Revista Viajes

La ciudad vieja de Mostar

Por Mteresatrilla

Visitar Mostar en Bosnia-Herzegovina y su puente, representa, o al menos lo fue para mí, un buen ejercicio de reflexión. El día 9 de noviembre de 1993, el puente viejo de Mostar (Stari Most) fue destruido por los tanques de las fuerzas armadas croatas (HVO), representando uno de los episodios más simbólicos de la guerra en la ex-Yugoslavia.

Un puente que, durante más de 400 años había unido, no sólo las dos orillas del río Neretva, sino dos culturas, dos pueblos, que habían convivido en armonía durante varias generaciones, los católicos croatas al Oeste del río y los musulmanes bosnios al Este. La orilla oeste prácticamente no se vio afectada durante el sitio que duró once meses, sin embargo, la orilla este quedó muy afectada.

La ciudad vieja de Mostar

Si su derribo significó un símbolo de guerra, su reconstrucción, que finalizó a principios de 2004, abría una esperanza a la paz. Al año siguiente, en 2005, la UNESCO declaró el puente y la ciudad antigua de Mostar, Patrimonio de la Humanidad .

Pero hoy, casi 23 años después, la ciudad aparentemente unida sigue con las heridas abiertas y las diferentes etnias llevan vidas paralelas. Dos hospitales, escuelas diferentes, redes telefónicas separadas, dos estaciones de autobús... en un lugar donde, antes de la Guerra de Bosnia, sus habitantes se identificaban más con su ciudad que con su origen o su religión. Ahora, cuando acaba el día, cada uno vuelve a su zona.

La ciudad vieja de Mostar

Y no sólo la ciudad de Mostar, Bosnia-Herzegovina es un país atascado en las secuelas de la guerra y olvidado por la comunidad internacional, con el peligro de Estado Islámico que está intentando aprovechar esta situación fortalecerse en los Balcanes.

La ciudad vieja de Mostar

En uno o dos días, el visitante no lo percibe. Sarajevo se muestra como una ciudad cosmopolita ( ver aquí) y la ciudad vieja de Mostar es un hervidero de actividad, donde cada día multitudes de turistas caminan por sus empedradas calles en dirección al famoso puente, en una excursión que se acostumbra a realizar en un día desde la megaturística ciudad croata de Dubrovnik.

La ciudad vieja de Mostar

Lo que tenía más interés para nosotros era visitar la ciudad antigua, los barrios que se desarrollaron a ambas orillas del puente viejo bajo el Imperio otomano.

Allá vamos! Si llegamos a Mostar en coche, una buena zona para aparcar es por los alrededores del Parque Zrinjevac.

Si caminamos en dirección a la Španski Trg (Plaza de España), seguro que nos llamará la atención un gran edificio de color anaranjado. Es el GIMNASIO (GIMNAZIJA MOSTAR), pero no entendido como un lugar donde ir a hacer deporte, sino lo que vendría a ser para nosotros un Instituto de Educación Secundaria. Con el nombre de gimnasio se conocen estos centros en varios países europeos que, tras la Reforma Protestante en el siglo XVI, implantaron el mismo sistema educativo. De hecho, es una palabra de origen griego, los cuales usaban el gimnasio como el lugar, no sólo de culto al cuerpo, sino también a la mente, aprendiendo arte y ciencia.

Nos encontramos en pleno centro del BARRIO AUSTROHÚNGARO. El Imperio Austrohúngaro gobernó Mostar desde 1878 hasta 1918, acabada la I Guerra Mundial. Igual que en Sarajevo (aquí) se construyeron edificios que embellecieron la ciudad, pero todos o casi todos fueron arrasados durante la guerra. El Gimnazija Mostar, de estilo morisco y ya finalizada su restauración, es uno de los más representativos de la arquitectura de aquella época. Me recordó a la Biblioteca Nacional de Sarajevo ( aquí).

No todos los edificios se han restaurado y creo que muchos se dejarán en ruinas como una forma de no olvidar. Nos encontramos junto a línea imaginaria llamada FORMER FRONT LINE, lo que fue la Primera Línea de Fuego y que se traza sobre la avenida principal de la ciudad. Al Este de la línea, la ciudad musulmana, y al Oeste la ciudad croata.

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Si cruzamos el río por el Puente Musala (o Puente de Tito), veremos otro edificio emblemático en ruinas, el que fue el lujoso Hotel Neretva (1892), construido también en estilo neo morisco durante la época austrohúngara.

Seguimos caminando y veremos otro minarete, el de la MEZQUITA KARADOZBEG del siglo XVI pero fue completamente arrasada y ha sido reconstruida. Se trata de la mezquita más importante de la ciudad y su antigua madraza de cuatro cúpulas se utiliza como clínica. En los jardines que rodean la mezquita se encuentra un cementerio musulmán y es impactante leer la edad de los fallecidos, casi todos perdieron la vida en 1993, el mismo año que mi hija llegaba al mundo. Quizás fue debido a este hecho que me emocionara todavía más. El mausoleo de ladrillo rojo corresponde al poeta del Siglo XIX Osman Ðikić.

