La CEOE quiere más, y si no a Laponia

Dice una canción vieja que “todos queremos más”. Y estos chicos de la CEOE se lo han tomado en serio. Han ganado la batalla, aliados con el gobierno, han hecho su reforma laboral, consiguiendo cambiar trabajadores por esclavos y ahora con el triunfo en la mano no se conforman.
Ahí están, apenas unos días después de su victoria, pidiendo la revisión de la ley de huelga, una bajada de las cotizaciones sociales y queriendo obligar a los parados a aceptar empleos, donde sea y como sea.
El primer deseo es una vieja aspiración para limitar la huelga de tal forma que la dejen sin efecto. Ahora para ellos se ha presentado el momento. Tienen a su correa de transmisión, el gobierno a su favor, y a poco que aprieten lo harán. Ya, su aliada, la lideresa madrileña, lo ha solicitado en varias ocasiones, llegando a incumplir la ley para aplastar una huelga como la del Metro, donde abusó en los servicios mínimo, aunque cuando lo dijo la Justicia ya habían pasado meses y se salió con la suya.
La propuesta de rebajar las cotizaciones no es sino un signo más de limosneo, de chalaneo y de regateo propio de gente a la que le estorba el Estado del Bienestar y que a pesar de declararse liberales no escatiman cualquier ayuda estatal y si no, ya lo ven: ¡Qué paguen los trabajadores!
En cuanto a los parados, el colmo ha sido lo manifestado por un tipejo de la CEOE, un tal Feito, quien quiere obligar a que cualquier parado acepte cualquier trabajo en cualquier circunstancia y lugar. Por ejemplo en Laponia.
 Esta afirmación no puede venir sino de un chulo integral, un tipo duro que en momentos de auge se quiere hacer el mata-obreros. En un país donde muchos jóvenes no han podido encontrar ni su primer empleo, viene este elemento y les suelta la gracieta. A este tipejo de la CEOE, le vendría muy bien que se quedara en paro. Mejor aún, que le mandaran –ni tan siquiera a Laponia— a trabajar a una mina, y que no pudiera elegir. Tampoco estaría mal de mamporrero. Este cantamañanas no merece tener un trabajo seguro y estable. Un tipo despreciable que manda a los demás a Laponia, mientras él vive como dios, representando a esta patronal tan “moderada”.
Por cierto que hoy ha insistido en que el 80% de parados no aceptan ni moverse de su barrio para trabajar. ¡Qué sinvergüenza!
El ejemplo, que ha querido poner el individuo en cuestión, es además malo. Frío hace frío, pero en Laponia el sueldo medio es de 3500 euros mensuales. Total, sólo tres veces el español.
Y sí, Sr. Feito, muchos querrían ir a Laponia, muchos quisieran ser noruegos o fineses o suecos, aunque sólo fuera para no toparse con carcamales como usted en las empresas.
Lo grave Sr. Feito es que pertenece –ha sido ejecutivo del FMI y del Banco de España—, a eso que se ha dado en llamar los Mercado, los que han creado la crisis, ha arruinado a nuestro país y ahora viene aquí, con el subidón y el gozo que le ha producido las decisiones de este gobierno empresarial, a apretar más las tuercas. Su calaña le delata y con su posición de poder denota su insensibilidad social. Le importa un pito todo lo que no sea los mandatos de Los Mercados, de los que usted se ha convertido en vocero mayor.
Los que se están marchando a Laponia o a otros lugares son gente cualificada, jóvenes con grandes conocimientos y sin porvenir en este país, gracias a individuos como usted. Esa es la cuestión. Primero no encuentran trabajo, y si lo encuentran ustedes les pagan mal y encima, viven precarizados. Así es que además, están provocando la fuga de la gente mejor formada, de intelectuales, de cerebros.
Qué quiere que le diga. Le deseo lo peor. Ya está bien de templar gaitas. Váyase usted al cuerno y con usted llévese a D. Mariano y Cía, al menos podrán jugar al mus y así le podrá echar a él, el próximo órdago.
Queda usted declarado persona non-grata en Kabila. Y que le den.
Salud y República