Revista Moda

La chica deportista

Publicado el 20 septiembre 2017 por Alvaro @lepetitshowroom

Las mujeres asustan a los hombres, al menos determinados perfiles de mujer. A algunos hombres les asustan las mujeres independientes y de fuerte carácter y otros, sin embargo, se sienten más incómodos con mujeres de valores más tradicionales o ‘chapadas a la antigua’ como se solía decir.

Como ‘buen’ hombre a mí también me asustan las mujeres. ¿Existe algún perfil especial de mujer que me acongoja más que otro? Creo que en mi caso siento más incomodidad con mujeres a las que no entiendo, chicas cerradas que suelen hablar poco de sí mismas y que guardan con celo sus emociones. Ese es el perfil con el que peor me entiendo. Pero como tengo un punto masoquista, a veces es justo el perfil que más atrae, como si fuera una especie de enigma que debiera resolver.

Aquella chica era uno de esos enigmas. La conocí en un curso de gestión cultural. Empezamos a hablar porque teníamos algunos intereses comunes, pero pronto descubrí que lo que más le gustaba eran los deportes extremos, sintiendo especial predilección por la escalada. Para ahorrar tiempo al lector, diré que mi historia con esta chica termina en una montaña, practicando escalada. Esa fue la última vez que la vi…

Yo empecé a sentir cierta atracción hacia la chica deportista y ella no sé si sintió interés o no, pero fuimos quedando para hacer las típicas cosas que hacen los amigos: cine, cenar, tomar algo, ir a correr… Entonces descubrí que ella solo estaba realmente a gusto haciendo deporte. Y supongo que para verla satisfecha, lo dejamos todo y solo quedábamos para hacer deporte…

Poco a poco fue convenciéndome para que fuera con ella un día a hacer escalada. Como solo hablaba de eso yo le fui diciendo que sí, que un día. El ‘monotema’ llegó a cansarme, así que le dije: “venga, un día te acompaño”. Y nos fuimos a una zona que ella conocía. Yo me negué a subir, le dije que me quedaba abajo esperando y que tomaba nota para el futuro…  Subió y subió… Y yo esperé y esperé. Y al final allí la dejé, con su amada montaña. Y me fui a tomar un copazo, que lo echaba de menos entre tanto deporte.


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