En 1950 se estrenó la película La Cenicienta (título en inglés: Cinderella) basada en el cuento popular del mimos nombre, de Charles Perrault y producida por Walt Disney. El film nos explica la vida de Cenicienta, una bella joven, que después de la muerte de su padre, se ve obligada a vivir y servir a su madrastra, mientras que sus hermanastras se dedican a vivir y disfrutar de la vida. Un día llega una invitación para una gran fiesta que ofrecerá el Príncipe, y Cenicienta ve una oportunidad de ser como las otras chicas de su edad. Con la ayuda de su hada madrina puede ir al baile y lograr bailar con el Príncipe, pero a las doce de la noche deberá volver a casa, porque la magia se acaba, y tendrá que abandonar precipitadamente al Príncipe. Él se enamora de ella y realiza una búsqueda para encontrarla gracias al zapato de cristal que ella pierde en la escalera mientras corre de regreso a casa. El Príncipe prueba el zapato a todas las chicas casaderas del reino y cuando descubrir que el zapato pertenece a Cenicienta, es llevada al castillo donde se casa con el príncipe. La película tiene un argumenta muy simple y muy estereotipado, incluso machista (si nos ponemos puntillosos), pero se ha de admitir, que se ha convertido en uno de los grandes clásicos de Disney. A estas alturas no se puede decir nada nuevo de La Cenicienta, así que me dispondré a explicar curiosidades y opiniones propias. Una de las características de las películas de Disney (las antiguas) era que el doblaje era común para todos los países de habla hispana, lo que hacía que la voz de la madrastra, la del príncipe y la de la mayoría de los personajes tuvieran una gran influencia mejicana, lo que no dejaba de ser factor positivo, a mi modo de ver, ya que los personajes me parecían más reales, aunque lejanos. La película que obtuvo tres nominaciones a los Oscar (sonido, canción y adaptación musical), dentro de su argumento explica el triunfo del bien sobre el mal, de la bondad sobre la crueldad y del amor romántico y verdadero sobre el interesado o de conveniencia. Cuando alguien ve La Cenicienta, no acostumbra a saber que el film es una versión animada de un cuento cuyas primeras transcripciones escritas datan del siglo IX, y se han hallado en China. Aunque en Europa se han registrado más de 500 versiones diferentes. La transcripción francesa, de Charles Perrault, se publicó en 1697 y se popularizó en Inglaterra a través de su traducción, Tales of Mother Goose (1729). Aunque las versiones Europeas difieren de la francesa en el nombre de la heroína, donde hacen referencia a sus tareas de limpieza de cocina, fogones, hornos y chimeneas, dando nombre a La Cenicienta, pues la ceniza se adhiere a la piel y al cabello y ensucia de manera difícil de corregir. El guión de Disney respeta la versión francesa y sus singularidades: zapatilla de cristal, Hada Madrina, apellido Tremein de las hermanastras, lo que hace el film haya sido más reconocible y aceptado para el público europeo. Recomiendo esta película a todas aquellas personas que en un primer lugar, no la hayan visto nunca, pues no deja de ser un clásico. También a todas aquellas personas que tengan a un niño pequeño y que quieran regresar a la inocencia y a la ilusión propias de aquellos espectadores que ven por primera vez La Cenicienta.Valoración: 5/5