La censura me da resaca

LA CENSURA ME DA RESACA

Me apuesto mi Vespino SP a que esta publicidad gráfica no podría salir a la calle en España, el país de la democracia moderna, el de la permisividad con las bodas gays, de la igualdad al pronunciar miembros y miembras, donde se prohiben los burkas y se aceptan los hábitos.

Todos los logros conseguidos en materia de derechos civiles parece que se ponen en entredicho cuando la publicidad anda de por medio. Si en ‘Los Simpson’ (o ‘Los Serrano’) el protagonista es un inepto, patoso y bobo es muy gracioso. Si en un spot se bromea sobre el trabajo de los campesinos, una asociación se queja por cómo se ve representado este sector y provoca su retirada.

Parece que cualquier colectivo representado en una campaña publitaria tiene derecho a quejarse. Supongo que los portavoces quieren sus 5 minutos de protagonismo. Pero hay que aclarar algo. Sí, la publicidad tiene una responsabilidad social. Hasta ahí llego. Pero no tiene porque ser más restrictiva ni extensa que la de la televisión, el cine o la misma literatura.

Y, si en literatura es impensable que el colectivo de tatuados con piercing puedan denunciar a los descendientes de Stieg Larsson por la manera en que los describe en su trilogía Millenium, también debería ser ridículo que tanta asociación impertinente  pueda censurar la libertad creativa de una campaña.

En cuanto a la campaña-excusa que os muestro en el post, me parece que te arranca una sonrisa, busca notoriedad y para ello nada mejor que el uso de niños. Si su objetivo era ése sin más, lo consiguieron dejando una resaca agradable en la memoria.