Pasaje destacado

El canal se había quedado seco y las numerosas fábricas estaban cerradas y en ruinas, mientras los edificios comunales de viviendas, asediados por la oscuridad, se escoraban penosamente en peligrosos ángulos; en la ciudad amurallada no había perros ni gatos, solo aves que atravesaban, aupadas a lomos del viento, los vertiginosos confines de la muralla. La ciudad amurallada era lo menos parecido a un mundo ideal".

De “La ciudad y sus muros inciertos” publicada en marzo de 2024, he visto críticas de todos los tipos. A algunos como a Padura, les ha parecido tan solo una obra más según una entrevista concedida en el diario El País (por cierto que yo encantada de leer una obra más de Murakami, una más de sus genialidades) y a otros lectores, aunque no les ha defraudado, pues no les ha parecido la mejor de sus obras.
En esto último estoy de acuerdo, la mejor de sus obras puede que no sea, pero aun reconociendo que igual no soy muy objetiva ya que para mí leer a Murakami siempre es una experiencia casi religiosa, pues os adelanto que esta novela me ha fascinado.
La trama a grandes rasgos sin spoiler
La historia está dividida en tres partes que conforman tres Libros y un epílogo y tiene, a mi modo de ver, dos tramas que discurren paralelas, la que sucede dentro de la ciudad (¿la del mundo irreal?) y la del exterior (¿el mundo real?).
En la primera parte, el protagonista, un joven de diecisiete años enamorado de una chica de dieciséis, narra en primera persona cómo poco antes de desaparecer ella le habla de una misteriosa ciudad amurallada, que, aunque le suena como algo intangible del mas allá, parece ser que existe, que es real. Además, le confiesa las sospechas de que su verdadero yo vive allí y que la persona que tiene en ese momento delante de sus narices no es más que su sombra transitoria. Le hace saber también que, si lo deseara mucho, él podría llegar hasta ese lugar y encontrarse con su auténtico ser, aunque ella allí no podría reconocerle.
Sin saber cómo, el chico aparece años después, con cuarenta y cinco, dentro de la ciudad, tras haber cumplido los requisitos imprescindibles: ser despojado de su sombra y tener los ojos dañados para poder leer los sueños que le han sido encomendados.
Sabía como mitigar el recelo inicial de los sueños por mostrarse. Se deslizaban sosegadamente fuera de sus carcasas y emitían una débil luminosidad cuyo calor sentía en la plama de mis manos. Percibía la placidez en que se hallaban sumidos a medida que se colocaban, confiados y entregados, entre mis manos y comenzaban a contar su historia, la de los muchos años—cuántos—encerrados en sus respectivas carcasas.
Porque ese va a ser su nuevo trabajo, ejercer de lector de sueños, revisarlos e interpretarlos en la Biblioteca de la ciudad, una biblioteca sin libros ni lectores, en la que tan solo entran él, la chica bibliotecaria (su amor de juventud pero que no le reconoce) que le prepara té y ungüentos para curarle los ojos, y los sueños de las estanterías guardados en carcasas.
Pero ella me esperaba como siempre en la biblioteca; llegaba con antelación para llevar a cabo los preparativos necesarios: encendía la estufa mientras hiciera frío y se sentaba al mostrador para preparar mi infusión medicinal, aquella destinada a curar mi maltrecha vista, o, mas que curarla, a aliviar el dolor derivado de las heridas. En realidad, la herida era necesaria en el proceso de leer sueños. Y solo gracias a que llevaba a cabo la lectura de los viejos sueños podía verla día tras día y compartir con ella el paso de las horas. A sus dieciséis años, el tiempo se había detenido allí para ella.
Después de un tiempo allí desempeñando su labor, su propia sombra que ha permanecido hasta entonces aislada en “el patio de las sombras”, es la que le propone intentar escapar para no morir, engañar a la muralla aunque está prohibido, porque las sombras separadas de sus cuerpos fallecen con el tiempo y parece que el suyo, su tiempo, se está agotando.
En mi opinión, debemos unirnos una vez más y regresar al mundo exterior. No lo digo solo porque no quiera morir aquí. Lo digo también por ti. Hablo muy en serio. Permíteme ser sincero contigo: según lo veo yo, el mundo verdadero y auténtico es el otro, el exterior.