KUJUNDŽILUK o STARI BAZAR

Continuamos la ruta y entramos de lleno en el barrio otomano. El antiguo bazar está lleno de tiendas de recuerdos y restaurantes que ocupan las antiguas casas turcas. Es la parte más turística de Mostar. Entre la típica artesanía local, como alfombras, stećaks (lápidas medievales) y objetos de cobre y bronce, podremos encontrar innumerables recuerdos de guerra, principalmente llaveros y bolígrafos hechos con balas.

La ciudad vieja de Mostar

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El suelo empedrado representa bonitos dibujos, pero resulta muy incómodo caminar si no se lleva un buen calzado, tenedlo en cuenta si visitáis Mostar.

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CASA-MUSEO BIŠĆEVIĆA ĆOŠAK

Se trata de una típica casa otomana de 350 años de antigüedad. Es pequeña pero nos encantó visitarla, especialmente el patio de entrada con su fuente, los naranjos y las tortugas que campan a sus anchas. Las habitaciones del primer piso tienen mucho color, llenas de mesas bajas y cojines para descansar tomando el fresco y con valioso mobiliario y artículos originales de uso corriente.

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Se puede subir al minarete y obtener unas bonitas vistas del barrio viejo con el puente.

PUENTE VIEJO O STARI MOST

Se considera el símbolo de Mostar. Los mostari eran los vigilantes del puente los cuales se alojaban en las torres Halibija y Tara, una en cada extremo y que ahora son museos. Dicho puente era el último lugar para cruzar el río Neretva antes de su desembocadura y los mostari eran los encargados de cobrar los aranceles a los que querían pasar, lo que dio un gran empuje económico a la ciudad cuyo nombre deriva precisamente de los mostari.

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En 1468 Mostar quedó bajo dominio de los otomanos quienes la fortificaron en años posteriores (de 1520 a 1566) y bajo las órdenes del sultán Suleimán el Magnífico, el viejo puente de madera se sustituyó por uno de piedra (1566). Se trata de un puente de un solo arco que, con sus 28 metros de longitud y 20 metros de altura, en su época representó no sólo un reto de ingeniería sino una maravilla para todo aquel que lo contemplaba. Así lo manifestó el viajero y geógrafo Evliya Çelebi del siglo XVII, nacido en Estambul:

"el puente es como un arco iris volando hacia el cielo, que se extiende desde un acantilado a otro. Yo, un pobre y miserable esclavo de Alá, habiendo pasado por 16 países, nunca vi un puente tan alto. Está tirado de roca en roca tan alto como el cielo".

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Tras los bombardeos, la reconstrucción del puente se finalizó en 2004 y es una reproducción prácticamente idéntica del antiguo puente del siglo XVI.

Es tradición que los jóvenes se tiren al río desde la parte más elevada del puente. Cuando hace buen tiempo, algunos chavales en bañador esperan por allí hasta recoger la suficiente propina, la que ellos consideran que merece su salto. Cada año en verano se realiza un concurso de saltos.

Las vistas de la ciudad antigua desde la parte central del puente son muy bonitas, y los minaretes blanquecinos destacan sobre el color verde de las aguas del Neretva. Pero no os hagáis ilusiones, es difícil disfrutarlo en soledad, ya que normalmente está abarrotado de gente. Por eso os aconsejo bajar hasta la orilla del río para ver el puente desde otra perspectiva y con más sosiego.

TRAS CRUZAR EL PUENTE... otro puente

La ciudad vieja se extiende hacia la otra orilla del río y seguiremos encontrando agradables cafés, restaurantes y multitud de tiendas en las que venden lo mismo y al mismo precio.

Es agradable descansar bajo el gran árbol de Trg Preživjelih Branioca, una coqueta plaza donde se encuentra un antiguo hammam reconvertido en museo.

La ciudad vieja de Mostar

Por aquí fluye un afluente del Neretva, el Radobolja que tiene un puente parecido a Stari Most pero en miniatura, el KRIVE MOST o BIG ČUPRIJA . Al contrario de lo que podría parecer, no es una copia de su hermano mayor ya que éste es más antiguo. Se dice que fue una especie de "ensayo" antes de construir el puente STARI MOST.

Esta zona es bastante más tranquila y tiene rincones muy pintorescos.

El estado de las carreteras es bastante peor que en sus países vecinos aunque los 20 últimos kilómetros antes de llegar a Mostar, el asfalto está en mejores condiciones.

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También están deliciosos los zumos naturales y son populares entre la población, los higos y las granadas. Sus dulces se elaboran con mucha miel, la cual se produce en toda Herzegovina.


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