Novela juvenil cargada de aventuras cuya trama es la perfecta excusa para acercarnos al mundo de los indígenas en Hispanoamérica.
El profesor Leblanc representa esa visión del indio que todavía perdura entre algunos, como ser salvaje, violento, caníbal, de tradiciones y cultura inferiores y demás repertorio de la época de los conquistadores. Sin embargo, a través de múltiples personajes se desbarata esa visión arcaica.
Los dos niños protagonistas son el contrapunto a todos aquellos personajes que quieren eliminar a los indios para explotar el Amazonas o que los ven como seres inferiores pues, en todas las aventuras que experimentan, su mayor regalo viene del contacto con los indígenas y de poder integrarse y conocer sus costumbres. Con todo, creo que a veces estos personajes y los demás que defienden la causa indígena caen en una suerte de paternalismo desde el que no son conscientes de que rebajan al indio a ser alguien aniñado, inocente, que hay que decidir por él en este mundo tan moderno porque ellos siguen con sus ritos y su religión ligada a la naturaleza. Es decir, que continuamos con otro de los mitos sobre los indios, esta vez en lugar de la época colonial o imperial, ya pasamos a la decimonónica. Paternalismo indígena desde la visión del hombre caucásico occidental.
La narración de esas aventuras permite a Isabel Allende mostrar en cada capítulo una especie de documental acerca de la vida, rutina, cultura, saber indígena en el Amazonas. Con esa parte descriptiva del día a día, hay momentos en que la acción se ve demasiado postergada a un segundo lugar y la lectura resulta un poco renqueante. Sin embargo, con el final, queda compensada toda la lentitud de más de la mitad de la historia.
Creo que de lo mejor del libro es la evolución de los dos niños, se vuelven dos personas nobles, honradas, con la mente abierta a otras culturas, tolerantes y defensores de las causas justas. El realismo mágico está presente en toda esa evolución, dejando borrosas las barreras entre lo que aprendieron por ser real y lo que aprendieron por ser maravilloso o mágico.
Como admiradora del universo de Tolkien no puedo dejar de hacer alusión a las Bestias. Me recordaron muchísimo a los Ents, esos seres de naturaleza tan lenta, gran saber y extremada lentitud de movimientos y, sin embargo, despiadados en sus ataques. Me parecieron personajes muy similares a los de Allende y, viendo las fechas, probablemente la autora se inspirara en el creador del universo de la Tierra Media para crearlos. Vamos, es que para mí son calcados.
Me quedo con esta frase: “Al inhalar te cargas de energía, al exhalar te desprendes de la tensión.” La ciudad de las bestias, Isabel Allende.