La charanga catalana

Los independentistas catalanes, pese a su notoriedad mediática, solo consiguieron el voto del 18% de la población para su consulta legalmente no válida. Irregularidades como la publicidad a favor del sí durante la propia jornada electoral, permitir el voto a menores de 18 años, llevar las urnas a las playas, convirtieron el plebiscito en una suerte de charanga impropia de las pretensiones de fondo que aparentan tener. El mismo día, votó el 64% de los peruanos afincados en Barcelona, lo que da idea de la diferencia que el electorado percibe entre las dos convocatorias; en fin, que después de la fiesta electoral, cada uno se fue a su casa publicitando el éxito de sus propuestas y con la sensación del deber cumplido, deber entendido como su imagen frente a los votantes.

Los primeros interesados en que no exista una Cataluña independiente, son los propios independentistas, que tienen un verdadero filón en el tira y afloja con la administración central. España puede ser un estado autonómico, federal, confederado o lo que la mayoría de la población decida, pero lo que se pretende desde ciertos sectores radicales, no es esa suerte de libertad, sino la condición de ser diferentes o de ser mejores. El éxito no reside en una Cataluña soberana, sino en la diferencia que puedan establecer con un andaluz, un asturiano o un gallego, haciendo, en este punto, gala de una idiosincrasia típicamente española, capaz de quedarse tuerto por ver ciego al vecino.

No faltan políticos de amplia trayectoria y conocidos nombres y apellidos, que hicieron de tales diferencias el estandarte que les permite llevar una vida de regalo, estratégicamente situados entre los votantes y la administración central. Ni gobiernos socialistas ni populares, fueron capaces de cambiar una ley electoral que premia a las minorías, dejando la llave de la gobernabilidad a formaciones minoritarias como ERC que tenía cuatro veces más diputados que IU con la cuarta parte de votos, lo que no parece muy democrático. Claro que después llego ZP y se acostaba con Artur Mas a espaldas del matrimonio legal convenido con Cardo Rovira, pero eso forma parte de otra historia.