Revista Cine
La chispa de la vida (Álex de la Iglesia, 2.011)
Publicado el 13 febrero 2013 por Rugoleor @rugoleorFicha:
Título Original: La chispa de la vida.
Director: Álex de la Iglesia.
Guionista: Randy Feldman.
Intérpretes: José Mota, Salma Hayek, Blanca Portillo, Juan Luis Galiardo, Fernando Tejero, Antonio Garrido, Manuel Tallafé, Santiago Segura, Carolina Bang, Juanjo Puigcorbé, Antonio de la Torre, Joaquín Climent, José Manuel Cervino, Eduardo Casanova, Nerea Camacho, Nacho Vigalondo, Diego Calderón, Oskar Ramos, Concha García Campoy, Ferran Gadea, Lutgardo Fernández, Elvira Lomba, Josto Maffeo, Esther Munuera.
Productores: Andrés Vicente Gómez, Ximo Pérez.
Fotografía: Kiko de la Rica.
Música: Joan Valent.
Montaje: Pablo Blanco.
Países: España, Francia, Estados Unidos.
Lugares de rodaje: Cartagena (Murcia), Madrid.
Año: 2.011.
Duración: 95 minutos.
Edad: No recomendada para menores de 7 años.
Género: Comedia, Drama.
Distribuidora: Alta Classics, S L. Unipersonal.
Estreno: 13-01-2.012.
WEB Oficial: Web Oficial de la película en España.
Espectadores: 134.277.
Recaudación: 844.433,58 €.
Calificación: 5,718.
Sinopsis:
Roberto, un publicista en paro, es rechazado por todas las agencias en las que solicita trabajo. Su situación económica es desesperada. Ya nadie valora que fuera el creador del archiconocido slogan 'la chispa de la vida' de Coca-Cola. Todo cambia cuando de pronto sufre un accidente que le hace debatirse entre la vida y la muerte. Queda atrapado de tal forma que ni el Samur, ni los bomberos, ni siquiera los médicos se ponen de acuerdo en cómo rescatarlo. Lo absurdo y dramático del suceso provoca el interés de los medios de comunicación. El protagonista decide aprovechar su experiencia como publicista para explotar la situación, convirtiéndola en un espectáculo mediático. Para ello contrata a un representante. La idea es simple: Vender la exclusiva a las televisiones y solucionar para siempre el futuro de su familia. Luisa, su mujer, llega al lugar del accidente y asiste impotente al espectáculo que se ha generado alrededor de su marido. Intenta convencerle de que desista de su idea, pero la obsesión de Roberto por conseguir la exclusiva es cada vez mayor. Sin embargo, las negociaciones con las televisiones se eternizan, los intereses afloran y el rescate se complica. ¿Conseguirá el protagonista salvar su vida? ¿Preferirá dar la vida a cambio del dinero?
Crítica:
14-01-2.012 – JOSU EGUREN
Indignación sin gas
No me andaré por la ramas: ni me ha interesado "La chispa de la vida", ni creo que un guión de encargo sea la mejor espita para liberar la presión de un director que, en ausencia de un universo propio, ha sabido recrear una particular almoneda en la que se amontonan desde los secreteres de estilo isabelino hasta las colecciones de payasos de porcelana desvencijados.
Que el guión lo firme Randy Feldman sirve para explicar por qué donde algunos espectadores ven las huellas impresas de "El gran carnaval" de Billy Wilder, el director manifieste su admiración por Narciso Ibáñez Serrador y Antonio Mercero, aunque hay detalles concretos de la filmografía de Álex de la Iglesia que vuelven a estar presentes, como la escena en la que el bilbaíno resuelve su obsesión por la acrofobia hitchcockiana por medio de una micro elipsis en la que José Mota se desliza por las caderas de la Victoria de Samotracia emulando al protagonista de "Sabotage". Se trata de la escena clave -porque la que epiloga todo el discurso de la película revisita los clímax operísticos de Sergio Leone en tono famélico-, no tanto por su significación concreta -que la tiene, y mucha- sino por el riesgo que toman director y guionista al confinar la acción en un marco espacio-temporal cerrado.
La iteración de situaciones, el paroxismo cómico o la obviedad de la soflama pro 15M concentran toda la presión del drama íntimo en un solo punto, la actuación de José Mota, tan equilibrado en su rigidez actoral que me asalta la duda de si toda la película no responde a la secreta intención de auparle a la categoría de 'actor serio'. Si acierto, acierta Álex de la Iglesia, que rodea a Mota de un reparto donde -Josto Maffeo al margen- los más berlanguianos brillan en su desmesura (Juanjo Puigcorbé y Juan Luis Galiardo) y quedan fuera de juego aquellos que pretenden aportar matices a unos personajes escritos en un solo trazo. No muerde.