Revista Cultura y Ocio
Inauguramos nueva sección en el Bazar de Jim. Una radiografía o mapa inclasificable de aquellos ángulos y anfractuosidades dignos de ser mencionados de esta ciudad marinera y mágica- sutilezas y peculiaridades fantásticas que muy acertadamente captó Urbano Lugrís(artículo en ciernes sobre este grandísimo pintor coruñés) en sus lienzos y murales- que tanto admiramos y amamos.
Cada ciudad y cada persona tiene sus rincones, recovecos, guaridas favoritas, arterias y conductos en las que uno es algo más feliz, se siente más cerca de sí mismo y- si cabe y nos ponemos algo mitológicos- de la diosa romana Fortuna.
Podemos diferir un poco en este trazado imaginario y mítico de A Coruña, pero entre la gente inteligente y elegante los gustos, aunque opuestos, suelen convivir y complementarse, no se superponen.
Las ciudades que habitamos definen, en cierto modo, nuestro carácter, aspecto, pasiones y sueños. Las ciudades que habitamos nos alimentan con sus paseos, colores, avenidas, luz, espacios, bares, parques, gentes, arboledas... Como escribía Ángel Ganivet en sus excelentes "Cartas Finlandesas": " las ciudades son el centro de nuestras almas, donde se encuentra el eje de nuestra vida secular y el secreto de nuestra historia".
Y A Coruña es esa encrucijada mítica y fantástica en la que conviven Lugrís, el atlántico, Gerión, Pucho Boedo, Doña Pardo Bazán... una pequeña ínsula de ensueño cercada por el océano. Una ciudad alegre, luminosa, que se suelda en las noches de verano con el cielo estrellado y que fue levantada con la clara vocación de ser admirada, querida, paseada, vivida... plenamente por nuestros seis sentidos. Los cinco de siempre más uno nuevo que suele descubrirse sólo cuando se llega a esta ciudad.
Así que el itinerario fragmentado de esta Coruña fantástica y seductora comienza ahora en verano. Justo hoy, el primer día del verano. Y nada mejor que disfrutarlo en "A Parra".
San Amaro, justo donde comienza la cuesta de Santo Tomás, con una cervecita y una tapa de lengua en la terraza de la media tarde, bajo la parra, mientras el verano expulsa a los niños y a las pelotas de nuevo a las calles y los gorriones buscan la sombra.
Los gatos se apelmazan adormilados contra algún muro, pasa alguien en bicicleta silbando una de Georgie Dann, las adolescentes se quitan la ropa mientras a los ancianos que las ven pasar les invade la nostalgia de la juventud huida.
Atardece en "A Parra" entre cervecita, risas, luz difuminada, amigos y el ritual cadencioso del paso del verano en A Coruña, que es algo así como la antesala del paraíso en pleno noroeste peninsular.
No le hagáis mucho caso al poeta y volved a visitar de vez en cuando los lugares en los que fuisteis felices.
O hacedme caso a mí y a Urrutia- bares que lugares tan gratos para conversar, no hay como el calor del amor en un bar- que hasta puede ser mejor.
Saludos de Jim, desde la ciudad de la luz y el color.