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La ciencia, sus limitaciones y por qué no me aferro a ella

Publicado el 30 enero 2013 por Robertosancheze
Si es tu primera visita, me gustaría darte la bienvenida que te mereces.

La ciencia, sus limitaciones y por qué no me aferro a ella

Cada día sabemos más y entendemos menos – Albert Einstein

Esta cita de Einstein lo resume todo…

Si llevas tiempo leyéndome o si has leído alguno de mis ebooks, sabrás que no soy de los que suelen sustentar sus “teorías” en base a la ciencia. A veces sí que acompaño mis reflexiones con explicaciones científicas que he leído por ahí, pero otras tantas mis afirmaciones, que yo sepa, no tienen niguna base científica y no por eso creo que deban ser menos válidas.

Parece ser que siempre hemos necesitado creer en algo. Dependiendo del momento de la historia los hombres habremos creído en los rayos y el Sol, en distintos dioses, en uno solo o en el conocimiento. Ése es nuestro momento, el del saber, el de la ciencia. Sin embargo, yo sigo creyendo que hay algo más, eso a lo que yo llamo sencillamente Naturaleza, que no se diferencia mucho de lo que otros llaman Dios, Universo, Tao, Madre Tierra, etc. Qué más dará…

Lo que pienso sobre la ciencia, lo que comprendo sobre ciencia, lo que creo que la mayoría entiende como ciencia y cómo o cuánto creo que es de útil la ciencia da para un libro entero que tal vez escriba algún día, así que no voy a tratar de exponerlo aquí, en un solo post.

Lo que sí quiero compartir contigo hoy es lo que me dice mi experiencia -en realidad, eso es lo que hago siempre-, que es únicamente mía, como la tuya únicamente tuya:

  1. La ciencia tiene tantas limitaciones como el propio conocimiento humano, ya que es un producto de éste, por lo que nunca podrá ofrecer una versión completa de la realidad. Además, por eso mismo, al igual que el hombre se equivoca muchas veces, la ciencia también.
  2. La ciencia analítica trabaja fuera del holismo, por lo que nunca podrá ofrecer una versión completa de la realidad -y ya van dos. Recuerda a Aristóteles: “El todo es mayor que la suma de sus partes”.
  3. La ciencia depende de ella misma -sus propias reglas del momento- y de su marco histórico. Lo que hoy se puede demostrar científicamente, hubo en día en que no se podía demostrar científicamente. Así, lo que hoy no se puede demostrar científicamente puede que un día sí se pueda demostrar científicamente. En cualquiera de los casos, aquello de lo que estemos hablando siempre habrá sido cierto, se haya demostrado o no con anterioridad.

La gran pregunta que suelo hacerme es: ¿es necesario que si desde mi propia experiencia y percepción de la realidad observo que algo es así o asá, la ciencia tenga que confirmarme que es así o asá? En este sentido siempre me acuerdo de algo que leí hace tiempo, aunque no recuerdo quién lo dijo: “¿Quieres a tu padre, a tu madre, a tu hijo? Seguramente sí, ¿verdad? Demuéstramelo científicamente”. Tiene más chicha de lo que parece; no es demagogia.

Como digo en alguna parte de mis 30 Hábitos Naturales Para Tu Bienestar y Salud, yo no voy a recomendarte creer en la no-ciencia o dejar de creer en la ciencia, pero sí me veo con la necesidad de decirte que:

  • Si sólo crees en aquello que la ciencia puede demostrar científicamente, te estás perdiendo un montón de cosas. Opino que no vale la pena aferrarse a ella como creencia, mientras que sí se puede usar como herramienta.
  • Si niegas sistemáticamente todo aquello que la ciencia no puede demostrar, te quedarás anclado en el pasado. La única forma de avanzar, incluso científicamente, es creer que todo es posible.

¿Y a qué viene todo esto? Hace un par de días se publicaba en La Contra de La Vanguardia una entrevista a Francisco Barsonell con el titular “Sanadores y médicos deberíamos colaborar”. Parece ser que este buen hombre es un señor médico que se ha pasado al “lado oscuro” de la ciencia y, a raíz de ciertas experiencias personales, hace ya un tiempo decidió investigar todo lo que suele denominarse pseudociencia, es decir, todo lo que engloba sanadores, curanderos, homeópatas, acupuntores, médiums, chamanes, etc. A mí no se me ocurrió más que compartirla en Facebook y comentar: “La mejor entrevista a un médico que he leído en mucho tiempo”.

¿Por qué? Bueno, primero tendrías que leerla. Y segundo, aprovecho un comentario de un lector en la misma La Vanguardia para sumarme a su opinión aunque, una vez más, no deja de ser un brevísimo resumen de lo que pienso:

“Hay una cosa evidente que honra a Francesc Barnosell y lo convierte en un verdadero médico, mucho mejor: en un verdadero científico. Este señor no se conforma con lo que le dicen sus coleguitas, con lo que brama insistentemente la Academia, a menudo teñida de prejuicios profesionales corporativistas, vacíos y paralizadores, de identidad de clase social clarísima: de Ideología. Ve incongruencias, ve que sus conocimientos no le permiten explicar fenómenos e investiga. De eso que no entiende investiga el porqué, porque por algo es un científico… ¿O no? Es un científico el que investiga el porqué, el que abre caminos. Los otros sólo son defensores de su estatus, de su grupo social, de sus compis o de sus amiguetes… Francesc admite que sus conocimientos no le permiten entender una medicina incomprensible, pero la repetida experiencia le demuestra que funciona. Tarde o temprano descubriremos exactamente qué mecanismos psicológicos, neorológicos, energéticos o lo que sea activan los sanadores… Por ahora, si funciona funciona, eso si realmente lo hace y no es “autosugestión del paciente”, claro… Eso también lo debería aclarar Barnosell.”

Y para acabar, recuerdo las archiconocidas citas de un par de hombres que vivieron hace 2.500 años y que parece que ya comprendían por dónde iban los tiros:

Sólo sé que no sé nada – Sócrates

Duda de todo. Encuentra tu propia luz – Buda (ésta es chula; la puedes twittear)

Por cierto, espero que no te moleste que no conteste los comentarios a este post. Para este tipo de reflexiones creo que lo mejor es que cada uno opine lo que quiera, respete sin juicio alguno a los demás y exponga sus conclusiones sin que nada ni nadie las ponga en duda y tenga que intervenir, con total libertad. Si no, podríamos estar debatiendo horas. Y así, además, nos evitamos el dolor de una discusión.

La ciencia, sus limitaciones y por qué no me aferro a ella


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