Una de las grandes quejas de las mujeres que han tenido que pasar por una cesárea, sea necesaria o no, respetada o no, es la separación inicial con el bebé. La sensación de que ha sido extraído de su cuerpo, recibido por otras manos y separado de ellas dejando un gran vacío. Muchas mujeres, cuyos testimonios de cesárea he leído o escuchado concuerdan en esa sensación de vacío, de ser meros testigos, de falta de participación, de desconexión.
Para poner remedio a eso, ha surgido una nueva modalidad de cesárea que ha sido practicada ya con éxito, unas pocas veces en Australia. Se trata de la llamada cesárea asistida, y consiste en que luego de la incisión quirúrgica, obviamente realizada por el obstetra, la mujer que no es aislada visualmente a través de un campo, o sábana estéril de su vientre, estira las manos e interviene en el proceso de traer al mundo a su pequeño. La imagen que vemos arriba es la de una cesárea tradicional.
El procedimiento consiste en que luego del corte - previamente higienizadas las manos de la parturienta de forma rigurosa, como es debido hacerlo siempre antes de la realización de una cirugía, se le colocan guantes estériles, largos hasta los codos - para que luego de separadas las capas de piel, músculos y pared uterina, el obstetra asoma y posiciona la cabeza del niño y guía las manos de la mujer hacia su vientre para que pueda recibirlo y alzarlo ella misma y posteriormente colocarlo sobre su pecho.
El Dr. Gunnell, el obstetra que ha practicado este tipo de cesáreas con Naomi Chapman, matrona y madre de 3 hijos nacidos por cesárea refiere que "necesitamos ser extremadamente claros en que esta no es una buena alternativa a un parto vaginal", insistiendo en que la vía natural ha de ser siempre la de primera elección, dejando la cesárea como última alternativa en casos verdaderamente indicados. Además, nos dice: "no quiero que las mujeres elijan tener una cesárea simplemente porque puedan participar,".
Por razones médicamente justificadas, Naomi ha tenido a sus tres hijos por cesárea, pero ha querido tener una mayor participación en el nacimiento de su tercer hijo, Thomas, por lo cual ha solicitado a su equipo médico la realización de una cesárea asistida. El procedimiento ha sido todo un éxito y ella ha podido disfrutar de un mayor contacto piel con piel y del mágico momento de poder alzar ella misma a su hijo de su vientre con sus propias manos.
Naomi alzando a Thomas. Foto de Eamonn Mcnulty
"Fue absolutamente increíble; yo estaba llorando antes de que comenzara porque era sumamente emotivo. Entonces, básicamente, los dos doctores que estaban allí ubicaron su cabeza en el lugar adecuado, pero yo fui la persona principal que tocó a nuestro hijo de primero y eso fue realmente increíble, porque no es lo que ocurre normalmente." refiere Naomi.
El Dr. Gunnell nos comenta que "Hablando con muchas mujeres acerca de este tema, he constatado que a muchas de ellas les asquea la idea, no les gusta el concepto de intervenir".
Para Naomi se trató de una oportunidad para que ella y su esposo Ed tuvieran la oportunidad de participar plenamente en el nacimiento de Thomas. "Tuve ese contacto piel con piel, toda esa conexión y ese nexo especial con él. Es increíble ser una de las primeras personas en tocar a tu bebé. Lo alcé y mientras lo hacía pude decir "Ay, Dios mío, tuvimos a un niño…" fue realmente para desbordarse de la emoción."
¿Y ustedes? ¿Qué opinan de esta posibilidad? ¿Se animarían en caso de requerir una cesárea o les desagrada la idea?
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Foto © Rune Hellestad/Corbis