La cisteína es un aminoácido no esencial, ya que puede producirse en el organismo a partir del aminoácido metionina. Es uno de los pocos aminoácidos que contienen azufre, esto permite a la cisteína unirse de una manera especial y mantener la estructura de las proteínas en el organismo. El organismo también emplea cisteína para producir taurina.
Forma parte del glutatión, el potente tripéptido (L-cisteína + glicina + ácido glutámico) protector del hígado que neutraliza los incontables compuestos que se sabe dañan el hígado. Mediante una potenciación del gluta- tión, la cisteína mejora la desintoxicación en el hígado y las células neutralizando ciertas toxinas, radicales libres y productos secundarios de los residuos metabólicos y hormonales. La cisteína se une a metales pesados (mercurio, cadmio, cobre), ayudando así a su eliminación. Resultará muy útil para eliminar toxicidad por amalgamas dentarias. Es muy recomendable su administración junto con vitamina C, selenio y ácido alfa lipoico.
A través de sus efectos antioxidantes, la cisteína puede prevenir la oxidación del colesterol LDL, un conocido factor de riesgo en la enfermedad cardiaca. La forma más potente de la cisteína, el NAC, también reduce sig- nificativamente la lipoproteína A, que parece constituir un factor de riesgo en la enfermedad cardiaca incluso mayor que el colesterol.
El azufre es un constituyente importante del pelo, la piel y las uñas. Como tal, el aumento en la ingesta de azufre orgánico (p.e. aminoácidos azufrados como la L-cisteína) puede aumentar la salud e integridad de la piel, así como el crecimiento, fuerza y textura del pelo y de las uñas. Al ser un antioxidante, el azufre puede también proteger frente a los radicales libres, que son una de las principales causas de alteraciones de la piel relacionadas con la edad.