual. Sin saber como ni cuando, ambas se fundieron en uno. No sin cierta timidez, sus rostro muy cerca se estudiaban a la luz del fuego de la chimenea.
Luego sus labios se buscaron, suavemente al principio, después con evidente emoción. Por ultimo con total entrega...

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