En la segunda parte, el protagonista se encuentra también sin saber cómo, en Tokio, y consigue un trabajo para dirigir una biblioteca de las de verdad, con libros y lectores auténticos, la Biblioteca municipal de Z**, en un pequeño pueblo de la prefectura de Fukushima (noreste de Japón). Allí, sumido en la nostalgia de lo vivido en la ciudad amurallada, su existencia trascurre entre el trabajo y su interacción con los personajes que allí conoce: Koyasu, exdirector de la Biblioteca al que ahora va a sustituirr él, la callada, inteligente y servicial ayudante bibliotecaria Saeda y la dueña del café/bar, la camarerarecientemente divorciada con la que nuestro protagonista sufre una especie de enamoramiento aunque ella es incapaz de disfrutar del sexo, y él tiene aún muy presente en sus pensamientos a la chica de la ciudad amurallada. Los dos adoran la lectura y en el café suena siempre música de jazz, dando ambas cosas pie a las típicas referencias musicales y literarias que tanto caracterizan las novelas de Murakami
Cerca del techo había unos pequeños altavoces a través de los cuales se oía, suavemente, uno de los temas clásicos de Cole Porter interpretados por el cuarteto de Dave Brubeck, con Paul Desmond al saxo alto, con ese tono tan característico suyo, semejante a la corriente de agua cristalina. Se trataba de un tema de sobra conocido, pero no lograba recordar su título. No importaba. En cualquier caso, era la melodía perfecta para una tranquila mañana de asueto, una melodía hermosa, agradable, que había sobrevivido al paso del tiempo
La tercera parte es la más corta y supone el regreso del protagonista a la ciudad amurallada, aunque ¿será posible su permanencia allí, seguirá existiendo para él la posibilidad de quedarse?
Los puntos fuertes de la novela
✔ Los personajes son muy buenos, bien perfilados y peculiares, algo a lo que ya nos tiene acostumbrados el autor. Algunos son extravagantes, con cierto halo misterioso, otros solitarios y melancólicos. Para mí los dos mejores y mas destacables son:
● El estrambótico anciano Koyasu, del que ya he hablado un poco en la descripción de la trama, exdirector de la biblioteca que cargaba con una horrible y dramática historia ocurrida con su esposa e hijo. Viste de forma extrafalaria con falda y boina.
● M**, el muchacho de la sudadera Yellow Submarine, es un personaje maravilloso, diría incluso que me ha resultado el más interesante de todos. Un adolescente que no encaja en el mundo, que no es apto para las rutinas de la vida diaria, pero con una memoria excepcional y una virtud especial, la de leer muy rápido los libros y retener en su cabeza todo lo leído a pesar de no entender bien el contenido ni el mensaje transmitido por ellos.
Un día le pregunté a Saeda si aquel chico no iba al instituto. Los libros que leía podía recordarlos como si hubiera tomado fotografías mentales de sus páginas. La cantidad de información que retiene es tan grande que acaba resultándole difícil, a un nivel práctico, enlazar ideas y conceptos
● La propia ciudad amurallada también es la protagonista en cierta forma de la historia porque todo gira en torno a ella. Una ciudad donde no existe la noción de tiempo, con relojes sin manecillas donde solo importa el presente, ni el futuro ni el pasado.
El tiempo aquí permanece fijo en una sola posición. Medité unos instantes sobre ello y, a continuación, dije:--Si no hay tiempo, nada se acumula.
--Exacto. Donde no corre el tiempo, no hay acumulación de absolutamente nada. Aquello que, tal vez, pueda parecernos que se acumula no son mas que sombras transitorias o fugaces espejismos que nos lanza el presente.
--Solo existe el presente, ¿es eso?
--Así es. En esta ciudad, no existe mas tiempo que el presente. Nada se acumula, todo se renueva y actualiza en un constante presente al que pertenecemos usted y yo
Un lugar sin música, sin animales salvo los unicornios, con unos habitantes sin sombra que han encontrado el camino sin ruta establecida, tan solo dependiendo de la voluntad de cada uno y que una vez allí, supuestamente no pueden salir. Una ciudad cuya muralla protectora cambia de forma y posición y cuya función, es la de establecer una coraza frente a posibles contagios, incluyendo también lo concerniente al espíritu.
