La ciencia detrás de la fuerza de voluntad

Por Davidsaparicio @Psyciencia
Autocontrol / Shutterstock" href="https://psyciencia-psyciencia.netdna-ssl.com/wp-content/uploads/2016/11/shutterstock_525396562.jpg">Autocontrol / Shutterstock

Y, ¿qué no haríamos con suficiente fuerza de voluntad? Quizás dejaríamos de fumar, lograríamos bajar esos kilitos que tanto nos molestan, haríamos ejercicio, evitaríamos el consumo de drogas, de alcohol, haríamos eso que siempre postergamos… ¡Vamos, que lograríamos casi todo lo que quisiéramos! ¿verdad?…  O al menos, eso es lo que pensamos.

Cuando nos ha vencido la tentación parece que es el fin del mundo, que es un fracaso moral digno de castigo. Estudios recientes sugieren que hay prácticas para fortalecer nuestra fuerza de voluntad. Sin embargo, también hay estudios que demuestran que cuando la gente se resiste a la tentación, o bien sólo tiene ganancias a corto plazo o bien puede ser un fracaso rotundo.

Una encuesta reciente de la Universidad de Chicago concluyó que el 75 por ciento de los estadounidenses creían que la falta de fuerza de voluntad era una barrera para perder peso, a pesar de la evidencia científica que muestra más cruciales que la fuerza de voluntad misma, los factores genéticos y del medio ambiente (la educación alimentaria).

la gente se resiste a la tentación, o bien sólo tiene ganancias a corto plazo o bien puede ser un fracaso rotundo

Si dejaramos de “rendir culto” al autocontrol, tal vez podríamos empezar a ayudar a las personas a alcanzar sus metas de forma diferente, con más eficacia y menos esfuerzos.

En contra de la fuerza de voluntad

En el pensar colectivo tenemos incrustadas frases como “Querer es poder”, o “El que quiere azul celeste que le cueste”. Pero… y si, por ejemplo, el cambio que queremos hacer es comer menos dulces, y de pronto nos encontramos delante de un montón de galletas de chocolate, los investigadores dicen que la pila de galletas “ya  nos ha ganado la partida”.

Nuestro prototípico modelo de autocontrol se asemeja a tener un ángel por un lado y un demonio por otro, que constantemente luchan. Tendemos a pensar que las personas con gran fuerza de voluntad, serán capaces de ganar eficazmente esta batalla. La verdad es que las personas que realmente tienen buen autocontrol nunca tienen estas batallas en primer lugar. Es decir, son los que experimentan menos tentaciones en general los que más éxitos consiguen, no los que utilizan la fuerza de voluntad (que casi siempre suele agotar).

En 2012 se publicó un estudio en la revista Personality and Social Psychology. En éste se seguía la pista a 205 personas toda una semana en Alemania. A los participantes se les proporcionaba BlackBerrys que aleatoriamente les preguntaban sobre qué deseos, tentaciones y autocontrol experimentaban en el momento. El estudio tropezó con una paradoja: Las personas que se auto percibían con más autocontrol, informaron menos tentaciones a lo largo del período de estudio. En definitiva, las personas sobresalientes en autocontrol casi no lo utilizaban en absoluto.

Si vencer la tentación es una virtud, entonces a mayor resistencia debería producirse mayores logros, ¿verdad? Eso no es lo que concluyen los resultados, a la espera de su publicación en la revista Social Psychological and Personality Science

Lo que podemos aprender sobre la  fuerza de voluntad

1) Las personas con mayor autocontrol disfrutan de actividades que algunos de nosotros resistimos, como comer sano, estudiar o hacer ejercicio.

Estas actividades, por lo tanto, ya no son vistas como tareas para ellos. Hay mayor probabilidad de obtener los objetivos desde el “quiero” que desde el “debo”. Es más fácil alcanzar las metas así, y uno se esfuerza menos.

Si haces ejercicio porque “tienes que” estar en forma, pero encuentras esta actividad pesada, horrible, etc., pues es más probable que no la continues. Pero si la actividad, sea la que sea, te gusta, entonces sí que se incrementan las probabilidades de volverla a hacer. Es decir, tenemos que hacernos “coco wash”, o el “cambio de gafas o posición” desde la que percibimos la actividad hasta encontrarle el atractivo, para que nos motivemos si es necesario.

2) Las personas que son buenas con el autocontrol han aprendido mejores hábitos

Los psicólogos Brian Galla y Angela Duckworth publicaron un artículo el año pasado, en la Revista de Personalidad y Psicología Social. En él dan cuenta de los resultado encontrados a través de seis estudios y más de 2.000 participantes. Afirman que las personas más autocontroladas tienden a tener buenos hábitos, como comer sano, hacer ejercicio regularmente, dormir bien y estudiar

¿Os acordaréis de la prueba clásica sobre el autocontrol, “La prueba del malvavisco” de Walter Mischel, en los años 60?

En esta prueba, sentaron a los peques enfrente de un malvavisco y se les dijo que se la podrían comer, o que si se esperaban entonces podrían comer dos. ¡Ay, pobretes!

Se encontró que la capacidad de resistencia (tolerancia a la frustración) correlaciona con todo tipo de resultados positivos en la vida. Los niños que evitaron comer el primer malvavisco encontraron formas para distraerse y no mirar el caramelo. Estos niños lograron mayor autocontrol debido a la aplicación estrategias más eficaces. El factor crucial para tolerar la frustración es la capacidad de cambiar la percepción del objeto o la acción que deseamos resistir

las personas sobresalientes en autocontrol casi no lo utilizaban en absoluto

3) Algunas personas experimentan menos tentaciones

Hemos de tomar en cuenta las disposiciones personales, muchas determinadas genéticamente, y entender que hay personas que, por ejemplo, les encanta jugar y hacer compras, otras que puntúan alto en el rasgo de personalidad “conciencia”, luego tienden a ser más cautos o poseer hábitos más saludables, y está claro que les irá mejor en esto del autocontrol.

4) Es más fácil tener autocontrol cuando no eres pobre

Cuando la prueba de malvavisco de Mischel se repite en poblaciones de niños más pobres, hay una tendencia clara: tienen peor desempeño y parece que son menos capaces de resistirse. La razón de esto, según Elliot Berkman, neurólogo de la Universidad de Oregon, es que las personas que crecen en la pobreza son más propensas a centrarse más en las recompensas inmediatas que en las recompensas a largo plazo, ya que cuando eres pobre, el futuro es menos seguro.

Los investigadores quieren averiguar si el autocontrol se puede ejercer sin esfuerzo

“El autocontrol no es un músculo moral especial”,  afirma Galla. Es como cualquier decisión, y para mejorar la decisión, tenemos que mejorar el medio ambiente, y dar a la gente las habilidades necesarias para evitar la tentación en primer lugar.

Las nuevas investigaciones aún no son concluyente sobre si es realmente posible enseñar a las personas las habilidades necesarias para que se ejerza el autocontrol sin esfuerzo. Es necesario realizar más trabajo: diseñar intervenciones y evaluar sus resultados con el tiempo.

Ya para finalizar os traemos un informe elaborado por la Asociación Americana de Psicología, que nos explica más a fondo por qué el autocontrol triunfa o fracasa y nos da una serie de recomendaciones para saber utilizar la fuerza de voluntad a nuestro favor. Aquí puedes descargarlo.

Fuente: Vox