Damos hoy comienzo a la serie de entregas relativas a la histoira de la palabra "clásico". Hoy veremos cuestiones preliminares y se trazará el esquema que va a seguirse en el estudio. POR FRANCISCO GARCÍA JURADO. HLGE
Posiblemente sea el concepto de “clásico”, junto con el de “canon”, uno de los más controvertidos a la hora de hablar acerca de literatura. La historia del término y de sus transformaciones conceptuales da cuenta, asimismo, de un proceso complejo donde han intervenido aspectos tan diversos como la gramática, la estética, la historia y hasta el propio azar. Nuestro propósito en este trabajo es llevar a cabo un estudio de las dos formulaciones de la idea de “clásico” que se sitúan a uno y otro lado de la línea del tiempo: la primera formulación que encontramos atestiguada, a partir de una curiosa metáfora, en las Noches áticas de Aulo Gelio, y la última gran formulación del concepto, la del autor italiano Italo Calvino, que viene a suponer la culminación de ese largo proceso referido. Esta reflexión servirá para apreciar cuánto ha variado el concepto a lo largo de dieciocho siglos, aunque, para nuestra sorpresa, es posible encontrar todavía algunas coincidencias significativas que demuestran de qué manera el azar, tal como vio Enrst Robert Curtius, sigue ocupando un lugar clave para comprender este término. En particular, queremos revisar la naturaleza metafórica de la formulación y su emplazamiento ideal en una ciudad imaginaria que se parece mucho a la antigua Roma, poblada idealmente de autores jerarquizados por su “solvencia” gramatical y literaria.
Así las cosas, nuestro objeto de estudio lo componen especialmente los textos de Gelio relativos a la palabra classicus en sus dos acepciones: la originaria, de carácter social, y la metafórica, que apunta a la idea de los mejores autores. Haremos después un recorrido histórico del término a partir de dos momentos estelares: el siglo XVI, que marca su resurrección y generalización, y el siglo XIX, que lo transforma profundamente. Tras estudiar algunos de los autores esenciales que revisaron el término a mediados del siglo XX, llegaremos a dos obras clave de Italo Calvino: Por qué leer los clásicos y Las ciudades invisibles.
Nuestro método de trabajo no supone tanto una mera enumeración lineal de testimonios como una ponderación adecuada de ciertos momentos esenciales que nos ilustran acerca de la visión antigua y moderna del propio concepto de clásico. Seguiremos para ello un criterio de oposición entre términos: classicus frente a proletarius o, siglos más tarde, “clásico” frente a “romántico”, que viene a ser una reformulación de la dicotomía entre “antiguos” y “modernos”. Nuestro estudio se desarrolla según el siguiente esquema: (1) el uso que Aulo Gelio hace de classicus adsiduusque frente a proletarius, (2) el uso que Luis Vives hace de classici frente a proletarii atque etiam capitecensi; (3) los “clásicos” frente a los “románticos”; (4) la crisis de mediados del siglo XX: proletarius, non classicus; (5) los clásicos cotidianos, o la biblioteca personal y (6) la ciudad invisible … de los clásicos.