✔ La historia, los temas que se tocan y la prosa: los lectores habituales sabemos bien que Murakami tiene dos líneas de libros: los reales (tipo “Tokio Blues”) y los irrealistas puros como este (también “1Q84”, “Kafka en la orilla”, etc) con constantes idas de olla, mis preferidos sin duda. Lo que se nos brinda en esta novela es Murakami en estado puro, con los temas típicamente murakamianos que conforman su universo y sus mundos conscientes e inconscientes, tan apetecibles siempre a mis ojos y que curiosamente me hacen disfrutar mucho. La ciencia ficción no es demasiado de mi agrado en lo que a libros se refiere, pero en el caso de Murakami me fascina su desbordante imaginación de la que hace gala también en este caso : surrealismo puro con mezclas de realidades e irrealidades que confunden a los personajes y también al lector, mundos paralelos con viajes en el tiempo y en el espacio, mucho componente onírico, personajes vivos que se mezclan e interactúan con los muertos, amores nostálgicos imposibles, soledad, gatos (siempre, siempre hay gatos en las novelas de Murakami), música de jazz, libros y literatura. Además, el personaje protagonista se plantea dos preguntas interesantes que los lectores también podemos plantearnos: la primera sería cuál es su lugar en el mundo, a qué mundo pertenece, donde debería vivir, y donde se es uno mismo. ¿Se está donde se tiene que estar? ¿se está donde no se es?
A qué lado me hallaba? ¿A este o a aquel? Es más, ¿de qué lado era mi propio ser, mi auténtico yo?
Y la otra ¿qué debe predominar en nuestros deseos, en nuestras decisiones, el corazón o la razón? ¿A quién hacerle más caso?
Escuchar las necesidades del corazón no es tan fácil como pueda parecer. Como un joven conejo en primavera, así de huidizo le resulta el corazón a la razón. No es fácil ponerle riendas al corazón
He leído alguna crítica sobre la novela en la que se hablaba de una notable distinción respecto a la prosa de sus anteriores novelas y que alguien lo achacaba a la traducción (parece que esta vez la editorial ha cambiado de traductor), pero sinceramente yo no he notado gran diferencia, y me ha parecido y lo he sentido del estilo de todo lo leído hasta ahora. Como siempre, una prosa bonita y cuidada, aderezada de muchísima nostalgia que lo envuelve todo de fondo, tanto los personajes como la trama.
✔ Curiosidades varias: ● La concepción de la novela:En el epílogo, Murakami nos cuenta como se ha creado “La ciudad y sus muros inciertos”: en un principio fue escrita a modo de relato publicado en una revista en 1980, pero siempre sintió que la historia estaba inacabada, “a mitad de cocción”, por ello, quiso reescribirla otorgándole forma de novela creando “El fin del mundo y un despiadado país de las maravillas” publicada en 1985. Aunque no descontento con el resultado, seguía sintiendo que todavía no estaba concluida, que debía seguir desarrollando su contenido porque todavía tenía mucho que contar sobre “La ciudad y sus muros inciertos”. En 2020 durante el confinamiento por la pandemia y tomando de base su primer relato y su “El fin del mundo y un despiadado país de las maravillas” para construir la primera parte de la historia actual, quiso durante tres años mas hacer algo totalmente diferente con ella, escribiendo la segunda y la tercera parte de la historia. Lo consiguió, y con ello consiguió también arrancarse esa espinita que llevaba clavada durante tanto tiempo.
● ¿Qué significado tiene el muro, la muralla de la novela? Como todo en esta lectura y en la mayoría de las novelas de Murakami, admite distintos significados según quién lo lea. Él mismo explica en una entrevista que, durante el proceso de reescritura entre enero de 2020 y diciembre de 2022, tuvieron lugar muchos eventos mundiales que también influyeron en la reestructuración de su muralla: escribió parte de la novela encerrado en su casa durante el confinamiento por la pandemia, y después, “durante este tiempo en el que la guerra de Rusia contra Ucrania sacudió el globalismo y la caja de Pandora de las redes sociales, en un período en el que la sociedad estaba pasando por cambios impactantes donde quedarse encerrado dentro del muro o ir al otro lado del muro se había convertido en lo más importante”.
