La Charca de la Rana es un descampado en Madrid. Y su emplazamiento sorprende, ya que encontrar un terreno sin urbanizar resulta dificil de imaginar en este Madrid hambriento de ladrillo y cemento, especialmente en este lugar. Pero lo cierto es que ahí está. Se encuentra exactamente en el Parque de las Avenidas, en el barrio de La Guindalera, Distrito Salamanca, junto a la Avenida de América, y el solar queda dividido en dos por la Avenida de Camilo José Cela, de reciente apertura.
El caso es que en este lugar insólito, vecinos del barrio, agrupados en una modesta asociación que denominan La Charca de la Rana, organizan breves encuentros reivindicativos de tan peculiar y anacrónico espacio urbano sin intervenir. Para ello organizan “actividades (cine, mercado de trueque, huerto urbano…) para que la gente pueda sentir ese espacio como suyo y realizar cosas diferentes a las que ocupan habitualmente su tiempo libre.”La idea es que estas actividades se engloben en un conjunto de iniciativas de libre participación que hagan del descampado un espacio para el barrio, que bien podría acabar siendo un parque, si las intenciones de los propietarios y el objetivo del Ayuntamiento no confluyen en la idea temida de crear más y más edificios allá donde brote una mínima brizna de hierba.
Para el sábado 10 de Julio de 2010, “dado el estado de suciedad en que se encuentra el descampado y a petición de vecinos del barrio, se ha convocado una batida de limpieza a las 10:30 en el descampado del Parque de las Avenidas“. También ese mismo día se celebrará un Mercado de Trueque” en el descampado.
En estos tiempos en los que las administraciones públicas hacen denuedo por desmerecer el trabajo de las asociaciones cívicas hasta el punto de favorecer su desaparición, es importante que vayan surgiendo iniciativas populares que aporten ideas originales y pongan en marcha proyectos alternativos a la rigidez institucional. Aunque sean humildes, pero no por ello menos válidas. En este caso reclamar un solar abandonado, seguramente por cuestiones especulativas, haciendo en él un uso colectivo como punto de encuentro y lugar para las relaciones, plantea la petición ciudadana de que este espacio sin uso y arrinconado pueda convertirse en un espacio de y para el barrio.