El Consell echa el cierre al estudio alicantino tras dos años de inactividad
Nueve años después de su apertura, el que en su día fuera el sueño de García Berlanga para pasar a convertirse en la realidad megalomaníaca de Alberto Fabra echa el cierre definitivo. El Consell valenciano ha anunciado hoy la desmantelación de La Ciudad de la Luz, el titánico estudio alicantino que se creó con capital público para convertirse en un referente europeo y que apenas ha albergado seis rodajes al año hasta 2012, cuando se paralizó su actividad por falta de rentabilidad.
El resto de la noticia, la crónica de una muerte anunciada, tras el salto.
No sólo los 265 millones de inversión inicial fueron calificados como ayudas ilegales por el Tribunal de Justicia de la Unión Europea, sino que los 370 que ha costado en total, sumando los 20 millones anuales de mantenimiento, nunca han dado visos de rentabilidad por la imposibilidad de atraer proyectos con presupuestos acordes a la monstruosidad del complejo. Prometheus, Astérix y Obélix en los Juegos Olímpicos y Lo Imposible son las ilustres excepciones, mientras que el resto de filmes rodados en el lugar corresponden a inversiones reducidas y siempre subvencionadas por el estado.
Además, pese a que las instalaciones fueron construidas con atención a las últimas tecnologías, no se tuvo en cuenta el auge del formato 3D y no se adecuaron platós para dicho formato. Su escuela de cine tampoco ha gozado nunca de buena salud, no ya sólo por la ausencia de rodajes en las que los estudiantes pudieran realizar prácticas, sino por la mala situación del complejo y la escasa especialización de los estudios impartidos, similares a los ofrecidos por 4 universidades de la Comunidad Valenciana.
Así, la inversión de 500.000 euros en equipo técnico terminará sirviendo para saldar una deuda de 90.000 contraída con la Universidad Miguel Hernández de Elche, mientras que los 20 trabajadores que desarrollaban su actividad hasta el día de hoy en el centro llevan sin cobrar desde mayo. En cuanto al complejo, se ha abierto una subasta en la que los ingleses parecen los principales interesados. Una situación paradójica si tenemos en cuenta que fueron los estudios londinenses Pinewood los que denunciaron a los responsables de La Ciudad de la Luz por competencia desleal y provocaron la resolución europea que ha terminado motivando su venta.
Una inversión inicial descomunal, promovida con la única intención de que el político de turno se hiciera la foto de rigor, sumada a la desastrosa gestión de sus sucesivos directores y a la incapacidad de sus representantes para cerrar acuerdos con productoras interesadas en servirse de sus instalaciones, han sido las principales razones que han motivado el fracaso de la iniciativa, que nunca se creó para fortalecer la industria española del cine sino para sacar pecho.