Revista En Femenino

La ciencia nos miente

Por Mamaconvergente2

Más de 1000 artículos de blogs llegan a mi lector de Feeds cada semana. Cuando llevas años leyendo tal cantidad de información diaria empiezas a darte cuenta de que muchas veces, cuando algún autor necesita en su línea de argumentación algo que lo haga creíble recurre al “estudio científico”.

EL ESTUDIO CIENTÍFICO VS MI ESTUDIO CIENTÍFICO

Te das cuenta de que muchos hablan de estudios sin decir qué estudios, ni por supuesto enlazan estos estudios, y en los raros casos en que sí los puedes encontrar, cuando los lees te das cuenta de muchos errores de base que tienen estos estudios. Por una parte te encuentras estudios cuya muestra es de 113 persona ¿113 personas? ¿en serio sacas una conclusión de tan extraordinaria muestra?. El otro día estaba leyendo un libro de Daniel Kanehmeman que precisamente hablaba del error de los números pequeños. Si tuviéramos un gran bombo de bolas blancas y rojas, y una persona sacara bolas al azar de cuatro en cuatro y otra de siete en siete. ¿Cual de las dos personas tiene más posibilidades de sacar todas las bolas de una tirada del mismo color? Obviamente la persona que las saca de cuatro en cuatro tiene más posibilidades. De la misma manera las muestras más pequeñas de población tiene más posibilidades de obtener valores más anormales que en muestras grandes. 

Puede que hagan un estudio de la incidencia de cáncer en 10 poblaciones de 100 habitantes y tener valores anormales en el momento en que en un pueblo encuentres a 1 persona con cáncer, en otra 3 y en otra población ninguna. Estaríamos hablando que habría pueblos donde 1 persona de cada 100 desarrolla cáncer, otro pueblo con 3 de cada 100 y en otro donde el cáncer no existe.

Las pequeñas muestras es sólo uno de los problemas, muchos otros vienen de base. Por ejemplo hay multitud de variables que no podemos correlacionar. Por ejemplo podemos ver si las mujeres que en los años 30 tenían una muñeca de porcelana son personas que han tenido más hijos que las que no. Sin embargo, todos podemos sospechar que no lo determina la muñeca en sí, sino el entorno socieconómico de esas mujeres. Es decir, ¿influye la muñeca o influye que esas mujeres fueran de clases pudientes?

Otro de los errores frecuentes están en la interpretación. Por ejemplo, hace poco supe de un estudio donde se decía que los niños que lactaron tenían entre 7 y 10 puntos más de inteligencia que los que no. La muestra era de 17000 niños, e indicaban que tenían niveles socioeconómicos similares. Todo parece estar bien. Podríamos preguntarnos si realmente esos 17000 niños estudiados tenían todos exactamente el mismo nivel socioeconómico. Yo me pregunto, que rango barajaban como normal. Es decir, no es lo mismo que el rango por ejemplo económico sea que los padres ganaban entre 10000 y 60000 euros, o era entre 10000 y 20000. O si el nivel formativo de los padres contaba con que todos eran universitarios, o que todos tenían estudios básicos, porque entre los que tienen estudios básicos, los hay que sólo tienen estudios básicos y también los doctores.

Suponemos que todo es exacto, todos los padres eran universitarios, todos ingenieros y todos ganaban 50000 euros anuales. Suponemos que todos los niños estaban las mismas horas con sus padres, que todas las madres se incorporaron al trabajo al mismo día… ¿Nos conformamos sólo con la media? ¿Entre 7 y 10 puntos son muchos puntos? ¿Es una muestra de 17000 niños una muestra suficiente? Yo me preguntaría además si entre los que tenían exclusivamente lactancia materna y los que no ¿había más o menos superdotados?. Sería interesante saber si entre los lactantes había un 200% más de superdotados que entre los que no. Es decir, la media no es ni mucho menos el factor más determinante, de hecho, en el momento que uno de los grupos tuviera a más superdotados que otro, o a niños muy por debajo de la media afectaría el resultado, además entre 17000 que hubiera 100 o 200 superdotados más variaría la media. Es decir, la interpretación estaría sesgada. De hecho, sabiendo que es en parte hereditario, debería medirse cual era la inteligencia media de ambos grupos de padres y de los niños y si hay correlación o no.

¿Nos miente la ciencia? No, lo que nos miente son las hipótesis y la forma en que se realizan los estudios, y muchas veces la manera sesgada de interpretarlos.

