Revista Cultura y Ocio
La señora Merkel, tan preocupada ella por salvaguardar a los bancos alemanes, por intentar que la Unión Europea en pleno siga a pie juntillas sus directrices, por disimular las ya importantes diferencias con su aliado Sarkozy... sí, preocupada con todo ello, no le ha prestado suficiente atención al aumento de la violencia neonazi en Alemania.
Incomprensible que el ya conocido como "Trio de Turingia", dos hombres y una mujer, hayan asesinado durante los últimos 13 años, a 10 personas, hayan realizado 14 atracos bancarios y ser los autores de 3 atentados con bomba y decenas de heridos, sin que las fuerzas de seguridad del estado alemán, hasta ahora hayan sabido la existencia de esta célula terrorista...
Es más, al parecer un agente de los servicios de contraespionaje alemán estuvo sospechosamente cerca de los lugares del crimen en seis de los nueve asesinatos contra extranjeros cometidos por esta célula terrorista de ultraderecha recién descubierta, según informa este lunes en el rotativo Bild.
El diario Frankfurter Allgemeinen Zeitung (FAZ) revela incluso que el agente especializado en la lucha contra los movimientos neonazis y de ultraderecha fue testigo presencial de uno de los crímenes en Kassel, en el centro del país, y que la policía no tuvo conocimiento de este hecho hasta diez días después del asesinato.
Ambos diarios subrayan que la presencia del agente -cuyo nombre no es revelado- en las cercanías de los lugares de los crímenes refuerza las sospechas de que esta célula terrorista podía haber recibido ayuda o protección por parte de las fuerzas de seguridad del Estado en Alemania.
Y es que, a decir de algunos analistas, la policía alemana tiene una "ceguera endémica del ojo derecho". Colabora estrechamente con ultras neonazis con la disculpa de que los utiliza como confidentes y que muchos de ellos se acogieron a programas de reinserción.
El caso es que en los últimos 20 años los neonazis alemanes han asesinado a 147 personas en la propia Alemania.: familias de emigrantes abrasadas en el incendio de su residencia, africanos, asiáticos, turcos tiroteados a quemarropa o bárbaramente golpeados hasta la muerte en estaciones de metro... Con razón la violencia de extrema derecha es el principal foco de terrorismo en ese país. Sin embargo no se reconoce. De hecho, ante estas cifras, el Gobierno aleman no las admite y las rebaja a 47 personas.
La realidad es que la policía alemana reprime con ferocidad, con mucha brutalidad cualquier manifestación de la izquierda, sin embargo, y de ahí la expresión "ceguera del ojo derecho", es mucho más consentidora con manifestaciones neonazis que, dicho sea de paso, no están prohibidas en Alemania.
Con estos mimbres, el incremento del neonazismo en Alemania no es de extrañar, pero si me parece realmente extraño, a la par que intolerable, que la canciller alemana se llame ahora a andanas y juzgue este caso del Trio de Turingia como de gran vergüenza nacional, como si fuera algo que surgiera de la nada.
Ante la situación, el Ministro del Interior no ha tenido más remedio que admitir publicamente que existe un terrorismo muy preocupante de extrema derecha.
Leyendo estos días sobre el caso, la actitud de los gobiernos y fuerzas de seguridad de Alemania de tratar con guante blanco a la extrema derecha viene de lejos: el mayor atentado terrorista de Alemania de postguerra, el de la Oktoberfest de Munich, en 1980, con 13 muertos, 211 heridos, según la investigación policial fue obra de un neonazi que actuó en solitario y sin ninguna cobertura.
Espero que la canciller Merkel se preocupe debidamente con el incremento del neonazismo en su país. Quizás podría atender más este caso y dejar de presionar al Banco Central Europeo para que actue siguiendo sus instrucciones y siempre a su favor, por supuesto.