Revista Opinión
La interesante crónica La China de Xi Jinping, de Julio Aramberri. Deng fue -pese a su edulcorada imagen en occidente- el responsable de la masacre en la Puerta de la Paz Celestial. Los que se opusieron, como Zhao Ziyang, pagaron el resto de su vida la búsqueda de una solución pacífica al conflicto. Los problemas estallaron porque los estudiantes querían mejores condiciones de vida y libertad, nada que ver con las bobadas del 15M y tal que vinieron después. Aquella matanza lo marcó todo. Sostiene Aramberri que "La hegemonía indiscutible del Partido Comunista pudo seguir manteniéndose, pero nunca más podría hacerlo sobre la base exclusiva de la ideología y la palabra de los dirigentes. A partir de ahora, su legitimidad dependería de sus rendimientos, es decir, de su capacidad de mejorar rápidamente el nivel de vida colectivo".En fin, alguna cosa más que deja clara el libro: no hay nada en China que no dependa del Partido, y la peculiaridad del socialismo de rasgos chinos es ese: todo está supeditado al partido, en un modelo de totalitarismo tardío, por usar la expresión de Aviezer Tucker.Y que los chinos no ahorran por un gen cultural; es que no tienen muchas salidas para su excendente, como lo llama él, por la distancia que hay entre el crecimiento de la prdocutividad y el crecimiento del salario -ventajas de no tener sindicatos de clase negociando nada.Acabemos: la deuda total de China es el 282% de su PIB. Nada menos.