QUIERO CREERLO –> ¿ME LO CONFIRMAS? –> ME LO CREO

QUIERO CREERLO –> ¿NO ME LO CONFIRMAS? –> NO ME CREO LO QUE ME CUENTAS

Al fin y al cabo las personas buscamos siempre confirmar nuestras creencias. Tú mismo puedes sólo dar crédito a aquellos estudios y personas que vienen a confirmar aquello en lo que crees y a desacreditar aquello en lo que no crees. En realidad lo hacemos porque somos perezosos, nos diseñaron así, no todos somos grandes científicos que tenemos el deber de rebatir todas las creencias.

Tener datos que nos confirman lo que creemos nos da seguridad. Si alguien en quien confías te dice algo lo crees porque te sientes seguro, y necesitas sentirte seguro. Y porque estar en constante alerta ante lo que nos están diciendo nos cansa y además nos pone de muy mal humor. Somos animales que se guían por intuición, intuimos si algo va bien o algo va mal. Lo malo es que somos increíblemente malos interpretando las cosas intuitivamente. De esto es lo que se aprovechan los políticos, o los publicistas. No podemos estar alerta, y además, si trabajamos más o estamos más preocupados somos menos capaces somos de detectar las mentiras o las medias verdades. Bien porque estamos cansados y otras porque no podemos estar inseguros constantemente. Necesitamos creer que sabemos qué está pasando, y necesitamos creer que las respuestas que tenemos son ciertas.

INTUYO, LUEGO ME EQUIVOCO (CASI) SIEMPRE

La intuición está hecha de un montón de datos que no recordamos dónde lo aprendimos y que aplicamos en décimas de segundos. Eso es la intuición. Por eso, cuando leo “para educar a un niño sólo tenemos que guiarnos por el sentido común” viene a mi mente “educar por intuición es peligroso”.

¿Qué podemos hacer contra nuestra intuición?¿Cómo podemos tomar decisiones más acertadas? Si de partida nos planteamos que nuestra intuición está influida por muchos datos que no recordamos lo primero sería pensar ¿Porqué creo que ésto es así? ¿Que otras posibilidades existen de hacer las cosas?

Aunque el análisis es cansado, seguir la intuición nos lleva a cometer errores una y otra vez.

SOMOS MALOS INTUYENDO Y AÚN PEORES CALCULANDO PROBABILIDADES.

Imagina un prado lleno de ciervos, imagina que arrojamos una piedra, al caer la piedra todos los ciervos se asustan. Los ciervos interpretaron el sonido de una piedra como amenaza. ¿Suenan sus depredadores como piedras? Seguramente no. Pero su alerta se dispara. No son buenos intuyendo, tienen un sistema de seguridad que va a responder a más amenazas de las reales. Igual nosotros lo hacemos. No intuimos bien, son nuestros sistemas de seguridad, y sirven para mantenernos con vida y tranquilos, pero no estamos acertando.

Las respuestas inmediatas e intuitivas acertarán en algunos casos. Imagina que estás en el parque, y en un segundo escuchas el llanto de tu hijo a toda voz. Rápidamente lo buscarás para auxiliarlo. Si ayer viste en la televisión un niño que tuvo un grave accidente con un bufanda en el columpio y tu hijo lleva bufanda, rápidamente se te vendrá a la mente que tu hijo ha tenido un problema con la bufanda y el columpio. Habrás hecho un juicio intuitivo en décimas de segundo. Pero ¿cuales son las probabilidades de que sea eso? Nuestra intuición falla a niveles altísimos y nuestro cálculo intuitivo de probabilidad es simplemente estúpido. Hacen muy bien su función pero fallan de manera constante.

MI PADRE TENÍA RAZÓN, NO INTENTES ADIVINAR LO QUE PIENSA PORQUE TE VAS A EQUIVOCAR SIEMPRE

Y es que somos perfectos, pero eso no hace que acertemos más veces. Mañana volverás a asustarte si alguien te grita a la espalda sin esperarlo o tendrás miedo al escuchar un golpe en la oscuridad de la noche. Volverás a pensar que las calles son inseguras para los niños a pesar de que los crímenes suceden el 80% de las veces en las personas más cercanas.

Entonces es interesante plantearnos si realmente debemos dejar en manos de la intuición la educación, la alimentación o la salud de nuestros hijos.

Me encantaría que mi hijo creciera planteándose siempre que lo que cree puede no ser cierto. No tiene que ver con el pensamiento mágico o con los superhéroes, tiene que ver con la verdad que ve escrita en sus libros de texto, impregnada en su cultura, o en la televisión, tiene derecho a plantearse si el conocimiento que adquiere es verdadero o falso, por muy absurdo que me parezca que no crea que la tierra sea redonda.

¿SE ES MÁS FELIZ INTUYENDO O ANALIZANDO?

La felicidad cuando ignoramos siempre es una felicidad a medias. A veces tenemos más miedo de lo que no sabemos. Cuanto menos deberíamos permitirnos la duda ante el mundo y ante nosotros mismos.


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