Pasando por alto las complejidades y paradojas irresolubles del peculiar modo de viajar en el tiempo de su protagonista, y las reglas que la propia película se salta según le convenga, lo que tenemos es un simpático largometraje que se mueve cómodamente entre el humor, el amor y la fantasía. Estos tres ingredientes se complementan con soltura gracias al desparpajo de su protagonista, añadiendo además la amistad y al familia para hacer la mezcla más sensiblera y dulce, aunque nada empalagosa. Una cinta que se ciñe a los cánones de la animación comercial japonesa del siglo veintiuno, sin destacar en demasía pero amenizando de sobra.
Mi puntuación: 6/10