Murakami ha expresado en alguna entrevista que mientras escribía la novela, siguió pensando en el significado del muro en esta historia y que para él, las paredes pueden tener diferentes significados y propósitos, dependiendo de quién esté dentro. El significado que yo le doy: la lectura nos invita a reflexionar sobre los tipos de barreras, limitaciones y muros que tenemos o nos ponemos en nuestras vidas, los inciertos, mentales, como la barrera entre lo consciente y lo inconsciente, lo real y lo irreal, y los ciertos, esos muros físicos que dividen la sociedad y las poblaciones, como el que una vez estuvo en Berlín y las barreras entre Israel y los territorios palestinos.
Cual corriente de aguas subterráneas que fluye por un laberíntico entramado de pasajes, también la realidad se ramifica en incontables caminos que avanzan entrecruzándose, uniéndose y desuniéndose, enredándose. Y aquello que nosotros juzgamos como real no es sino una mera abstracción de todo ese entrelazamiento. Esa es, al menos, mi forma particular de ver y experimentar eso que llamamos realidad. «No, realidad no hay más que una», dirán algunos. Tal vez. Igual que la tripulación de un velero a punto de hundirse se aferra al mástil de la embarcación, nosotros también nos aferramos desesperadamente a una sola realidad, quizás porque no nos queda otro remedio.
● Las Bibliotecas y su rico mundo interior siempre suelen estar presentes en los libros de Murakami: y en esta lectura hay dos bien diferenciadas, la de los sueños de la ciudad amurallada y la Biblioteca municipal de Z**del mundo real. Como ya sabéis los que soléis venir por aquí, yo trabajo también en una pequeña (o quizás no tan pequeña) Biblioteca Municipal, y me ha encantado ver reflejadas y me he sentido identificada con algunas tareas bibliotecarias que conozco bien (no en la de los sueños, claro)
En los ratos libres, me gustaba pasearme delante de las estanterías al tiempo que hojeaba los libros allí expuestos. Tomaba los volúmenes deteriorados para repararlos y descartaba aquellos cuyo contenido hubiera quedado desfasado o no suscitaran ningún interés; o, si aún no me parecía pertinente que la biblioteca se deshiciera de ellos, los colocaba al fondo del depósito y los reemplazaba por otros libros que pudieran interesar más. Repasaba la relación de nuevas publicaciones y solicitaba aquellas que pensaba que despertarían una mayor curiosidad entre nuestros lectores.
Resumiendo:“La ciudad y sus muros inciertos” es otra de las novelas surrealistas de Murakami que me ha resultado fascinante y mágica en todos los sentidos, porque para mí lo que escribe este autor siempre me resulta mágico. Una historia que como todas sus historias rezuma dosis altas de melancolía y nostalgia, con un final que para mí es cerrado y con todos los cabos atados por más que al finalizarla, la lectura permanezca en bucle en tu cabeza durante un tiempo y no se pueda evitar darle vueltas y vueltas para darle un sentido, tu propio sentido.
La vida consiste en una sucesión de concesiones que debemos hacernos unos a otros para convivir en paz. La vida es una sucesión de batallas: una derrota no es el fin; del dolor de la herida y la desesperación por la pérdida se sale a pasos cortos pero firmes, pasos siempre al frente.
¿Os recomiendo esta novela? Por supuesto, sobre todo a los fans incondicionales del autor por varios motivos: por todos los puntos destacables que os he contado arriba, pero también porque, tanto si os gusta como no el realismo mágico del bueno, a Murakami hay que conocerle, hay que disfrutar de su prosa y sus alocadas historias, aunque también es cierto que quizás esta no la recomendaría como primera lectura (como primera lectura recomiendo “Tokio Blues”).
Pero. . . nunca se sabe, todo es lanzarse a la piscina sin prejuicios, como ha hecho por ejemplo Mariana, mi querida compi del Club de Lectura Mavamar con la que he tenido el placer de leer conjuntamente esta novela. Si os apetece o tenéis curiosidad por saber cómo ha sido su primera toma de contacto con el autor y si ha disfrutado tanto como yo de la lectura, podéis hacerle una visita y leer su reseña AQUÍ, seguro que no os arrepentiréis.
Mi nota esta vez es la máxima, para variar, dicho sea irónicamente:
