Era el amanecer de aquel lunes, 27 de Febrero del año 1989, cuando Alejandro se disponía a ir al liceo para encontrarse con sus compañeros del salón para la marcha convocada, por varios institutos educativos, en protesta por el alto costo de la vida.
En esa época, Alejandro vivía en Guarenas, Edo Miranda y cursaba el 5to año de bachillerato en una escuela técnica. En ese mes de Febrero, tomaba posesión el presidente Carlos Andrés Pérez, donde posteriormente empezó aplicar unas medidas económicas exigidas por el FMI (Fondo Monetario Internacional), que trajo como consecuencia el aumento desproporcionado de los alimentos, servicios básicos, gasolina y el pasaje en el transporte público; provocando una ola de protestas al que se le denomino “El Caracazo”.
Sin embargo el origen de esos eventos, comenzó en ese pequeño pueblo de Guarenas, que se encuentra a 20 minutos de la ciudad capital, Caracas.
Ese día Alejandro salió, como todo muchacho, a participar en una protesta. Sus padres le habían advertido que no saliera ese día y, por supuesto, no les hizo caso y se lanzo a la aventura.
Estaba muy ansioso, como si se tratara de un acto de valentía con aquellas ganas de lanzar piedras y bombas molotov donde se imaginaba cualquier cosa menos el escenario dantesco que iba presenciar.
Luego de llegar al terminal de autobuses, observa que muchos pasajeros se unieron en protesta con la marcha de estudiantes y se dirigen hacia la urbanización Menca de Leoni y de allí, la marcha se traslada hacia la intercomunal, donde proceden a trancar las dos vías que van hacia oriente y occidente generando una batalla campal con la Policía Metropolitana.
Alejandro parado en una esquina cercana, observa con asombro aquel combate donde podía ver a varios de sus compañeros enfrentados con las fuerzas del gobierno. En ese momento quiso estar más cerca de esa refriega, pero al cruzar la calle para dirigirse a otro sitio, se encuentra con una brigada motoriza que hace una muralla y uno de los agentes le apunta con su escopeta. Alejandro al ver lo que hace el policía, se agacha y se cumbre el rostro con un cuaderno que llevaba, el agente quizás por lastima le grita…¡¡¡Quítate Carajito !!!….Alejandro sale corriendo desorientado por los gases lacrimógenos y queda inevitablemente en el centro de la batalla donde están algunos de sus compañeros.
De repente se escucha un megáfono donde se ordena detener a todo revoltoso que este uniformado de estudiante. Sus compañeros empezaron a quitarse la franela “Chemise” y comenzaron a saltar una cerca que estaba pegada en la orilla de una acera cerca de la intercomunal.
Alejandro no podía hacer lo mismo ya que no cargaba nada debajo de su Chemise, por lo pronto intento saltar la cerca, pero se le cae una calculadora que llevaba en su bolsillo y al bajarse para recogerla es rodeado por una banda de policías armados con peinillas y escudos, siendo salvajemente golpeado.
Quizás la providencia quiso darle una oportunidad, y es cuando logra zafarse de los gendarmes y sale corriendo en dirección hacia la urbanización Menca de Leoni, allí se encuentra de frente con otro policía de civil armado con un bate de beisbol, el cual se acomoda como si estuviera esperando el envío de una pelota, y es entonces donde Alejandro disminuye su velocidad de carrera esperando el golpe y, una vez más, la providencia volvió a cubrirlo e inexplicablemente el policía no le hace nada en absoluto y lo dejo continuar con su carrera.
Al pasar por los centros comerciales, observa que lo están saqueando e incendiando. En ese momento Alejandro sintió mucho miedo ya que no se imaginaba que una protesta estudiantil desembocaría a la locura extrema. Al llegar a su casa, su madre se disponía a salir al trabajo, y es cuando él le advierte que no salga y que ponga las noticias. La madre de Alejandro enciende el televisor, coloca el famoso canal RCTV y es allí donde se informa a la colectividad sobre los acontecimientos que estaban ocurriendo en Guarenas y que, posteriormente, se expandiría hasta la capital con un resultado nefasto de más de mil muertos, desaparecidos y negocios destruidos.
Alejandro observa sus piernas y nota que está bastante maltratado por los peinillazos recibidos. En ese momento pensó que por poco no pierde la vida, y recordó la advertencia de sus padres cuando le notificaron que no saliera.
Reflexión:
Venezuela después de esos acontecimientos sufrirá el más brutal enfrentamiento político por el poder llevándonos, en la actualidad, a situaciones inimaginables como una guerra civil.
Nuestros políticos venezolanos, luego del derrocamiento del General Marcos Pérez Jiménez en 1958, han concentrado todo su interés en la creación de sus propios espacios de poder y en la devastación del país con poca productividad e inversión, viviendo del rentismo petrolero llevándonos a una dependencia nefasta porque nunca se pensó en una posible baja en los precios del petróleo así como de un bloqueo económico de parte de intereses de las grandes potencias, sumándose a los altos grados de corrupción dentro de los organismos del gobierno y privados que viven de la otorgación de divisas que no son invertidas en su productividad.
A partir de 1999 hasta esta fecha en que escribo estas líneas, seguimos con los mismos problemas de rentismo y entrega de recursos estratégicos con la diferencia en que existe un amplio espectro de corrupción dentro del las fuerzas armadas junto con un pueblo que abandono ese ideal de lucha social por el de clientelismo a través de bonos y regalías que ejerce el actual gobierno para evitar un posible nuevo “Caracazo” que comprometa sus planes de crear una nueva burguesía y mientras que los carcamanes de la cuarta república mantiene ese empeño en recuperar sus espacios perdidos.
Lo cierto de todo esto y ante estos nuevos escenarios, el futuro de Venezuela permanece en una incertidumbre muy oscura que cada día se incrementa, en espera de nuevos cambios, nuevos caudillos, nuevas revueltas o nuevos golpes de estado. Ni lo uno ni lo otro.
El día que suceda un cambio significativo en Venezuela….nadie se dará cuenta.
Cada 27 de Febrero, Alejandro recuerda esa última clase de ese año 1989 donde quedo marcado para siempre en sus piernas la furia de unos políticos hambrientos de poder que no creen en nadie.
Autor : FG